"La persona que se vuelve adicta, crea un personaje que después cuesta mucho desarticular", enfatiza Oscar Gieco (35), el joven de San Francisco que pasó una década sumergido en el inferno de las drogas y que gracias a un extensa rehabilitación asegura que pudo escapar y estar limpio hace más de 3 años.

Conoce desde adentro las consecuencias de la vida de un adicto, por lo que decidió capacitarse e iniciar con un ciclo de charlas en colegios, clubes e instituciones para brindar de información a jóvenes y no tan jóvenes con el propósito de prevenir.

"Mi propósito no es decirle a la gente lo que tiene que hacer, si no hablar desde mi experiencia personal en el consumo para que ellos lo visualicen, estén informados, sepan cuáles son las consecuencias y luego decida cada uno individualmente y de acuerdo a su propósito de vida", manifestó "Cachi", como lo conocen sus amigos y familiares.

-¿Cómo surge la idea de brindar charlas para concientizar?

- Surgió cuando me di cuenta que todo lo que había aprendido en mi recuperación sería inútil si quedaba solo para mí. Estaba convencido que la sociedad merecía saber e informarse sobre la problemática para prevenirla y que, además, era aplicable para todos por igual, no solo para los adictos. Generalmente la problemática la conoce una persona que accede a un tratamiento, sus familiares o los profesionales, ese sería el punto para empezar a prevenir y educar. Poder darle herramientas a la sociedad para que de esta manera las personas puedan ampliar sus posibilidades y elecciones.

-¿Cómo te sentís hoy?

- Hoy me siento una persona íntegra, que busca día a día seguir progresando y avanzando. Me encuentro muy conforme y contento con todo lo conseguido y creo absolutamente en todo lo que viene.

Oscar Martin Gieco

-¿Qué mensaje pensás llevarle a los jóvenes?

- Que empiecen a preguntarse si las acciones que están llevando a cabo hoy en día los están acercando o alejando de la vida que quieren, que sueñan o que les gustaría tener.

-¿Qué consejos le darías a las personas que no consumieron, pero les gustaría probar?

- Básicamente, me gustaría poder brindarles información acerca del consumo y sus consecuencias para que ellos posteriormente puedan elegir. Con esto quiero aclarar que mi propósito no es decirle a la gente lo que tiene que hacer, si no hablar desde mi experiencia personal en el consumo, para que ellos lo visualicen, estén informados, sepan cuáles son las consecuencias y luego decida cada uno individualmente y de acuerdo a su propósito de vida. Repito, mi finalidades es informarlos para que posteriormente tomen decisiones de una manera más responsable, es decir, priorizo hacer hincapié puntualmente en la prevención de las adicciones.

-¿Cómo fue tu caso, a qué edad empezaste a consumir y qué tipo de drogas?

- Empecé consumiendo alcohol cuando tenía 14 años. Estaba iniciando la adolescencia. Tenía sentimientos de angustia, me sentía solo, con baja autoestima, me costaba relacionarme con las personas, era muy introvertido y no solía expresar mis emociones y sentimientos. Apareció el alcohol como una forma de escape, haciéndolo creaba un personaje, abstrayéndome de la realidad, como una manera de evadirla. Luego apareció la marihuana, pero ésta nunca llegó a dominarme. A los 19 años apareció la cocaína y a partir de ese entonces todo fue oscuridad para mí, así es como hoy lo veo. 

Prevención de adicciones

-¿Es difícil salir?

- Es muy difícil. Por mi parte, mi primera rehabilitación la inicié a los 24 años y desde allí pasé por muchas comunidades terapéuticas y clínicas neuropsiquiatras. La persona que se vuelve adicta crea un personaje que después cuesta mucho desarticular, desarmar; más aun cuando toda esa etapa la vivís en un mismo lugar, en una misma ciudad. Después que terminé mi rehabilitación tuve que, de alguna manera, reiniciarme, cambiar desde mi número de teléfono hasta mis lugares más recurridos, mi círculo y entorno para poder curarme, sanarme y a su vez sostener esta elección en el tiempo.

- ¿Cuándo sentiste que tocaste fondo?

- A los 32 años toqué fondo, cuando me judicializaron, es decir, debí iniciar un tratamiento por orden judicial. En ese momento yo ya era un peligro, tanto para mí como para la sociedad, sentía que mi vida ya no tenía sentido, que me iba a terminar muriendo y si no que me iba a terminar suicidando, ya no daba para más. Recuerdo que cuando me fue a buscar la policía en ese entonces, no me opuse y no solo no me opuse, además me juré que esa vez iba a ser distinto, lo vi como una oportunidad para salvar mi vida. Desde ahí en adelante tuve un nivel de compromiso con la rehabilitación del 100% y hoy disfruto los resultados de haberlo logrado. Hace tres años y dos meses que estoy limpio, tanto de las drogas como del alcohol y siento que volví a vivir, recuperé a mi familia, algunos viejos amigos y en el camino me encontré también con nuevos, mucha gente que hoy me acompaña y me apoya en este trayecto.

-¿Tuviste alguna capacitación sobre la temática, más allá de tu experiencia que no es menor?

- Más allá de que los testimonios o las historias pueden ser muy valiosos, mi capacitación o mi escuela empezó hace más de diez años cuando asumí que estaba enfermo. Y mi mayor entrenamiento y capacitación deviene del último tratamiento que realicé, en el año 2019, dónde tras involucrarme más, me encargue de investigar y estudiar todo, hasta el último detalle, sabía que equivocarme podía llegar a ser letal para mí. 

Mi capacitación estuvo guiada por Marcela Rivelino, quien trabaja en la “Fundación de Vida y Familia” desde hace más de 30 años y es una erudita en el tema, a quien de paso le estoy profundamente agradecido. Me pude seguir capacitando una vez que terminé el tratamiento, trabajando como “operador terapéutico” en dicha fundación durante más de seis meses, donde conviví con otras situaciones y vivencias de adictos, desde otro lugar y no como residente. Y además soy “Coach Ontológico Profesional”, carrera que me sirvió para terminar de encuadrar todo lo aprendido, me pude recibir en diciembre del año 2021 y después de dos años de mucho esfuerzo. Esto es una herramienta que también me ha ayudado mucho en el trayecto de la rehabilitación. Confío plenamente en los entrenamientos y conocimientos adquiridos durante todo este tiempo.

-¿Es una lucha de toda la vida?

- Eso para mí es un mito, habría que ver cada caso. Entiendo que pude entender el inicio de mis adicciones, procesarlo y transformarlo. Hoy no lucho contra nada, me hice amigo de la vida, volví a mis raíces, recuperé mis vínculos y elijo siempre hacer cosas que contribuyan a mi equilibrio y bienestar.

-¿Crees que en San Francisco faltan instituciones o campañas de prevención?

- Hay Instituciones, pero es poca la gente que decide internarse.  Por eso es importante insistir y apoyar a las personas que lo quieran hacer. Un adicto siente mucha vergüenza de estar enfermo y es muy cuestionado socialmente. Por otro lado, considero que lo que verdaderamente hace falta son campañas de prevención, necesitamos abrir un diálogo para toda la población con lenguaje claro, a los fines de prevenir el problema de las adicciones. Mi idea de hacer las charlas surge justamente a partir de notar esta carencia y a fin de encarar de lleno la prevención para los adolescentes y el resto de población toda.