Desde que a fines del año pasado se revelara la presunta estafa multimillonaria de Generación Zoe en todo el país, en San Francisco la situación permanecía tranquila y sin denuncias. Pero eso fue hasta hace unos días, cuando se hicieron las primeras dos presentaciones ante la Justicia local y se ordenaron los primeros tres allanamientos en el marco de la investigación. El Periódico pudo dialogar en forma exclusiva con una de las denunciantes, quien aseguró haber invertido un millón de pesos en la oficina local de Zoe y que hasta el momento no solo no se lo devolvieron sino que tampoco le dieron una respuesta sobre qué va a pasar con su dinero. 

La mujer, cuyo nombre se reserva por su pedido expreso, subrayó que actualmente está pasando problemas económicos y solo busca que le devuelvan lo que invirtió. También indicó que otras personas en San Francisco invirtieron mucho más: desde camionetas hasta una propiedad. Y que hasta ahora nadie les da respuestas.

Como ya era conocido, confirmó que muchos de los integrantes de Zoe San Francisco están vinculados a la iglesia evangélica Pescadores de Hombres, que en la ciudad tiene su templo en avenida Juan de Garay al 1100. Precisamente allí se hizo uno de los allanamientos en esta semana ordenados por el fiscal de Delitos Complejos, Bernardo Alberione, quien tiene a cargo la investigación judicial en el plano local. 

Los otros dos allanamientos de la Justicia fueron en un domicilio en calle Moreno vinculado a Lucas Giorgis, líder de Zoe San Francisco y pastor en la iglesia Pescadores de Hombres; y en calle Almafuerte vinculado a Emmanuel Córdoba, quien trabajaba en Zoe y también integrante de esta comunidad religiosa. 

Desde la iglesia, su pastor presidente, Miguel Molina, informó en un comunicado que la institución no tiene relación alguna con Generación Zoe ni con su líder Leonardo Cositorto, y que la actividad privada de sus integrantes no tiene que ver con la institución.

Perdió un millón de pesos
La mujer explicó que comenzó a asistir a esta iglesia en septiembre del año pasado. Precisamente, en esos días cobró una importante suma de dinero de la compañía aseguradora de su vehículo, ya que había sufrido un accidente de tránsito en marzo del mismo año. Con esa cantidad, explicó que destinó una parte para arreglos en su vivienda y que fue tentada por una amiga suya para invertir en Zoe lo restante, a lo cual accedió. 

Este vínculo es fundamental: en todas las estafas llamadas de tipo piramidal o ponzi se necesita que quienes ya invirtieron hagan ingresar a otras personas al sistema para que aporten más dinero. Al no haber detrás de estas empresas ninguna actividad lícita que genere ganancias para asegurar los altos intereses que se ofrecen, estos se pagan con los fondos que aportan los nuevos miembros. Cuando ya no ingresan más personas, la cadena se corta y aparecen los problemas: la plata ya no está.

“El seguro me paga mi auto en septiembre. A Lucas lo conozco de la Iglesia, pero de esto nunca hablé ahí sino en la oficina de Zoe. Yo llego a Zoe por una amiga, ella cobra el 20 por ciento por hacerme entrar. La membresía decía que eran cinco mil dólares y que eso me generaba un 7,5% mensual en dólares. Era tentador. El mismo día en que el seguro me paga, yo lo saco del banco y lo llevo a Zoe, en efectivo. Fuimos con mi amiga, que era mi patrocinadora”, explicó la denunciante a El Periódico.

La víctima detalló que dejó su dinero en efectivo en la oficina de Zoe San Francisco, en calle Iturraspe 1944 (hoy ya desmantelada), tentada por el alto interés que le ofrecían y además por la confianza que le generaba el pastor evangélico. Y aseguró que le explicaron de palabra las condiciones del acuerdo, entre ellas que no podría retirar el dinero antes de los tres años, pero que no tuvo que firmar ningún contrato y solo le dieron un recibo con su nombre y la cantidad depositada. “Uno confía en eso. Ellos iban metiendo más gente de esa forma, pagándoles a los patrocinadores el 20%”, detalló.

“Nunca vi ni mi plata ni lo
generado. Quiero que todo salga a la
luz y que me devuelvan lo mío,
nada más”
, reclamó la denunciante.

