María Eugenia Lanzetti “era una persona muy buena”, “pensaba en sus hijos y sus alumnos”, “protegía a sus padres” y “tenía un trato espectacular con todos”. Esta era “Marita” según su círculo íntimo, que se deshace en elogios sobre ella. Pero las vueltas de la vida la pusieron en el peor de los lugares y la joven mujer de 44 años y madre de dos jóvenes encontró la muerte de manera salvaje en manos de su expareja.

Marita estaba dando clases el miércoles por la mañana en el jardín de infantes Estrellitas Traviesas, ubicado en barrio Jardín. Al lugar concurren niños de 2 y 3 años de edad. Alrededor de las 11, Mauro Bongiovanni, su expareja, abrió la puerta del jardín y fue decidido a matarla con un cuchillo. Pese al intento desesperado de unas de sus compañeras por evitarlo, el hombre consiguió lo que fue a buscar: matarla.

Según pudo averiguar El Periódico, fue el tercer intento, ya que Bongiovanni había intentado en dos oportunidades, el año pasado, terminar con la vida de quien fuera su compañera.

El comienzo

Según los testimonios obtenidos por este medio, el 17 de mayo del año pasado, luego de una cena que organizó el club Sportivo Belgrano y a la que concurrió la pareja, Marita se volvió antes a la casa porque no le gustaban ciertas actitudes de su esposo, quien estaba alcoholizado. Más tarde, cuando él llegó al domicilio que compartían la golpeó salvajemente, contó María de los Ángeles, amiga íntima de la víctima, a El Periódico. Esta amiga la acompañó al médico y la contuvo en muchas oportunidades: “Ella nos tenía a nosotras”, agregó la mujer haciendo referencia a sus amigas.

Los padres de María Eugenia son personas mayores, de 82 y 87 años, y además tiene dos hermanos, aunque ninguno vive en San Francisco. Uno vive en España, y el otro en el sur de nuestro país. Fue por eso se aferró a sus mejores amigas.

Ese 17 de mayo resultó un antes y un después en la vida de la pareja porque Marita decidió separarse. Hizo la denuncia policial y se fue dos semanas a la casa de los padres, hasta que la Policía obligó a Bongiovanni a irse de la casa tras una orden judicial.

Cerca de la muerte

María de los Ángeles afirmó que tras la separación el acoso de parte de Bongiovanni hacia Lanzetti era permanente, aun cuando la Justicia ya había ordenado la restricción de acceso al hogar. Además aseguró que su expareja la quiso asesinar en dos oportunidades. En la primera intervino uno de sus hijos para que la tragedia no suceda; en la segunda oportunidad el agresor la esperaba armado en el interior de la casa, pero quien llegó primero ese día fue otra vez uno de los hijos de la pareja, que le dio aviso a su madre. En el medio hubo de todo: acoso telefónico, persecuciones y constantes amenazas que violaban la orden de restricción judicial. Y en la Policía, según relata la amiga, las oficiales que le tomaban la denuncia le decían cada vez que la veían: “¿Qué te hizo esta vez?”.

El fiscal Bernardo Alberione, quien tomó el caso tras el homicidio, brindó una conferencia de prensa en la jefatura policial el miércoles donde aseguró que desde la Justicia se realizó todo lo que protocolarmente se podía hacer. Cabe recordar que antes de la muerte la causa por la denuncia de violencia era llevada adelante por el fiscal Oscar Gieco, quien ordenó pericias psiquiátricas al agresor. Recién en octubre, Marita recibió su botón antipánico.

Desde entonces cesó la gravedad de las amenazas aunque el acoso siguió existiendo.

La tercera fue fatal

María Eugenia Lanzetti recibió un profundo corte en su garganta por parte de Mauro Bongiovanni el miércoles, delante de sus pequeños alumnos, al ser atacada con un cuchillo. “Bongiovanni fue directo a hacer lo que hizo”, explicó Alberione esa misma tarde, e informó que la víctima no pudo activar el botón antipánico que le había provisto la Justicia el año pasado y que nunca había accionado antes.

“Entró de forma violenta y rápida yendo hacia su expareja y decidido a hacer lo que hizo, fue cuestión de minutos”, precisó el fiscal, quien por otra parte indicó que el victimario comprende la criminalidad de sus actos y que estaba sometido a un tratamiento psiquiátrico ambulatorio, cuyo seguimiento estaba bajo la responsabilidad de su familia.

Bongiovanni fue detenido media hora después del hecho cuando salía de su domicilio y pasó esa noche internado en el pabellón de Salud Mental del Hospital. Recién el jueves en horas del mediodía fue trasladado a la cárcel local. El lunes lo espera Alberione para tomarle declaración indagatoria.

El agresor es un conocido empresario, dueño de la firma Bongiovanni Hnos., que fabrica bajo la marca HBH conservadoras térmicas, cajas de pesca y productos de camping, entre otros elementos.