Miguel Funes (44), vecino y albañil de Frontera sufrió en julio la amputación de su pierna derecha debido a complicaciones de la diabetes. Es el sustento de su familia y espera con una prótesis volver a trabajar como siempre lo hizo. Ahora recibió una buena noticia porque le donaron la prótesis que anhelaba, pero ésta es de un tamaño mayor al suyo y por eso debe adaptarla. 

Según explicó a El Periódico “una familia le donó una pierna”, pero surgió un problema: “Tengo q reformarla porque la persona que la usaba era mucho más grande. Para reformarla me sale caro en Córdoba”. El hombre adjuntó el presupuesto que le realizaron y la cifra es de 1.538.460 pesos por eso organiza una nueva venta de locro con el objetivo de recaudar fondos. 

Para aquellas personas que quieran colaborar con él podrán contactarse a través de mensajes de Whatsapp al 3564 23 1773.

También brindaron un número de CBU de Banco Santander 0720261488000001418686 (alias MANDO.CAJERO.GRADO) y la titular es la pareja de Miguel Silvina Alejandra Acosta. 

Miguel necesita adaptar la prótesis de su pierna para volver a caminar: cómo colaborar

Historia

En 2002 mientras trabajaba Miguel se descompuso y cuando se despertó estaba en el Hospital donde le informaron que padecía diabetes grado 1. El hombre comenzó con un tratamiento con insulina aunque reconoce que descuidó su salud por los altos costos que le demandaban los controles diarios y los inyectables.

A mediados de este año tuvo un leve accidente mientras estaba en una obra con un clavo que tocó su pie derecho. No sintió dolor, pero se infectó y en poco tiempo lo amputaron. 

"Sentí el dolor en ese momento, pero después nada. Pasó como un mes y empecé a tener fiebre que no sabía de dónde venía y mi pareja vio que al costado del pie tenía infectado. Fuimos al hospital -J.B. Iturraspe-, primero me dieron antibióticos y fue cosa de una semana que la infección me agarró todo el pie”, recordó tiempo atrás.

Así llegó una primera intervención, en la que el cirujano, según cuenta el hombre, le dijo que debían amputar los cinco dedos de su pie derecho para limpiar la zona y tratar de evitar que la infección avance.

“A los cuatro días de la operación, cuando me van a ver la infección me había tomado hasta arriba del tobillo”, dijo tristemente.

Consultando a su familia y al cuerpo médico, y agobiado por la posibilidad de más operaciones, Miguel decidió que la mejor opción era acabar con aquella infección amputando hasta arriba de su rodilla derecha.