“Con la salud no se juega. Mucho menos con la salud de los abuelos”, así lo expresó el propietario de un hogar de Frontera que lleva más de diez años alojando a adultos mayores que afrontan sus últimos años de vida y merecen hacerlo con la mayor dignidad posible.

El viernes pasado otro geriátrico de esta región fue clausurado tras varias advertencias por no contar con la habilitación ni con la infraestructura adecuada, además de denuncias de malos tratos.

Esto puso otra vez en el tapete la problemática de hogares que no están habilitados y no cuentan con las condiciones necesarias para cuidar a los adultos mayores como corresponde, lo que se traduce en una situación de maltrato y negligencia: “Este pseudo geriátrico nunca estuvo habilitado”, enfatizó Fabio Milanesio, coordinador de Políticas de Salud de la Municipalidad de Frontera al respecto de la residencia de Calle 11 al 700 que fue cerrada y desalojada la semana pasada.

“Los abuelos estaban con mala alimentación y la casa que usaban como geriátrico era un lugar donde prácticamente no se podía estar. También hubo denuncias de malos tratos”, sostuvo.

En lugar se alojaban siete mujeres adultas mayores, que fueron derivadas con sus familias a otros hogares. Tras sacarlas de este espacio recibieron atención médica y la fiscalía debía avanzar con la investigación pertinente sobre el estado de salud de las pacientes. Según trascendió, fueron halladas con falta de higiene y aparentemente mal alimentadas.

En diciembre pasado, desde el municipio habían inspeccionado el lugar y detectado ciertas anomalías que nunca fueron corregidas. Tras otras inspecciones seguidas de incumplimientos, se decidió la última semana hacer una denuncia judicial, lo que derivó en un allanamiento policial.

Desde el municipio subrayaron que el lugar no respetaba en nada la ordenanza que regula en Frontera a los geriátricos. Por ejemplo, explicaron que la casa no cumplía con las dimensiones exigidas, sus habitaciones tampoco; el techo era de chapa y solo tenía contrapiso. Además faltaba iluminación y ventilación (un solo ventilador para las pacientes) y en una de los últimas inspecciones se detectó falta de alimentos. Tras ello se le pidió a la propietaria del lugar que lo desaloje en 24 horas, algo que no cumplió.

Luego de esta secuencia, el viernes de la semana pasada la Municipalidad procedió a la clausura y así salió a la luz otro caso donde los abuelos estaban en peligro.

Estar atentos a las señales

Está claro que existen espacios que se dedican al cuidado de los adultos mayores que cumplen con las normativas vigentes y hacen de esa compleja tarea un buen servicio. Para esto se requiere de una importante inversión y responsabilidad.

“Poner un geriátrico no es nada simple. Se requiere de una inversión alta, con personal capacitado y las condiciones para poder asistir a los abuelos como si fuese un familiar o como si estuviesen en su casa”, explicó Marcelo Taverna, propietario del geriátrico La Familia de Frontera.

“Hay personas que toman esto únicamente como un negocio, pero en lugar de invertir para mejorar el servicio, van dejando que todo se vaya deteriorando y se termina exponiendo a los abuelos en una situación de maltrato”, apuntó en diálogo con El Periódico Radio FM 97.1.

También Taverna remarcó que es importante que los municipios lleven adelante los controles correspondientes de forma periódica, pero aconsejó a los familiares de los adultos mayores a ser los principales controladores en estos hogares: “Los familiares tienen que ser los principales controladores de las residencias. Ellos tienen que estar muy atentos a las señales de los abuelos y condiciones del lugar”.

En este sentido, explicó al momento de las visitas se requiere prestar atención a la condición de salud de los abuelos, la higiene del lugar, la alimentación y estar comunicados todo el tiempo.

“En caso de que noten situación irregulares o falta de asistencia, se deben hacer las denuncias correspondientes en el área de bromatología de la Municipalidad de Frontera”, mencionó.

No es un caso aislado

Lamentablemente las denuncias contra las residencias de adultos mayores se reiteran, evidenciando la mala atención que sufren los adultos mayores residentes.

El año pasado fue el turno de un caso en San Francisco, cuando en abril la Policía, junto a la Municipalidad y actores judiciales inspeccionaron y luego clausuraron un geriátrico de calle Rivadavia al 400. Allí también se acusó a los propietarios de no tener las condiciones básicas para el cuidado de los abuelos.

Estos casos se repiten a lo largo del tiempo en esta zona, abriendo también el debate sobre la necesidad de más controles por parte de las autoridades correspondiente.

“Es fundamental que la Municipalidad realice dos o tres controles por año. Es la única manera que estos espacios sepan que van a ser inspeccionados y tener todo en condiciones”, sugirió la secretaria de ATSA San Francisco, Gabriela Sidler, en El Periódico Radio FM 97.1.

Al mismo tiempo mencionó que los familiares también tienen que ser responsables del cuidado de los abuelos. “Si un hogar te cobra 50 mil y otro 20 mil pesos, tenés que darte cuenta que algo está pasando. Tienen que vigilar cómo los asisten a sus familiares”, dijo Sidler, a lo que agregó: “Lamentablemente hay veces que los abuelos son dejados en un asilo y los familiares los abandonan, quedando expuestos a cualquier situación”.

La dirigente gremial explicó que con la excusa de la pandemia no les permiten hacer controles laborales de forma presencial. “Esperamos que este año podamos desarrollar las inspecciones como corresponde. En los últimos meses implementamos controles virtuales que dieron buenos resultados”, dijo.