En junio de este año te contamos la historia de Candela Giménez, la boxeadora de San Francisco que con 25 años se mostró decidida a convertirse en profesional.

Nacida en Villa Gesell (Buenos Aires), hija de un matrimonio de trabajadores vinculados a la gastronomía -Oscar y Marta-, Candela encontró su pasión por el boxeo a temprana edad. Cuando tenía 15 años comenzó a practicar deportes de contacto. “Siempre me gustó el deporte y empecé a hacer un poco de kickboxing, después empecé a entrenar en el gimnasio municipal, ya con la idea de ser boxeadora pero como tenía 15 no querían dejarme pelear. ‘Te vas a arruinar la cara’, ‘pensalo bien’, ‘vamos viendo’. Eran las cosas que me decían”, le contó a El Periódico.

Algunos entrenadores la tenían a las vueltas hasta que la combativa Candela se plantó: “¿Me van a hacer pelear o no?”, recordó.

La derivaron con el entrenador Federico Brito y así tuvo su debut amateur a los 19. Desde entonces no dejó de pelear. En la actualidad, la “Muñeca brava”, como la bautizaron, contabiliza varias peleas en diferentes categorías.

“A las chicas que no se animen les diría que empiecen, que el boxeo te cambia todo -reflexionó-. Sé que es difícil porque también la pasé. Es un entrenamiento intenso que te ayuda a dejar todas las cosas en un segundo plano y sos vos tratando de superarte”.

“La gente quiere ver peleas de chicas -explicó Candela-, es algo distinto. Es más, las boxeadoras siempre se buscan pegar más, son re competitivas. Por ahí, las peleas de hombres son más técnicas, más medidos, se estudian y las chicas tienen eso de ir más al frente. Yo soy así, no de esperar lo que haga mi rival, por mi altura y mi estilo soy de mantenerme en el centro del ring para atacar”.