Sofía Navarro (35) le dedicó un tiempo al modelaje hace unos años atrás, herencia de su madre. Pero fue el legado de su padre el que le caló más hondo. Hija del ex arquero de Sportivo Belgrano y una de las figuras del Atlético Nacional de Medellín (Colombia), Raúl “Indio” Navarro”, encaminó su profesión hacia la gestión deportiva con una fuerte impronta en el fútbol femenino.

“Siempre me gustó el fútbol, ya con 10 u 11 años organizaba torneos con los chicos del barrio”, recuerda y asume que al “viejo” no le agradaba la idea de que juegue a la pelota: “Estaba mal visto que las nenas o las chicas jueguen, aunque no lo creas mi papá no quería que juegue sino quería que sea modelo como mi mamá. A veces los padres te hacen un daño sin quererlo. Después cuando me vio ejerciendo en el deporte me empezó a seguir a todos lados, sabía que eso me hacía feliz”, explica.

Estudió Gestión Deportiva y al poco tiempo se convirtió en coordinadora del fútbol femenino en Sportivo Belgrano y luego en Atlético Nacional. Sí, los dos equipos donde su papá dejó huella.

Entrevistada en el ciclo Yo Digo, de El Periódico TV y El Periódico Radio, Navarro contó sus inicios en el fútbol donde empezó jugando de 9 y terminó –casualidades de la vida- de arquera; su rol como directora deportiva y cómo observa el fútbol femenino en San Francisco.

Yo Digo - Sofía Navarro

- ¿Se cae de maduro si te pregunto de dónde viene tu profesión?

- De la cuna. Mi papá tiene una trayectoria interesante. De chiquita me gustaba jugar al fútbol, mi infancia fue en Colombia pese a que nací en San Francisco, propio de la profesión de mi padre. Ya con 10 u 11 años organizaba torneos con los chicos del barrio, los ponía a jugar en el patio de mi abuela, siempre tuve una cercanía con esto de gestionar recursos, organizar a las personas, que estén todos cómodos. Lo vengo mirando de mi padre, siempre fui de las mascotas de los equipos donde jugaba él, evidentemente el fútbol siempre me gustó. Hice básquet que también me encanta, pero el fútbol es una pasión.

- Contás que jugabas de chiquita, me imagino habrás sido para esa época una oveja negra porque se contaban con los dedos de una mano aquellas que jugaban décadas atrás.

- Lo empecé a sufrir cuando entré en la adolescencia, era una necesidad para mí jugar a la pelota. Se veía mal. Aunque no lo creas mi padre no quería que jugara al fútbol, sino que sea modelo como mi mamá. A veces los padres te hacen un daño sin quererlo. Eso uno lo sana de grande. Desde que mi papá me vio ejerciendo en el deporte me sigue a todos lados, sabía que era lo que me hacía feliz. Empecé a jugar con un primer grupo de chicas que empezamos a jugar en Sportivo Belgrano, cuando tenía 18 o 19 años. Era 9, delantera, pero un día faltó el arquero y quién iba a terminar yendo al arco: Sofía, hija de arquero.

- Claro, cómo no ibas a ser buena para los demás…

- Me decían que era buena (ríe). Pero acá fue uno de mis tantos puntos de quiebre en el fútbol. El arquero necesita un entrenamiento muy específico, saber caer, amortiguar la pelota al piso. Al no tener entrenador me empecé a golpear el codo, las rodillas. Tanto que al día de hoy sufro una tendinitis. Obvio que si no había un entrenador específico de arqueros para todo el plantel de Primera menos iba a haber para el fútbol femenino. Las arqueras en este fútbol no se consiguen fácil, por la altura.

- ¿Y qué clic fuiste haciendo en ese recorrido?

- En ese recorrido iba carburando y me dije ‘falta gestión’. Necesitamos alguien que nos ayude a gestionar los recursos. Empecé a estudiar Gestión Deportiva en la Blas Pascal en San Francisco y pasé a ser coordinadora del fútbol femenino en Sportivo Belgrano.

- ¿Cómo fueron tus experiencias?

- En Sportivo se me abrieron puertas y lo agradezco mucho. Uno en la rama de la dirección deportiva no solo es gerente sino hay que hacerse especialista en áreas de contaduría, abogacía, comunicación. Muchas cosas me fueron sumando. En 2017, estaba un poco agotada y escucho que en Colombia se profesionaliza el fútbol femenino y me pregunté ‘¿por qué no ir?’. Me fui al club donde mi papá tuvo una larga trayectoria, fue un ídolo y es un club de los más grandes de América. Fui con mi curriculum, una idea, un proyecto. Quería ser la gerente del fútbol femenino de ese club. Era todo hacer de cero. El reto era más grande porque era a nivel profesional y estuve cuatro años. No fue fácil mi llegada, la gente piensa que ingresé por ser hija de. Pero no fue así, estuve casi un año, me recibían pero no me llamaban. Perseveré, intenté hasta que me escucharon y tuve mi lugar.

