No recuerdo si era allá por 1997, 98 o 99. Había varios chicos en el Colegio Superior San Martín que hacían de las suyas (a veces se pasaban de “vivos”) y los pescaron… Pero no les pusieron amonestaciones, sino que les dieron trabajo comunitario. Les tocó ayudar a los porteros por las mañanas temprano (antes de entrar a sus clases).

Nítidamente recuerdo a dos, Pazzarelli y Trossero (Trosserito le decía yo). En nuestro horario de porteros, antes de las seis de la mañana y por un mes, tenían que ayudarnos a limpiar los cursos. Al principio tenían algunos problemas con la escoba, pero poco a poco tomaron la mano al trabajo y no sólo limpiaban cursos, sino que iban a darnos una mano con los canteros y patios.

Miguel Porporatto me decía sonriendo: "Anda bien la sangre joven…". Cuando cumplieron el mes, nos dijeron: “Miguel, Tito, gracias por aguantarnos y reír junto a nosotros”.

Pasaron ya muchos años, un día conocí a la mamá de Trosserito y me contó que lo llevaba ella en bicicleta casi dormido y que sigue siendo pícaro, lo veo a veces, lo mismo a Pazzarelli. Son buenos jóvenes ciudadanos, pese al tiempo transcurrido, los recuerdo con cariño.

Chau chicos del ayer. Fueron amigos jóvenes (ellos) y otros a los que olvidé sus nombres.

Tito Lamberti 2017