Hace cuatro años, Gustavo Mill le preguntó a su abuelo si podía enseñarle el oficio de albañil para empezar a cubrir sus gastos personales. El hombre le dijo que no era necesario y que podía ayudarlo porque no quería que deje de estudiar, pero su nieto le prometió que eso no pasaría. Ahora con 18 años no solo es albañil, también trabaja como plomero y de noche vuelve a agarrar los libros que ya no son de la escuela sino de Abogacía.  

Su historia trascendió cuando la sede San Francisco de la Universidad Blas Pascal (UBP) dio algunos indicios de su tenacidad que ayudaron a que obtenga una beca para estudiar. La enseñanza que transmite su caso es muy grande, pero solo puede dimensionarse cuando él narra su propia historia.  

“Hice mi primario en la escuela 1199 y terminé el secundario en la EESO 329 donde fui abanderado y sin ninguna materia a rendir. Siempre fui muy dedicado a estudiar a pesar de que no tuvimos clases presenciales por la pandemia en 2020, entonces cuando ya estaba en 3° año que teníamos la modalidad de burbujas comencé a trabajar en la semana que no iba”, dijo en declaraciones a El Periódico.  

El joven que nació en Laspiur, pero desde muy pequeño reside en Frontera, contó que su jornada de trabajo nunca interrumpió la escolar. Es así que las tareas laborales las hacía por la mañana y a la tarde se dedicaba a estudiar.  

“Yo empecé a trabajar porque quise, no quiero que piensen mal que lo hice porque lo necesité. Quiero que sepan que fue por gusto y mi propia decisión, quería valorar lo que obtuviera más allá de que mi mamá y mis abuelos siempre me ayudaron. Quise tener cosas a partir de mi sacrificio y así sigo laburando hasta la actualidad”, aclaró sobre su caso en particular.  

Primeros pasos 

En todo ese tiempo, Gustavo siempre mantuvo la ilusión de terminar la escuela y seguir la universidad para convertirse en abogado algún día. Mantuvo la llama de la ilusión desde que era pequeño y trabajó también para poder pagar lo que le costaría hacerlo en una institución privada porque no hay otra alternativa en San Francisco para esta carrera.  

Empecé en la construcción con mi abuelo que desde un primer momento me dijo que me dedique al estudio, pero al final me dio la oportunidad de trabajar para que tenga mis primeros pesos. El año pasado me ofrecieron unas changas de plomería como ayudante de un conocido y así fue que arranqué”, indicó.  

Oportunidad 

La noticia de la beca y que empezaría a estudiar fue muy grata para toda la familia y más para el abuelo que vio cómo cumplió su promesa. El niño que siempre cuidó ahora ya era un estudiante universitario y fue reconocido por eso. 

Siempre quise ser abogado, me interesaba conocer y miraba las series como La Ley y el Orden en la parte de los juicios. En un momento estaba indeciso si estudiar también Arquitectura por el trabajo que hacía, pero Abogacía fue mi decisión final”, relató feliz.  

Ese camino no fue fácil, averiguó en muchas universidades nacionales y también privadas, a partir de eso evaluó los costos y decidió quedarse en su hogar porque aquí podría conservar sus trabajos.  

Cuando se decidió por UBP le preguntaron si había sido abanderado porque así podría aplicar a una beca de estudio. Solo necesitaba una carta de recomendación de la directora y así el buen recuerdo que dejó Gustavo en la institución terminó de darle este premio.  

“Siempre tuve muy buena relación con todos y quiero aclarar que a pesar de ser de Frontera y que muchos la discriminan tienen que saber que hay excelentes docentes y chicos, van a salir muchos profesionales de ahí. Estoy muy agradecido porque eso me permite estudiar todo el año gratis y si obtengo un promedio de 8 con exámenes por completo aprobados puedo mantenerla”, precisó.  

Sacrificio y empuje 

Los días de Gustavo inician a las 6 de la mañana y se dedica a repasar cosas de la universidad hasta que a las 8 entra a trabajar en la construcción. Cuando llega por la tarde, desde las 19, empieza a estudiar y tomar las clases: “Me gusta así que le meto mucha energía 100 por ciento”.  

Por último, el joven decidió dejarle un mensaje a otras personas que también se han encontrado con estos interrogantes al momento de estudiar. “El año pasado tenía el pensamiento de que no podría lograr esto, pero había un dicho de la escuela que decía ‘todo lo imposible es aquello que no intentas’. Tienen que enfocarse, empiecen por algo chico, por un curso, busquen changuitas y desde chicos den lo mejor de su potencial porque pueden lograr cualquier cosa”, concluyó.