- ¿Qué logros conseguiste al margen de lo deportivo?

- No fue fácil, cuando se abre una nueva rama o departamento puede haber alguna resistencia. Tuve que hacer un trabajo adentro y después hacia afuera. Ellos trabajan como unidad de negocio, con su propio presupuesto. Arranqué e iba a necesitar vender, contratar, hacer marketing para mostrar. Generar un sentido de pertenencia de los integrantes del club hacia el fútbol femenino. Hice una buena conexión con René Higuita (ex arquero colombiano), armamos convocatorias abiertas. Me interesaba mucho el perfil de la arquera. El primer año que participamos fuimos subcampeonas y en las divisiones formativas ganamos muchos títulos. Fue una buena experiencia por la enseñanza. Pero hay que destacar que si el presidente de un club se interesa por el proyecto la cosa fluye, y yo me topé con un presidente que quiso ir para adelante.

- ¿Qué ves en San Francisco, es posible llevar proyectos para el fútbol femenino a las instituciones, que te escuchen?

- Estuve trabajando y mirando cómo se desarrollan en el deporte local y ver cómo poder llevar humildemente mi conocimiento para ir profesionalizando las categorías, no solo en los femenino. Noto que falta estudio. Para las categorías del Baby me encantaría dar charlas para orientar, lo mismo con el básquet y trabajar la misión del club, la identidad. La misión me refiero al perfil del jugador, la visión a largo plazo que se puede tener. Pienso que podría aportar en la organización a nivel estructural de los clubes.

Sofía Navarro participó del ciclo de entrevistas Yo Digo.
Sofía Navarro participó del ciclo de entrevistas Yo Digo.

- Las nenas quieren jugar al fútbol: ¿es loco pensar en un Baby que las incluya?

- Creo que a va pasar a futuro, la misma sociedad lo irá imponiendo. Es necesario, el deporte es salud, es primordial. Si una niña quiere jugar al fútbol hay que dejarla. Quiero fútbol femenino en la ciudad, en los clubes, que en las escuelas se empiece a entrenar. ¿Qué se necesita para poder hacerlo? Ahí es donde me lleva a trabajar los proyectos con los dirigentes, que vean que el fútbol femenino puede ser autosustentable pero debe tener además una estructura. Lo mismo con lo masculino.

- Hace unos días, las jugadoras de Argentino de Rosario (Primera B de Afa) emitieron un escrito para manifestar su hartazgo con la dirigencia de ese club y renunciaron al equipo. Hay una contracara porque de un lado se muestra a una Asociación del Fútbol Argentino (Afa) millonaria pero por otro no se ayuda a los clubes para solventar los gastos que genera una división femenina.

- Fifa baja recursos para el fútbol femenino y se establecen estrategias en cada federación. Se arma una estrategia a largo plazo, habría que pensar por qué se falla en eso. Respecto a los clubes, con esto de las jugadoras es que se cansan de no tener elementos deportivos adecuados, es incómodo jugar con ropa masculina, los pantalones son más grandes, en definitiva te dan el descarte. La solución es que Afa baje lineamientos de trabajo y las personas de los clubes se capaciten. No es lo mismo informarse del tema que ser especialista o estudioso del tema. Hay dirigentes que entran en la rama femenina, pasa con la masculina también, pero que solo es gente informada y eso retrocede el proceso.

- ¿Cómo viviste el Mundial de Fútbol Femenino, cóm viste a la Selección Argentina?

- Sigo madrugando (la competencia sigue unos días más). Argentina daba para más, el primer partido era clave pero calculo que le jugaron una mala pasada a las chicas los nervios. Que el masculino haya salido campeón iba también a influir. Hay nivel, pero con estas aristas todavía falta mucho, la mayoría de las jugadoras son semiprofesionales. Después de entrenar se van a trabajar y esto no es alto rendimiento. El riesgo de lesión es grande, o se rinde un primer tiempo y en el segundo no. Eso es una realidad. Estoy contenta por otro lado con el desempeño de Colombia. Un periodista de allá me decía hace unos días si yo era consciente de que pude poner un granito de arena en esa actualidad. La verdad que no lo dimensiono.