Si hay alguien que entiende de tatuajes, que los siente, los vive y disfruta tanto tenerlos como hacerlos es Daniel Rivarosa, o "Tattoo", como se lo conoce en el ambiente debido a los años que lleva en la actividad que le apasiona.

Este fin de semana, aseguró, cumplió su sueño al organizar junto a otras personas la primera convención de tatuajes en San Francisco.

"Lo que yo tengo muy grabado en la retina es que en 2001 con mucha gente que está aquí, que vino de Buenos Aires, Villa Rumipal, Córdoba, con muchos de ellos nos encontramos en Buenos Aires en el Hard Rock Café en la primera convención en Argentina. Fue de la misma forma. Genovese (Alfredo, tatuador) hizo un cuadro como yo hice ahora (que es la imagen del evento), lo puso en su stand y cuando fui a esa convención mis ojos no paraban de ver cosas. Y quedó grabado eso, que yo un día iba a hacer un convención, con un cuadro, con una bandera colgada al frente. Y me di el orgullo de traer a todos mis amigos. Hoy están acá. Pasaron 20 años. Y que se dé esto en San Francisco, a este nivel...", contó emocionado.

Respecto a cómo fue cambiando la actividad con el correr de los años hasta la actualidad, Rivarosa manifestó: "Esto va evolucionando, toda esta gente vino a demostrar que hay mucho arte, San Francisco es cuna de mucha gente, quieran o no entenderlo. Por eso se da esto acá, hay mucho nivel, quiero que vean las obras que hay".

Sobre lo más destacado en el evento, "Tattoo" mencionó a Hernan Coretta (reconocido como uno de los máximos exponentes del tatuaje en el país; además, por ser el tatuador de Marcelo Tinelli) y Lucas Strani (que con Coretta lleva adelante un proyecto para tatuar 13 dragones). Precisamente esa dupla, llegada desde Buenos Aires, se encuentran trabajando en su proyecto denominado "13 Dragones". "Vienen haciendo un dragón por espalda y vienen a presentar en San Francisco el octavo de los 13. Son 14 horas de trabajo", explicó.

También nombró al pintor bonaerense Leandro Klapputh y al caricaturista local Fabián Zaccaría, como a otros atractivos: "También hay gente que vino de Brasil, que han pagado su pasaje, hicieron 3 mil kilómetros en avión y vinieron cuatro días a esto. Son unos amigos, no se puede creer".

"Todo eso resultó en esto, en un choque de energías, buena onda, por eso nos quisimos hacer cargo también de la cantina, la comida, es un combo. Cuando comés y la pasas bien sos feliz, hay buena energía", agregó.

Y concluyó: "Es un sueño que cumplí, en mi ciudad que la amo con locura. Jugar en este callejón (por el costado del Superdomo) de chiquitos, nos subíamos a los toboganes donde bajaban las bolsas de los silos y hoy venir a hacer lo que soñé es muy grande".