Por Faustino Rizzi
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Es otro nudo en la garganta. Es otra muerte cruel, injusta y evitable. Es inmenso e interminable el dolor de sus hijos, sus padres, sus hermanos y todos sus seres queridos. Y es hora de que lo entendamos bien: a Marita la mataron porque era mujer.

Su final es una tragedia para todos. Pero el drama de fondo es la violencia machista que golpea día a día. A las mujeres especialmente y a toda la sociedad. De forma sutil, silenciosa, y muchas veces disfrazada. Porque todavía para muchos las mujeres siguen siendo objetos. Propiedades. Cosas que les pueden pertenecer. Cosas que pueden usar y dominar. Decidir con quién pueden hablar y con quién no. Qué ropa pueden usar y qué tienen que hacer. Decidir que tienen que pedirles permiso. Incluso decidir si pueden vivir o no.

El drama de fondo está ahí. Son visiones culturales retorcidas y arraigadas profundamente en la sociedad. Que también se reflejan en el bombardeo de los medios de comunicación. Pero que se pueden cambiar. Y no es una lucha de mujeres solamente, también los hombres tienen que dar un paso adelante y comprometerse por una sociedad que respete y trate por igual a todos.

La mujer sigue estando en desventaja en un mundo hecho a medida de los hombres. El cambio es posible y pasa por todos nosotros. Con educación, con campañas. Con lo que enseñamos y con los ejemplos. Como periodistas, como comunicadores, también tenemos nuestra tarea. Marita nos duele, y nos tiene que doler a todos.