Sin embargo, la mujer contó que en ese momento tenía cierta desconfianza y se lo comunicó al líder de Zoe. “Le pregunté dónde iba a estar mi dinero si llegaba a pasar algo. A lo que me responde que me quedara tranquila, que no podía pasar nada porque el dinero iba a un banco de Dubai”, describió.

También manifestó que Giorgis se manejaba con Claudio Álvarez, uno de los líderes de Zoe en Villa María (hoy detenido) y que fue quien grabó un video con Giorgis anunciando la apertura de la oficina local. 

“Después cuando todo se empieza a enquilombar ellos nos dan como un contrato a firmar, que mucha gente lo presentó, pero yo no. Ahí decía que si vos te salías de Generación Zoe antes de los tres años perdías el 50 por ciento del capital. De palabra sí me lo habían dicho, que no podías sacar el dinero, solo lo que generaba”, agregó.

Por otra parte, si bien Generación Zoe se promocionaba en todo el país como una entidad educativa, la denunciante contó que no hizo ninguna capacitación. “No estudié nada, yo puse para que me generara un ingreso. Quería comprarme otro auto”, dijo.

Una vez que pusiste la plata, ¿qué pasó? 
Yo veía que esto iba bien hasta febrero. Ahí ya se escuchaban dudas. Le mandé un mensaje al pastor y le dije que todo se estaba enquilombando, que yo quería mi dinero, yo quería lo mío. A eso me responde que teníamos que esperar, que el pago lo harían en tres veces, que habían desvinculado a los Álvarez. Y que no sabía qué iba a pasar. Esa fue la única respuesta que me dio.

¿Por qué denunciaste ahora?
Hace poco que voy a la iglesia, yo entiendo que cuando uno hace las cosas mal todo tiene consecuencias. Yo tengo que reclamar lo que es mío y sabía que iba a denunciar, no necesité meditarlo. Nos pedían que pidiéramos dirección a Dios, mientras mis hijos no tenían para comer. No sé de qué estamos hablando. Hoy mi problema es económico.

¿Llegaste a cobrar algo?
No, nunca vi ni mi plata ni lo generado. Porque ellos te daban una aplicación y vos veías lo generado, pero yo nunca lo cobré, lo dejé para que siguiera generando ganancias. Nunca saqué la plata.

Buscabas una ganancia en lo económico, ¿tu confianza en la inversión era por la iglesia?
Un poco, porque vos no te ibas a imaginar que el pastor de la iglesia te iba a estafar. A mí no, pero sé que el pastor llamó preguntando qué había denunciado. Yo le mandé un mensaje y le dije que no iba a ir más a la iglesia.

¿Cuál es tu objetivo con esta denuncia?
Quiero que todo salga a la luz y que me devuelvan lo mío, nada más. Después, los demás cada uno verá. Yo no sé si la iglesia tendrá que ver, si hay cosas turbias o no, eso lo dejo a la Justicia. Hay cosas misteriosas, el pastor cambia el aparato y pone que los mensajes duren 24 horas. Eso… quien nada debe, nada teme. Soy sola con mis nenes, quiero que me devuelvan lo mío.

¿Tenés miedo por la denuncia?
No, miedo no, pero ahora estamos mal vistas en la iglesia.


PRESIONAN PARA NO DENUNCIAR

La denunciante aseguró que en el grupo de Whatsapp de Zoe San Francisco hay permanentes mensajes de apoyo al líder Leonardo Cositorto, hoy detenido tras casi dos meses prófugo. Y que les piden con varios mensajes que en San Francisco no haya más denuncias. Algunos de esos mensajes provienen de personas con líneas telefónicas de Colombia. “Puse que el pastor tenía que darnos una explicación, pero es ir contra la corriente. Todos dicen pensar en el prójimo, pero nadie pensó en mi amiga, que fue la más damnificada, porque perdió mucho más. Juegan con la necesidad de la gente porque decían que iban a pagar en febrero, después en marzo, después que había que descargar una aplicación para que nos depositaran. Y nunca lo hicieron. Después empezó a lavarse las manos, nos dejaba un número de soporte pero nadie atendía”, contó.