Las historias detrás de lo que ocurrió en la Guerra de Malvinas nunca, pero nunca, van a terminar. Siempre que haya un veterano, que se encuentren objetos y que haya memoria el tema va a estar latente.

Si esa memoria se forja es porque hay muchas personas que volvieron hace 40 años de aquel conflicto bélico con Inglaterra y eligen dar a conocer lo que pasó en función de lo que vivieron y sintieron, del significado que tiene para ellos.

La oralidad, en este sentido cobra una gran importancia y Horacio Oscar Martínez hace honor a ella yendo a distintas instituciones y escuelas para ofrecer su testimonio, enriquecer y sembrar de alguna manera memoria sobre Malvinas.

Nació en Saturnino María Laspiur, desde chico vivió en Frontera, estudió para mecánico automotor y después siendo muy joven partió a enlistarse al Ejército Argentino. Allí entró a la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”. Parecería que el destino de él estaba marcado desde mucho antes porque ingresó curiosamente un 2 de abril de 1979.

“Egresé con el grado de cabo del arma de Artillería en 1980 y en marzo de 1981 fui destinado al Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA) 1702, unidad con la que fui convocado a la guerra”, dijo a La Mañana de El Periódico FM 97.1.

Aquellos días grises

Como todos los soldados, Horacio no estuvo lejos de su patria, en realidad estaba en otra parte de su amplia extensión defendiéndola con todo lo que sabía y con lo que había. Su estadía allí en pleno combate fue de 54 días.

Sobre aquella época comentó: “En realidad, nosotros no fuimos a intentar recuperar, fuimos a defender lo recuperado. Nos enteramos ese mismo día 2 de abril, nos encontrábamos dando instrucción a soldados de la clase ‘63, nos levantamos a la mañana y nos lo comunicaron. Comenzamos a replegar y volvimos a la unidad. El 12 de abril viajamos, estuvimos en Comodoro Rivadavia y unos días después el 16 de abril de 1982 llegamos por la tarde”.

De esos días tiene “muchos recuerdos” y afirmó que “es algo que no se olvida y está todos los días”.

Cuando fue consultado sobre el dolor que ocasiona haber pasado todo eso siendo tan joven subrayó con firmeza: “Honestamente no sufrí estando en Malvinas, sufrí después. En la guerra no tenés tiempo de sufrir, tenés que actuar de acuerdo a lo que te enseñaron. Desde que llegamos y hasta que volvimos estuvimos ocupados en la guerra”.

Horacio volvió intacto de Malvinas, “tuvo la gracia de Dios de volver como fue”, pero casi se le quebró la voz cuando recordó los nombres de sus compañeros de unidad: “Sí perdimos 9 compañeros de la unidad, 4 murieron el 2 de junio cuando operaban el radar”.

Su vida en el Ejército

Después de la guerra seguió en el Ejército, casi 34 años más hasta que llegó el retiro. En toda esa odisea estudió, se formó y logró alcanzar el último cargo y grado que pudo dentro de su área.

Tenía verdaderamente una pasión por el Ejército Argentino y por eso cuando volvió de la guerra nunca se le cruzó por la mente dejar: “Muchos lo hicieron y los respeto absoluta y totalmente. En mi caso lo sentía no como un trabajo, lo amaba, era mi vocación que la descubrí estando ya dentro del Ejército”.

Seguir adelante

El veterano también tuvo palabras de reconciliación con quienes en 1982 fueron sus enemigos, es decir, los uniformados ingleses. En su caso cree que el enfrentamiento terminó, pero no guarda rencor.

Su explicación y razonamiento es sencillo, aunque reconoce que necesita ser comprendido y generalizado por todos: “Los soldados profesionales tenemos la particularidad, así lo siento yo, de que la guerra fue la guerra. El soldado inglés y el argentino tuvieron una misión, terminada la guerra eso no sigue. No tengo rencor en mi caso contra el soldado inglés porque era su misión”.

Tal es así que contó que “en el año 2010 conocí personalmente a un soldado inglés que estuvo en Malvinas y se hicieron amigos manteniendo el contacto”. Por supuesto que eso no obsta a que no comparte ese sentido “pirata” del pueblo inglés y no le asombra tampoco que, por ejemplo, Margaret Tatcher haya ordenado hundir al ARA General Belgrano.

Horacio, con toda esa mochila a cuestas decidió hacer algo con todo lo que vivió, siente y experimentó, por eso ahora se ofrece para ir a instituciones y escuelas a hablar de aquellos tiempos.

Su motivo es muy noble y sencillo, es lo que todos desean al pensar en que el tiempo pasa y nuevas generaciones están muy alejadas de aquel triste 1982. “Más allá de lo sucedido, de que están en poder de los ingleses, los chicos tienen que tomar conciencia de lo que es Malvinas y que no se olviden que ese pedazo de tierra es argentino y que hubo gente que murió por él”, cerró.