Silbando bajito, esperando las señales de buen tiempo, con paciencia y muchas ganas tres artistas de San Francisco le pusieron color a la Plazoleta Villafañe, un lugar muy elegido por la gente para sentarse, pasar el rato y en algún tiempo lo fue para escuchar música. 

El lugar tiene cierta mística que su geografía opaca no terminaba de demostrar, pero los trazos y la pintura de Santiago Krap, Ignacio Almada y Justo José Miretti cambiaron ese aire. Las torres, el escenario y la pared lateral que da hacia el bulevar 25 de Mayo quedaron renovadas y combinan ahora sí con la apropiación cultural que se hizo de la Plazoleta. 

La pared tiene 36 metros de largo.
La pared tiene 36 metros de largo.

En equipo

Santi y “Nacho” trabajaron sobre la pared, de lejos los colores y dibujos más grandes asombran, pero cuanto más se acercan las personas a ver hay más detalles encubiertos. Los chicos son lo que se llaman artistas urbanos. 

La mejor definición de su esencia artística la dijo Krap: “Somos artistas urbanos, solemos hacer grafitis, palabras abstraídas a un lenguaje original o creativo porque adaptamos símbolos y signos lingüísticos a un determinado producto estético. Ofrecés una imagen mediante las palabras”. 

Su compañero "Nacho", con el que trabajaron en el mismo mural por primera vez, valoró lo positivo de tener esta clase de colaboraciones. “Fue una experiencia muy buena, al estar trabajando con otro muralista nos ayudamos, todos mis otros trabajos fueron solos. Acá podés intercambiar ideas, pensás nuevas formas de hacer las cosas”, comentó a El Periódico. 

Música, naturaleza, un lugar de encuentro y otras sensaciones fueron las que Krap y Almada imprimieron en su extenso mural. "Por lo general el arte urbano fusiona esas imágenes artísticas, como hicimos el rostro de la figura humana mirando al más allá, planteamos ese trasfondo de reunión y encuentro que sucede en el Llenate, Nacho escribió ‘la música nos une’”.

Los chicos dijeron que “solo se fue dando”, pero había algo claro y era que no querían identificar al lugar solo con un músico sino con la música para que ninguna cultura quedara afuera. 

El mural de Justo aun está en desarrollo.
El mural de Justo aun está en desarrollo.

El toque “Justo”

El que aun está en proceso de realización es el mural de Miretti. En su caso se interviene la arquitectura que rodea al anfiteatro y escenario donde tocan las bandas. 

"Estoy pintando en el escenario y los pilares. Ahora estoy haciendo unos parlantes, la conexión viene a ser la música. En mi caso soy bastante autodidacta y me intereso la idea de congelar momentos en una pintura. Entonces es lo que trato de hacer, llegar a las personas mediante lo que uno hace es mi objetivo", contó Justo. 

A su trabajo le faltan aproximadamente dos semanas, en tanto que el mural de los laterales ya se completó. Krap y Almada empezaron el 18 de mayo y les tocaron todas las inclemencias climáticas que a veces frustraban sus planes, ellos ilustraron los 36 metros de largo de la pared.

En ambos murales se observan imágenes cargadas de formas y colores, cuanto más cerca se ve más detalles aparecen y eso le dio un toque especial al trabajo. 

Krap consideró que la escasez de recursos impedía antes que estos murales tuvieran la fuerza actual por eso el apoyo gubernamental a través del proyecto “Las paredes hablan” les dio más motivación. 

Antes estábamos invisibilizados, teníamos escasos recursos. Esto es un oficio, un trabajo que demanda mucho esfuerzo y nos llena de orgullo que nos apoyen”, destacó. Ignacio coincidió con su compañero: “Agrademos la oportunidad de hacer esto que nos gusta tanto, que costaba por el costo de los materiales y esto abrió una gran puerta”. 

La Plazoleta antes de la intervención.
La Plazoleta antes de la intervención.

Historia

La Plazoleta fue un ícono de la arquitectura urbana de San Francisco cuando la inauguraron en los años ’80. Se construyó como parte de un proyecto municipal cuyo objetivo era desarrollar nuevos espacios públicos.

Esa fue la génesis de lo que se denominó como Eje del Centenario, una idea que tomó forma entre los años 1985 y 1987 durante la intendencia de Juan Ricardo Cornaglia. En ese período surgieron el Jardín Botánico en su forma original, las plazoletas Leopoldo Lugones, Luis Miretti y Villafañe.