El oso polar Arturo del zoológico de Mendoza murió este domingo a raíz de un proceso de descompensación y deterioro irreversible. El animal había suscitado fuertes críticas al zoológico de Mendoza por las condiciones en que vivía. Tenía un marcado deterioro en la salud, producto de lo avanzado de su edad, informó el gobierno local. Manifestaba pérdida de apetito y disminución de peso, visión y olfato.

"Era un animal de casi 31 años de edad y con un promedio de vida superador a lo habitual de esta especie en un contexto de encierro, puesto que en hábitat natural, el promedio de vida se extiende hasta los 20 años y en contexto de encierro logran llegar a los 26 años aproximadamente", reveló el gobierno local a través de su página web.

El oso llegó al zoológico cuando tenía ocho años, en 1993. Pasó 22 en cautiverio. "El preciado animal falleció por un desbalance hemodinámico, lo que desencadenó en una descompensación multisistémica", informaron.

Agonía

Desde el viernes, los funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento territorial, al mando de Humberto Mingorance, junto a parte del equipo de veterinarios del paseo y la Unidad Fiscal de Medio ambiente de Nación (UFIMA) acompañaron al oso polar, "contemplando la posibilidad de dormirlo para evitarle sufrimiento ya agotadas todas las instancias de tratamientos, pero la naturaleza siguió su curso y esta tarde falleció", dijeron. 

Tal como se había anunciado con anterioridad, Arturo había entrado en un proceso de descompensación y deterioro marcado irreversible. Su salud fue decayendo y empeorando rápidamente. 

El último parte médico presentado por el cuerpo médico veterinario del Zoológico provincial indicó que el animal permanecía poco reactivo con mínima respuesta a estímulos y depresión marcada de su sistema nervioso central.

El famoso Arturo 

El geronte animal tuvo en vilo al mundo por las condiciones en las que sobrevivió en el paseo faunístico local durante varios años, lo que llevó a pedidos internacionales para su liberación y traslado a Canadá. Sin embargo, por su vejez, tras un minucioso estudio y consulta con especialistas, se decidió que debía permanecer en cautiverio en Mendoza. Es que trasladarlo podía significar que su muerte se anticipara. 

Así, luego de un 2013 con reclamos internacionales para que fuera enviado a otro país y un 2014 complicado, que llevó a la autoridades, junto con organizaciones ambientalistas, a mejorar las condiciones de habitabilidad, Arturo logró reponerse, aunque con los mesas, la edad comenzó a impactar en su estado.

En el primer semestre de 2016 ya se han producido casi 80 fallecimientos de especies en el zoo provincial, lo que ha provocado la preocupación nacional. Han muerto desde ciervos gamos, cabras, ñandúes y pumas hasta una pantera, un loro y una guacamayo, entre otros animales. Las causas de la mayoría de los decesos aún son una incógnita. Mientras desde el Gobierno creen que se trata de posibles envenamientos, producto de un boicot interno, los empleados le achacan al Ejecutivo falta de gestión y desidia frente al hacinamiento, lo que le permitiría transformarlo en un ecoparque, proyecto que impulsa el oficialismo en la Legislatura provincial, pero que ha quedado frenado por "dudas" de la oposición.

De hecho, frente a esta situación, que ha tomado cada vez mayor trascendencia, el propio gobernador, Alfredo Cornejo, no descarta la posibilidad de que el paraje sea cerrado definitivamente. Por ahora, desde mediados de mayo, el zoo se encuentra sin acceso al público "por tiempo indeterminado". 

Fuente: LaNacion.com