Caterina Lamberti es una niña de 12 años de San Francisco que destaca en el mundo de la danza y no en una sino en varias especialidades. Bailar le permite expresarse de la manera más completa y natural, esa aptitud le permitió obtener títulos y estar en podios de certámenes nacionales e internacionales. 

La niña que acaba de terminar 6° grado tiene un sueño y es llegar muy lejos dando pequeños pasos de bailarina. Sin ir más lejos, hace dos años que se consagra campeona provincial de salsa y bachata en el certamen The Summit de ritmos latinos. También es la número 1 en salsa y bachata de acuerdo al estándar de la competencia World Latín Dance Cup.

“Se podría decir que mi ritmo favorito son los ritmos latinos, desde chiquita yo quería bailar y me llevaron”, dijo a El Periódico con emoción.

En su currículum resalta que a nivel nacional, también en ritmos latinos, acumula por tercer año consecutivo el subcampeonato. Se quedó con el certamen Euroson Latino y Euroson Latino Argentina. En este último obtuvo la medalla de bronce en salsa y clasificó para las finales mundiales.

Superación 

Cuando “Cate” empezó a bailar era sumamente pequeña y costó encontrar una profesora que la recibiera con dos años. En su camino se cruzó Luz Cornaglia y después continuó con Pamela Canello.

En la actualidad se desempeña en diferentes disciplinas como urbano, jazz, contemporáneo, español, ritmos latinos", también practica gimnasia artística e integraba la banda del Nivel Primario de la Escuela Normal “Dr. Nicolás Avellaneda” como redoblante. 

Todo esto le lleva mucho tiempo así que se divide con prácticas a la mañana y después de la escuela. Al momento de explicar por qué le imprime este ritmo a su vida señaló: “Es mi sueño y me gustaría más adelante, mi sueño es ser famosa llegar a personas tan talentosas como las de Showmatch”.

Al ser pequeña aun no eligió especializarse en ninguna puntual, por eso en relación a cuál de todas las actividades que realiza es la que más disfruta consideró que todas tienen lo suyo y las disfruta por igual.

“Todas esas danzas las hago porque me gustan, me exijo para cada día superarme a mí misma y ser mejor. Mi mamá me dice que cuando me dejé de gustar lo que hago es porque no tengo que hacerlo más, pero que está bien igual”, contó.

Salto en pandemia

Caterina tuvo su primer premio cuando tenía 5 años, en ese momento bailaba en coreografías grupales, aunque como destacaba le propusieron que empiece como solista de ritmos latinos.

Su madre Verónica Gualdoni habló sobre la afición artística que corre por la sangre de la familia: “Mi mamá era escritora, (“Lulú” Marini) calculo que nos viene de ahí el gusto. Yo desde chiquita bailaba y tomaba clase de todo. Eran otras épocas y después tomé otro rumbo que es el del estudio”. 

Por otra parte comentó que el aislamiento impuesto por la pandemia le permitió inscribirse en múltiples certámenes nacionales e internacionales. En su caso siempre como solista y de forma virtual logró renombre como proyección de bailarina infantil. 

Tiene pendiente aprovechar una beca en la Escuela de Verano del Teatro Colón.
Tiene pendiente aprovechar una beca en la Escuela de Verano del Teatro Colón.

Estudios

En la actualidad la niña rindió con éxito los exámenes de danzas españolas pasando a 5° año, en danzas clásicas a 6° año y en danzas árabes obtuvo el pase a 3° año.

Por sus logros fue becada para bailar en la Escuela de Verano del Teatro Colón, en el Ballroom Jazz del bailarín Nicolás Villalba (elenco de Showmatch). Con la coach del Bailando Florencia Giménez tiene beca para perfeccionarse en jazz y urbano y aprende mambo con la bailarina internacional Celeste Delise.

Aunque parezca mucho, Caterina sigue siendo una niña como cualquier otra y la danza es su vehículo de expresión: “Bailar me hace sentir feliz, ahí demuestro lo que soy y hago lo que más me gusta hacer”.