Se llama Laureano Aguirre Medina, tiene 23 años y su tonada denota que ya no es solo argentino. Hace tres años y medio que fue a Hungría con una beca que le permitió estudiar Relaciones Internacionales.

Situado en cualquier contexto tres años y medio quizás no tendrían tanta incidencia, pero su caso está envuelto por los avatares de la pandemia y la búsqueda de superación. 

Ahora volvió a San Francisco para reencontrarse con los suyos y con el título en la mano. En el medio hubo un periplo que obliga a retroceder un poco más en el tiempo para entender por qué este joven nació para girar por el mundo.

Todo se remonta a 2018 cuando por medio de una organización fue seleccionado para un intercambio estudiantil. En aquel momento estaba en 6° año de la Escuela Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda (ENA) y su deseo era tan grande que se cumplió.

“Siempre me gustaron los idiomas y toda la vida estudié inglés. En la academia a la que iba ofrecían cursos para ir afuera, pero eran muy cortos y caros. Encontré uno de YFU que hacen intercambios para que los chicos puedan ir a estudiar allá y fui a República Checa”, contó a El Periódico.

Fueron 10 meses donde fue a la escuela, lo alojó otra familia y aprendió checo. “Es muy difícil, me costó un poco aprenderlo, pero ya después me quedó”, recordó. Cuando pegó la vuelta para la Argentina ya había terminado el secundario, su último año fue el doble de largo y por ejemplo no estuvo en su recepción, aunque su familia sí hizo acto de presencia.

Laureano, el Danubio y el Parlamento húngaro de fondo.
Laureano, el Danubio y el Parlamento húngaro de fondo.

Probar de nuevo

Ir a Europa cambió la vida de Laureano, volvió a Argentina y se anotó para estudiar una carrera de Ciencias Sociales que era lo que le gustaba.

Entró al Centro Regional de Educación Superior (Cres), pero Europa lo llamaba de nuevo y por eso siguió buscando: “Ya había aplicado a una beca en Hungría. El gobierno húngaro ofrece un programa llamado ‘Stipendium Hungaricum’ para estudiantes de países en desarrollo, ellos pagan todo mientras lleves la carrera al día”.

Pandemia

Era 2019 cuando empezó con todas las instancias necesarias para empezar la universidad en Hungría, pero corrieron los meses y llegó el Covid a todas partes del mundo. En ese punto el joven ya había pasado las entrevistas previas a la aceptación.

“En julio (2020) me llegó la confirmación de que me habían aceptado, pero acá estaba todo cerrado. La Embajada estaba cerrada para tramitar la beca, así que se necesitó un documento de la Policía húngara para que indicara que era turista, pero en condición de estudiante”, relató.

Tanta peregrinación dio frutos y llegó a la universidad ELTE (Eötvös Loránd Tudományegyetem) de Budapest que le abrió las puertas a una vida distinta. El detalle es que estaba todo cerrado porque allí también la pandemia estaba vigente.

“Nos quedamos en un dormitorio, tuvimos 14 días de cuarentena y en ese período se decidió que no se darían clases de forma híbrida sino online. Ya había gastado mucho y viajado entonces me quedé allá”, dijo.

No obstante, no conoció a sus compañeros hasta tercer año de carrera, muchos no fueron a Hungría aun teniendo el programa porque era online. El último año fue siempre presencial y tuvo "la experiencia universitaria como debe ser”, además conoció a la universidad en sí ya que antes no había podido por estar cerrada.

Aquí con el castillo de Vajdahunyad de fondo que hoy es el Museo de Agricultura.
Aquí con el castillo de Vajdahunyad de fondo que hoy es el Museo de Agricultura.

Otra vida

Su beca le permitía tener el equivalente a 200 euros mensuales y parte era destinado al dormitorio en el que vivió un año. Cuando ese período pasó entonces se mudó por su cuenta y también encontró un trabajo de medio tiempo.

“Cuando yo fui empezaron a exigir aprender húngaro durante un año. Es complicadísimo, hay un árbol genealógico de los idiomas y junto con el finés están entre los más complejos, si no aprobabas tenías menos dinero en la beca”, aclaró.

Budapest se convirtió en su hogar, el trabajo de medio tiempo ahora es de tiempo completo y actualmente hace atención al cliente para una empresa en el mercado de España. Hace poco terminó el Bachelor que es la etapa de grado y lo que sigue es el Másters.

“Allá es muy común que todos tengan estudios de posgrado, yo lo voy a hacer. Es muy competitivo el sector para trabajar de lo que yo estudio, allá las exigencias son bastante altas”, afirmó.

Todo el camino recorrido para cumplir su sueño le permitió también pensar en qué área quisiera especializarse: “Me gusta mucho la interculturalidad, la mezcla y la adaptación del ser humano a eso y la incidencia de la globalidad entre los estados”.

Volver 3 años después

El regreso a la Argentina le provocó lo mismo que en su momento la llegada a Hungría: un shock cultural. Desde que partió cuando estaba en pandemia nunca había vuelto y físicamente no había visto a su familia.

El Laureano que volvió es un joven entusiasta y alegre que tuvo la fuerza necesaria para abrirse en el mundo. Su arribo fue lleno de un bagaje cultural e intelectual enorme, abrazó a los hermanos que dejó con 15 años y tuvieron su recepción ahora y se reencontró con su papá y mamá en la casa de barrio 20 de junio.