Pasaron 10 años desde aquel 15 de abril donde la violencia de Mauro Bongiovanni llegó a un punto de no retorno. Una década del día en que asesinó a María Eugenia Lanzetti (45) en el jardín “Estrellitas Traviesas”, justo cuando daba clases.

La investigación criminal arrojó como dato que le asestó varias puñaladas hasta matarla y que luego de cometer el crimen se marchó sin más. Era tarde para hacer caso e intervenir en las múltiples denuncias que “Marita” había realizado por violencia contra Bongiovanni, mucho más tarde para ella que perdió la vida de una cruel manera. 

El caso, que trascendió a nivel nacional, fue un antes y después en materia de violencia de género en San Francisco y en la región. Cuando en 2016 se realizó el juicio contra su asesino se lo juzgó como autor del homicidio doblemente calificado por el vínculo y femicidio, siendo ésta la primera vez que se aplicó esa figura en los tribunales locales. 

Bongiovanni fue condenado a prisión perpetua.
Bongiovanni fue condenado a prisión perpetua.

La reflexión del fiscal

Ya retirado de su función, el ex fiscal de Delitos Complejos que investigó en la Instrucción Penal Preparatoria el caso hizo una reflexión en su Facebook sobre lo sucedido. 

“Hoy, a diez años de la muerte de Marita, vuelve a crujir nuevamente en mi interior ese sinsabor de los casi treinta años de Fiscal de delitos complejos. El delito, como del que fue víctima Marita, que muere físicamente ¿es una muerte evitable?; “Sí”. ¿Quién pudo haberla evitado? El Estado, el sistema que pregona y abandona. Pregona que debe denunciarse, que todas, y en especial las víctimas de delitos de género, no deben callar, que tiene herramientas para hacer cesar el delito y castigar a los culpables”, inició en su relato. 

El juicio se realizó con jueces técnicos y jurados populares.
El juicio se realizó con jueces técnicos y jurados populares.

Posteriormente detalló cómo funcionan los engranajes de la justicia en el fuero penal en pos de que los autores cumplan condena por los delitos de los que resultan responsables y añadió cuál es el costo (enfantizando en el término) para el delincuente: “Es el estado el que vela porque tengan un lugar de detención digno, que se les provea de lo necesario para su higiene alimentación y recreación, así como salud y contención psicológica. Esto, hasta el último día que dure su privación de libertad. Todo esto para el victimario significa COSTO CERO”.

La realidad dista cuando se analiza el mismo costo desde la perspectiva de la víctima. Según Alberione, “la víctima si ha logrado sobrevivir en los delitos de índole sexual o de violencia de género, el Estado brilla por au ausencia” y añadió: “El victimario tuvo costo cero, la víctima igual, cero. Cero ayuda, cero contención, cero asistencia”.

"El Estado se desentiende de su salud, de sus condiciones de vida, de su sustento económico, de su necesidad de recreación, de todo, de absolutamente todo", cerró en su reflexión donde da cuenta de cómo se ven las cosas del lado de las víctimas. 

Bernardo Alberione