El robo de motos en San Francisco y alrededores es un delito que se repite a diario, y que detrás esconde un circuito delictivo que termina en la venta de repuestos del vehículo desarmado o de la motocicleta entera en otras poblaciones, además de las nefastas consecuencias para la víctima como la pérdida del rodado o el pago de un "rescate" para recuperarla.

El tema puede ser analizado desde varios puntos de vista. Primero y lo más grave es que se trata de un delito que no tiene freno desde hace varios años. Otro aspecto para abordar es qué se hace con esas motos: ¿se venden? ¿se desarman para venderlas por partes? ¿se la secuestra para pedir dinero a cambio de devolverlas?

Y después, cómo actúan las víctimas de los robos: ¿denuncian en la Policía o prefieren arriesgarse a recuperarla por sus propios medios, con el peligro que ello significa?

Estos son algunos de los puntos tras las noticias incesantes, ya de de la Policía o directamente de los damnificados, por el robo de sus motocicletas, en muchos casos herramientas de trabajo imprescindibles. 

Un robo que no cesa

Los delincuentes que tienen a las motos entre ceja y ceja parecen hoy no distinguir modelos. En algún momento fueron los ciclomotores, en otro las de 110 cilindradas o las enduro.

En San Francisco las denuncias de robo proceden tanto en los barrios periféricos como en la misma zona céntrica de la ciudad. Hace unos días, sin tapujos, delincuentes se llevaron una Honda New Titán que estaba estacionada sobre calle Alberdi al 75.

Aunque lo más común sea este modus operandi, llevárselas de algún sitio donde se encuentran estacionadas, también se dieron casos violentos donde los delincuentes armados asaltaron a su víctima para llevarse su motovehículo.

En marzo pasado, una joven de 26 años fue atacada por motochorros mientras volvía a su casa. Los asaltantes a bordo de otra moto, la interceptaron, la tiraron al piso para robarle y además le extrajeron dinero de sus bolsillos. El hecho sucedió por calle Dominga Cullen, durante horas de la madrugada.

“Se me aparecieron de la nada, no entendía qué pasaba, no supe si me estaban siguiendo, se bajaron los dos de atrás y me empezaron a decir que me baje de la moto, uno de frente y otro de costado que me empezó a empujar hasta que me hizo caer. En el piso uno me empezó a revisar los bolsillos me sacó plata, me pedían el celular, les dije que estaba abajo de la moto y escaparon hacia el Interprovincial”, contó la víctima a El Periódico.

Ese mismo mes, un bombero voluntario que regresaba a su vivienda tras una guardia en el Destacamento Roque Delgado, en su moto marca Honda, XR 125 cc., también fue sorprendido por dos individuos que armados le robaron el motovehículo.

Y así se pueden escribir una gran cantidad de historias.

Dónde van las motos robadas

Hay mucho de mito respecto a dónde van las motocicletas robadas. Como que es un negocio de dos o tres familias, o que se concentran en tal o cual barrio, entre otras cosas. Al margen de ello sí hay una realidad: es un delito que se agrava a medida que pasan los años.

No es novedad que existe un mercado negro que las comercializa o las desarma para vender sus repuestos. ¿Cómo funciona? Según pudo averiguar El Periódico a través de fuentes policiales y de talleres mecánicos, la mayoría de las motos robadas se desarman para comercializar sus repuestos. Otras son sacadas rápidamente de la ciudad y terminan en pueblos o campos donde no existe el control.

“Los repuestos se venden de manera libre porque no cuentan numeración o marcas. Se ofrecen por redes sociales o a los talleres”, explicó una fuente vinculada al rubro de las motos. Al preguntar cómo se justifica en caso de dudas: “No es difícil, te pueden decir que es una moto que tuvieron y por un choque no se usó más y se desarmó”, confió.

Robo de motos: víctimas saltean a la Policía y delincuentes las venden desarmadas

Es una realidad que los repuestos están cada vez más caros, pero también existen faltantes. Esto último fue confirmado a este medio días atrás por la Cámara de Comerciantes Repuesteros y Afines de San Francisco: “En la actualidad ya no preocupa la falta de trabajo sino que ahora inquieta la falta de stock”, indicaba Gabriel Tamagnini, su titular.

Este escenario abre las puertas a un mercado informal. Un mecánico de motos, con un taller a cargo, precisó: “Por ejemplo, los precios de los plásticos originales de las motos están carísimos, entonces cuando a alguien se le rompe sale a buscar usados a ciertos lugares. También hay mucho ofrecimiento en redes sociales”.

Desde el rubro afirman que para aquellos delincuentes que no vende la moto robada de manera rápida, le termina siendo “más redituable” la venta por piezas.

Las víctimas optan por tomar riesgos

Desde un tiempo a esta parte, muchas víctimas de robo prefieren saltear a la Policía, por diversos motivos, y lanzarse en una cruzada peligrosa para recuperar su motovehículo.

En una noche de esta semana, una vecina de la ciudad sufrió el robo de su Honda Biz. Aunque recurrió a la Policía terminó luego posteando en sus redes sociales que ofrecía rescate. Al no tener respuestas del posible ladrón, decidió visitar algunos sectores de San Francisco y Frontera para ver si la recuperaba.

“Es una moto que compré hace poco y todavía la estoy pagando. Es mi única movilidad, con la cual llevo a mis hijas a la escuela”, dijo indignada.

Ante la consulta de El Periódico, la mujer contó que dejó atrás el miedo para ir en busca de lo que tanto le costó tener: “Me metí en varios lugares, fui preguntando si alguien sabía dónde podía estar. Estoy desesperada”, explicó.

Uno de los problemas más recurrentes por el cual no se decide denunciar un hecho como este es evitar la burocracia que eso significa, además de inciertas posibilidades de recuperarla.

A Emanuel Oyola le robaron la moto en los primeros días de mayo frente de un domicilio de calle J. J. Paso al 1500. Tras ello, contó, tuvo que ir al menos tres veces a la sede policial donde funciona la Unidad Judicial dado que no le tomaban la denuncia por robo.

“El primer día fuimos hacer la denuncia a la Policía, nos dijeron que esperemos y esperamos una hora, nadie nos tomó la denuncia. Al otro día volvimos a la 9, nos dijeron que esperemos y esperamos 3 horas y nadie nos tomaba la denuncia", se quejaba ante la consulta de El Periódico. La tercera fue la vencida.

Pese a esto, también hay un recupero de motos robadas por el accionar policial a través de las tareas de investigación. Incluso suelen llevarse adelante operativos en talleres mecánicos para dar con algunas de las denunciadas.