La carne de un animal desde que sale del campo hasta que llega a la góndola de cualquier carnicería o supermercado es sometida a un proceso de análisis y controles exhaustivos por parte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). El último eslabón de la cadena de inspección son las municipalidades, que deben asegurar que los cortes ofrecidos al público sean los que salieron del circuito legal, que llegan desde los frigoríficos.

El descubrimiento de carne adulterada ante su mal estado y luego comercializada en carnicerías de San Francisco y Frontera, en el año 2019, tras una denuncia en la Justicia Federal, mostró la facilidad con que se eludieron los controles en aquella oportunidad. Sin embargo, dos años después desde el rubro cárnico sostienen que sigue habiendo fallas.

Por este hecho, hace una semana cinco de las nueve personas que fueron imputadas en mayo pasado en esta causa denominada como “carne podrida” o “carne con sulfito”, terminaron siendo procesados por el Juzgado Federal de San Francisco.

El camino correcto

Fuentes del rubro de la carne consultadas por El Periódico indicaron que cada productor que tiene hacienda en su campo debe llevar un registro que permita que cada animal que salga con destino a la faena tenga una guía fiscal para poder transportarlo. Es un documento que luego es entregado al frigorífico.

Una vez faenado el animal, todo el proceso de reparto lo hace el frigorífico con previo control del Senasa. Sin embargo, en la causa judicial que ya cuenta con cinco procesados, ese circuito fue obviado claramente.

“Pasó en ese caso todo lo contrario, primero había hacienda en mal estado o muerta y además se faenaba en un campo, lo que no es higiénico. Muchas veces el productor no quiere perder ese animal. Luego se transportaba la carne sin respetar los procesos que dice Senasa y no manejaban documentación”, explicó un comerciante que prefirió mantenerse en el anonimato.

Un productor, por su parte, agregó que ese registro del animal va al frigorífico y tras la faena se describe el rendimiento que tuvo este respecto al cuero y a la carne: “Así quedan registrados cuántos kilos van al mercado y entonces Senasa tiene un registro”, resaltó.

Por su parte, otro carnicero consultado lo contó de esta forma: “Por ejemplo, si cargo 30 novillos debo tener la guía fiscal de que salen de su campo y van frigorífico a nombre mío. La hacienda entra a mi nombre, va a faena, el frigorífico hace el proceso de acuerdo a lo que pide Senasa, y registra la faena a nombre del vendedor con la cantidad de kilos de carne que van al mercado. Eso pasa a la Afip donde controla los kilos de carne con lo facturado mensualmente”.

Dónde están las fallas

Las fuentes consultadas aseguraron que todavía se faena en los campos de la zona, sin controles con el fin de evitar ciertos gastos.

“En los inviernos tenés los brotes de triquinosis que vienen con este tipo de faenas sin control. En mi caso, si compro cerdo no se me entrega desde el frigorífico hasta que no tiene el análisis negativo, caso contrario no se mueve de ahí”, indicó el carnicero, agregando que así existen garantías sobre la salubridad de la carne: “No vas a encontrar un animal o fiambre de frigorífico que se venda en carnicería y que tenga triquinosis o alguna otra enfermedad”.

En el rubro entienden que deben reforzarse los controles bromatológicos por parte de los municipios, en este caso de Frontera y San Francisco: “En la calle, en el punto de venta, el control es municipal”, indicaron.

En el caso de nuestra ciudad, Bromatología controla varios rubros: carnicería, verdulería, rotisería, despensa, panadería, mini mercado, supermercado, hoteles y restoranes, aunque el personal sería escaso para realizar tantas inspecciones, pudo conocer este medio.

Por último, comerciantes consultados aseguraron que este tipo de situaciones –en relación a la venta de carne en mal estado y adulterada- los perjudica a todos: “Esto nos mata. La gente se piensa que somos todos iguales”, dijeron y aconsejaron: “Si el cliente ve que le venden la carne muy barata es porque algo hay, nadie hace milagros porque los números así no cierran y los frigoríficos le venden a todos con los mismos precios”.

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