El 5 de abril no fue un día más para los propietarios del taller de motos “RR” (Ramón y Cajal al 700), Maximiliano Pampiglione y Silvina Pavlosvky, ya que un incendio consumió por completo su lugar de trabajo. Enteradas de lo ocurrido, un enorme grupo de personas se acercó para darles una mano y en menos de 24 horas ya se había organizado una colecta con el fin de recaudar fondos y colaborar con la pareja para volver a tener su taller.

Pero ese fue solo el comienzo de un sinnúmero de colaboraciones que hicieron que hoy su lugar de trabajo esté resurgiendo de las cenizas. Por eso, este 20 de julio no será un día más, sino que sin dudas será un Día del Amigo que permitirá unir más que nunca a ambos con sus amigos, protagonistas de la reconstrucción.

“Sin ellos no hubiéramos podido levantar todo lo que levantamos”, asegura Pampliglione, que enseguida se pone a enumerar la ayuda que recibió de cada uno de los que salen en la foto, pese a aclarar que fueron mucho más los que aportaron su granito de arena.

El propietario del taller afirma que lo sucedido tras el incendio le hizo revalorizar muchas cosas: “De la movida que organizaron yo no estaba enterado. Si hubiese sido por mí no hubiese dejado que pasara, más allá de que hubo momentos en que lo necesitamos sí o sí. Sin eso no hubiésemos podido hacer nada. Pero no lo esperábamos. Uno no toma dimensión de la gente que lo rodea hasta que pasan este tipo de cosas, y empieza a valorar un poco más lo que pasa alrededor”, revela.

Pese a lo ocurrido, la pareja se muestra muy optimista. Maximiliano, incluso, se toma tiempo para bromear: “Este año no va a haber regalo para nadie porque estamos fundidos (risas), pero bueno, en algún momento le vamos a retribuir a la gente que nos dio una mano”, devuelve agradecido.

“Así como siempre estuvieron, hoy nos tocaba a nosotros”

Emiliano Karlen es uno de los protagonistas de la historia que puso sus conocimientos en arquitectura a disposición de la pareja. “A Maxi lo conozco de muy chico, siempre fuimos amigos. Esto es ponerse en el lugar de alguien que tuvo un accidente y tratar de colaborar en lo que uno puede, me nació tratar de colaborar desde mi posición en lo que pudiera y salió esto”, destaca, desde el lugar que de a poco va volviendo a ser lo que era.

Amigos de fierro, los que necesitó Maxi para volver a soñar con su taller

También escribe esta historia Juan Martin Testa, que conoce a Maximiliano desde hace unos cinco años. “Caí un día al taller, después empecé a venir más seguido, a tomar mates, a charlar un rato. Decidí colaborar porque estamos siempre acá, lo conocí desde el principio, cómo fue creciendo todo, y me gustaría ser parte del sueño de armarlo de vuelta. Si puedo dar una mano, él sabe que siempre estoy”, afirma. En su caso colaboró en parte de la instalación eléctrica.

Juan Pablo Gudiño es otro de los amigos de la pareja. Los conoció a través de las motos y los viajes. Ahora es quien los ayuda en trabajos de herrería. “De la noticia me enteré por amigos. Automáticamente ya ofrecían ayuda, sin saber en realidad lo que había pasado, y si esto no te mueve… es algo que me tocó mucho. Uno ayuda como puede, hasta el día de hoy estoy sorprendido de la cantidad de gente que se acercó a ayudar”, sostiene.

A la vez, Gudiño agrega: “Siempre voy a estar agradecido porque nos volvimos a encontrar después de muchos años y que se genere esta amistad, que pasen estas cosas y que se dé todo este sentimiento es muy bueno, más en esta época de pandemia. La amistad se hizo más fuerte porque uno conoce cosas más íntimamente a las personas justamente cuando estamos caídos. En el momento necesitamos que nos sostengan. Así como él siempre estuvo y Silvina también en muchas cosas que nos han pasado, hoy nos tocaba a nosotros y estamos acá. Más que un Día del Amigo va a ser este 20 de julio. Estoy muy agradecido con toda la gente que ayudó”, destaca.

“Acá vamos a estar siempre para ellos”

Germán Manasseri es empleado de Pampiglione y lo que sucedió lo tocó de muy cerca. “A Maxi lo conozco de las motos, él confió en mí y me pidió que viniera a trabajar con él. Me enseñó muchas cosas. Yo por la mañana no trabajo y ese día estaba en otra labor y me enteré del incendio, automáticamente corté con lo que estaba haciendo y me vine para acá. Es una desgracia muy grande, es un sueño pausado, porque le costó conseguir esto y ahora la idea es remontarlo y volver a empezar más fuerte todavía. La idea es captar mucha más energía”, revela.

