Después de 40 años una mujer recibió su título que la habilita como paracaidista deportiva en el Aero Club de San Francisco. Su nombre es Camila Berone (23) e hizo historia al recibir la certificación por parte de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac).

La curiosidad por este deporte extremo llegó a su vida de la mano del amor, ya que ella hace un tiempo está de novia con Facundo Gramaglia, un paracaidista reconocido en la ciudad al igual que su padre.

Antes de eso no había reparado en qué significaba conquistar el cielo y lo que simboliza “adueñarse” de todo el aire al saltar de un avión. La primera vez que saltó fue en la modalidad tándem, acompañada por Mariano Morán, que es piloto de esta modalidad e instructor.

Esa aproximación la motivó a ir por más y así terminó inscribiéndose en el curso para ser paracaidista. Las clases empezaron en junio del año pasado junto con otros dos flamantes egresados, Juan Cruz Armando y Lucas Cappanera.

Luego de 40 años, una mujer se recibió de paracaidista en San Francisco

Lógicamente aquí la situación fue a la inversa porque ella tomó contacto por la práctica con el deporte, pero pasó tres meses a pura lectura y teoría. Después de avanzar en los 24 saltos necesarios para acceder a la certificación en la última semana de marzo pasó el examen.

A San Francisco llegó un inspector de la Anac que certificó que tenía las aptitudes necesarias en lo teórico y práctico para ser paracaidista deportiva. Ahora, con el título en mano ya puede saltar sin supervisión de un instructor, además podrá avanzar en la realización de otros tipos de salto.

Luego de 40 años, una mujer se recibió de paracaidista en San Francisco

Primeros pasos

Emocionada por lo sucedido, Camila dijo a El Periódico que su objetivo es seguir aprendiendo. Describió al paracaidismo como un deporte muy lindo y en el que aspira a desarrollarse más.

“Ojalá todo el mundo tuviera la experiencia de hacerlo, por lo menos en tándem porque es un deporte muy lindo. Es una experiencia única, que está bueno vivirlo por lo menos una vez en la vida”, expresó.

¿De dónde viene la afición por el paracaidismo?

Yo tengo mi novio y mi suegro que son paracaidistas, vamos al club todos los “findes”. Empecé a hacer vuelos en el avión, después hice el salto tándem que eso para mí fue un antes y un después. Fue lo que me motivó para decir “quiero hacer esto, quiero saltar de un avión todos los fines de semana”.

Luego de 40 años, una mujer se recibió de paracaidista en San Francisco

¿En ese momento fue que te decidiste por empezar el curso? 

Enseguida me inscribí para empezar el curso y arranqué el año pasado más o menos en junio con dos chicos más. Al principio era todo teoría, nosotros estuvimos con esa parte los primeros tres meses, es muy importante porque se trata de un deporte extremo donde casi todo depende de vos por las decisiones que tomás. Después sí hacés el primer salto solo desde el avión y son 24 en total hasta completar el curso. Lo primero que se aprende es el manejo con el paracaídas y después sí le vamos agregando unos segundos más de caída libre y todo. En cada salto intentás ir más alto para que tengamos más caída libre y podamos jugar un poco más.

Más alto

Camila llegó interesada y motivada por el disfrute de su novio, pero con el tiempo personalizó la pasión que la llevó a ser paracaidista deportiva. Primero observó, después se animó a ser guiada por otro para saltar y ahora puede hacerlo sola y experimentar otras cosas.

¿Cómo describirías esta etapa de curiosidad hasta estudiar y poder hacerlo sola? 

Es una sensación para mí igual a nacer de nuevo. No nacés sabiendo todo, es un deporte que es totalmente desconocido al inicio, por lo menos para mí era así. No tenía ni idea sobre lo que era un paracaídas, y fue a empezar todo de cero. Además, este es un deporte que siempre aprendés cosas nuevas, nunca vas a saber todo 100%, siempre hay algo nuevo para aprender y mejorar. Hay gente que tiene un montón de saltos y todavía sigue aprendiendo.

¿Cuál fue la reacción de tu familia?

Para mi familia fue difícil que entendieran que me gustaba hacer esto, obviamente los primeros saltos tenían el corazón en la boca. Me apoyaron un montón igual que mi novio, mi suegro también y gracias a eso me entusiasmé tanto. Sí es cierto que es un deporte, requiere que estés muy enfocado y seguro de que querés hacerlo. Tenés que tener mucho coraje para hacer un deporte extremo porque está en juego tu vida, pero si estás completamente concentrada y estás segura de lo que estás haciendo lo disfrutás un montonazo.