Fabián pasó por diferentes trabajos hasta encontrar su profesión, reconoce que siempre hizo lo que le gustó y lo que le permitió crecer como persona y como profesional. Hoy es policía, pero antes de dedicarse a esta vocación, trabajó en un comerció y se capacitó como técnico en emergencia, estudio que le permitió trabajar varios años en la Clínica  Enrique J. Carrá.

A los 32 años ingresó a la Policía: “Era el último año para entrar y se me dio la oportunidad, yo dude porque ya era grande pero me dijeron que podía, así que lo hablé con mi señora que me dijo que le dé para adelante si me gustaba. Lo pensé bastante porque el trabajo que tenía me encantaba y hasta el día de hoy me gusta, pero también sentía que tenía esa materia pendiente. Ingresé, hice el curso y me fue bien. Hoy ya hace 13 años que estoy ahí.  Siempre busqué hacer cosas que me gustaran y que me permitan mejorar en lo profesional y en lo personal”, relata Ferrero. Además, agrega que recibió mucho apoyo por parte de los dueños de la clínica, quienes lo ayudaron para que pueda seguir con el trabajo mientras estudiaba para ser policía.

Está casado con Mónica Sosa, quien es docente, y tienen 3 hijos: Gino (14), Alejo (9) y Luca (7). Los tres juegan al básquet para San Isidro, deporte que comparten con su padre, quien jugó durante 10 años, desde los 6 a los 16.

El sargento reconoce que el deporte siempre le encantó. No solo jugó al básquet, sino también al rugby, ejercicio que dejó para dedicarse al voluntariado. Trata de ser un padre presente y de transmitirles a sus hijos los mejores valores, y dice que para él acompañarlos y poder hablar con ellos es muy importante. 

Sus inicios como bombero

“Cuando yo ingresé estaba la escuela de cadete también. Por la edad, tenía 22 años, empecé directamente a hacer el curso de bombero. Fue una muy buena capacitación, pero no como ahora, ahora es un nivel  muy bueno, y más acá en San Francisco, son muy exigentes y muy profesionales, mejoró mucho el entrenamiento. Lo cual me parece bárbaro, porque es un trabajo de mucho riesgo, está en peligro tu vida, la de tu compañero y la de un tercero, entonces vos no podés ser un improvisado, tenés que saber lo que hacés”, considera Ferrero.

Fabián tiene hecho hasta el tercer nivel de capacitación y formó parte de las áreas de taller, suministros y mantenimiento edilicio, área de la que hoy está a cargo. Durante parte de su trayecto en la institución participó de los grupos especiales de rescate en altura y de rescate acuático. “Los primeros once años como bombero vivía acá adentro, antes de casarme vivía cerca así que cada toque de alarma estaba acá. Después me mudé a un chalet del cuartel donde viví 6 años, pero con los años algunos tenemos que bajar un cambio porque tenemos otras responsabilidades”, cuenta el sargento.

Con respecto al modo en que logró administrar sus tiempos para cumplir con todas sus responsabilidades dice: “Al principio me costó acomodarme los tiempos y poder cumplir con todo, no es fácil, porque uno también tiene su trabajo y su familia, yo trato de pasar tiempo en mi casa, y con mis hijos, pero ahora creo que lo vengo llevando bien. Siempre fue muy importante el apoyo que me da mi familia”, finaliza.