Una gran pena invade a San Francisco en este sábado: a los 85 años falleció Eusebio Alfredo “Tito” Lamberti, uno de los vecinos más queridos en la ciudad. Aunque no perdía su buen ánimo, su salud lo tenía a maltraer tras haber sido operado de la cadera dos veces en los últimos años y días atrás su estado se había complicado, por lo que fue internado en un sanatorio local. Lamentablemente no pudo reponerse y su deceso ocurrió en la madrugada de hoy.

Es velado en su casa de calle López y Planes 1629, a partir de las 8. El sepelio en el cementerio local será a las 17.

La ciudad pierde a uno de sus hijos más entrañables, un hombre muy querido y a quien hasta hace apenas unos años se lo podía ver andando como siempre en bicicleta por las calles, saludando a todos sus conocidos con una gran sonrisa. Tito y su bicicleta fueron parte del paisaje urbano en las últimas décadas.

Amante del cine y la literatura, en su juventud fue operario en la fábrica Tampieri y destacado jugador de básquet en El Tala, el club que fue su segunda casa y donde hasta 2019 fue el encargado de la biblioteca, ubicada sobre calle Larrea al 1600. Allí pasaba las tardes Tito, entre libros y visitas, rodeado de fotos y recortes pegados en las paredes, y sin otro interés de que esas miles y miles de palabras impresas llegaran a quienes las estaban buscando.

Asiduo colaborador de El Periódico, no solo se encargaba de traer sus escritos a mano para que sean publicados en fechas como el Día de la Madre, Día del Padre o de los docentes, sino que también se ocupaba de retirar varios ejemplares de nuestro medio para repartirlos a conocidos suyos.

Dueño de una cultura cinéfila que pocos tienen, podía recordar en una charla cualquiera decenas de nombres de actrices, actores y directores; y en qué películas se habían destacado. Con el progresivo cierre de los cines (Tito fue asiduo al ya desaparecido Cine Sarmiento, entre otras salas), supo adaptarse con ayuda de amigos a las nuevas tecnologías y seguir cultivando su pasión por el séptimo arte a través de los formatos digitales.

Lo mismo pasaba con los libros: cuando se soltaba Tito era una auténtica ametralladora de memoria que disparaba sin esfuerzo innumerables autores, títulos y hasta frases de una gran cantidad de obras. Su libro predilecto era Viñas de ira, de John Steinbeck, y que fue llevado al cine bajo la dirección de John Ford. Publicó tres libros: Los tiempos del barrilete (1994), El camino de la vida (2001) y Años de colegio, días de video, poesía y otros relatos (2005).

Tito junto a su infaltable bicicleta.
Tito junto a su infaltable bicicleta.

En 2021 se hizo la grabación del documental que reflejará su vida, a cargo del director Meko Pura, y en el que el propio Tito participó activamente. La película, titulada En el mundo no hay espacio, podría estrenarse en este año. Lamentablemente, no llegó a verla terminada su protagonista.

Asimismo, su casa, en calle López y Planes al 1600, se convirtió recientemente en un espacio cultural administrado por allegados a Tito. Había sido remodelada recientemente por un grupo de amigos suyos y Tito la había donado al club El Tala.

Historias - Tito Lamberti

El San Martín: su mayor felicidad

La historia de Tito Lamberti quedará por siempre ligada al colegio San Martín, donde ingresó a trabajar en 1982 como portero y permaneció durante 21 años. Su singular actividad todavía es recordada por miles de ex alumnos y docentes: todos los días dejaba frases de inspiración o reflexión escritas en los pizarrones de las aulas, como una suerte de bienvenida y mensaje a los jóvenes que le daban vida a esos espacios.

En una entrevista, Tito contó que se tomaba muy en serio esta tarea, haciendo un recorrido al final de cada jornada y debiendo preparar de antemano lo que iba a escribir en cada una de las más de 20 aulas de la institución. Por eso, generaciones enteras aún lo recuerdan por sus mensajes y generosidad.

A fines de 2016 desde este medio le propusimos un reto: volver un día al colegio y escribir otra vez en los pizarrones, después de 13 años como jubilado. Tito aceptó y volvió al lugar donde más fue feliz. “Fue volver a vivir. Son trece años que pasaron. Pero escribir otra vez, quiere decir que el Tito que escribió aquella vez, volvió”, dijo entonces.

“Yo fui feliz en todos lados, pero la felicidad que me dieron los 21 años que estuve adentro del colegio… Te digo, me rejuvenecieron, me hicieron sentir un montón de cosas que tenía olvidadas. Fue la felicidad grande y te da la pauta de que no todo es dinero. Los chicos me dieron mucha felicidad, ellos me acompañaban siempre”, contó esa vez.

Falleció Eusebio “Tito” Lamberti, el vecino al que todos querían
Tito Lamberti vuelve a escribir en los pizarrones del San Martín

Un pibe que jugaba al básquet

En 2014 le llegó un merecido reconocimiento: fue declarado Ciudadano Ilustre por el Concejo Deliberante de San Francisco. También en 2018 la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) lo distinguió por su aporte a la formación de niños y jóvenes.

En abril de 2016 sufrió el robo de una de sus bicicletas, una Falena que utilizaba a diario como medio de transporte, pero el cariño de sus vecinos y amigos no se hizo esperar: en pocas horas recibió otra de regalo. Pese a ello no abandonaba su vieja Torpado que en 1952 le había regalado su padre, a la que se subía según el día.

Cuando el 9 de noviembre de 2016 cumplió 80 años, en una breve nota autobiográfica que trajo a este medio declaró sentirse “en la flor de la vejez”. Por entonces, mantenía una jovialidad envidiable y era fuente de consulta permanente por hechos históricos en la ciudad. “Aquel pibe de la Esc. Primaria que, desde los siete años, hasta bien veterano, casi 55 años jugó al basquetball, amó al cine, leyó muchísimos libros que le enseñaron a ser mejor, a querer y respetar a las personas, especialmente a los niñitos y adolescentes”, se definió en ese artículo.

En la Biblioteca de El Tala, donde pasó incontables horas en los últimos años, tenía su particular sistema para prestar los libros: “Acá no se cobra. Podés llevar uno, dos o tres libros. Si llevás uno, tenés un mes o un poco más. Y si llevás tres, cuando leas uno devolvemelo”.

Hasta siempre, querido Tito. Y muchas gracias por todo. Tu recuerdo siempre será con una gran sonrisa.

Falleció Eusebio “Tito” Lamberti, el vecino al que todos querían