Joel Beretta, vecino y amigo de Maximiliano de toda la vida, quien también colabora en cuestiones de herrería, agrega: “Hace unos 10 años que vino a vivir acá y siempre fuimos amigos, desde el primer día que llegaron. Desde ese momento empecé a venir y acá no había nada. Cuando pasó todo esto ni lo dudamos, desde el primer día estuvimos acá y acá vamos a estar siempre para ellos. Esto va a ser una reconstrucción gloriosa, estoy seguro que esto va a traer muchos frutos, fue un sueño, se pausó y ahora hay que arrancar con todo de nuevo para adelante, que no decaiga, nosotros hicimos el techo y podemos hacer mil cosas más”.

Amigos de fierro, los que necesitó Maxi para volver a soñar con su taller

Otro de los amigos de toda la vida es Raúl Marlatto, a quien Maxi conoce de la escuela. “Prácticamente es parte de mi familia, va más allá la amistad, nos conocemos de muy chicos, se integró a mi familia y yo me integré a la de él. Es prácticamente como un hermano para mí. Tanto a mí como a mi familia nos golpeó muchísimo lo que pasó”, recuerda.

Marlatto cuenta que cuando su amigo empezó con este proyecto, y estaba con la incertidumbre de largarse como autónomo, con algo que siempre lo apasionó, “de parte mía fue apoyarlo para que esto arranque, porque en ese momento económicamente no lo podíamos ayudar, al punto tal que le ofrecí salir a romper motos en el barrio y dejar la tarjetita para que tuviera clientes (risas). Como le dije en ese momento y le reiteré ahora conozco de su resiliencia, de su capacidad de enfrentar los hechos y perseverar y hacer algo que le apasione. Se va a levantar de esto, es un golpe muy duro, nadie lo espera, pero creo que él en nuestro lugar hubiera hecho lo mismo que hicimos nosotros, o más. Todos hemos tenido dificultades y siempre él estuvo, de todas las maneras posibles. Es una persona de gran corazón que todo lo que tiene lo da y lo que no también”.

“Cuando se quemó el taller, se nos quemó a todos”

En menos de 24 horas de acontecido el siniestro, por las redes sociales comenzó a viralizarse una colecta solidaria para ayudar a la pareja en el mal momento que atravesaban. Gonzalo Caffarata fue uno de los impulsores de la idea.

“Soy uno más del grupo que propusimos eso, pero no es que lo hice yo, sabíamos que él no iba a querer así que lo hicimos por nuestra cuenta. Le hago un agradecimiento tremendo a la gente porque fue impresionante la colaboración que recibimos”, resalta.

Caffarata, que conoce a Maximiliano desde la música desde hace unos 20 años, refleja: “Él estaba ayudando siempre al lado nuestro, teníamos una banda y él estaba siempre para todas las cosas que estuviéramos armando, programando. Nosotros hicimos lo que él hubiera hecho por nosotros. Él decía que no se esperaba toda esta ayuda, yo sinceramente quizá no la magnitud, pero sí sabía que iban a colaborar porque es un tipo que siempre está; personas gambas, que están siempre que las necesitás, no hay dudas que te van a ayudar”.

Otra de las amigas de la pareja es Romina Galliano, que sufrió el incendio como si le hubiera pasado a ella. “Conozco a Maxi desde que tenemos 12 o 13 años, nos hicimos amigos en la pileta de San Isidro, compartimos veranos ahí, de la mano de eso con Silvi nos hicimos súper amigas. La verdad es que son los amigos más chiflados que tengo en mi vida, pero son los mejores”, describe.

Creo que cuando se quemó el taller, se nos quemó el taller a todos. Cuando nosotros vimos las ilusiones suyas apagadas con ese fuego que les quemó las esperanzas, nos prendió a nosotros, a todos los que estábamos alrededor para no dejarnos caer, porque todos habíamos visto levantar esto a puro pulmón, siempre con la colaboración de mucha gente, pero ellos siempre atravesando un montón de situaciones que nunca fueron fáciles. Nos parecía que era buen momento para acompañarlos, sobre todo desde lo emocional, ese fue como mi mayor aporte, estar con ellos todo el tiempo. Acá estamos y creo que cuando sale de corazón no hay otra cosa que esto, me genera emoción”, agrega Galliano.

Más que un amigo, Miguel Ángel Macagno es un papá postizo para la pareja, a quien conocieron a través de su hijo. “Son como mis hijos postizos, los quiero mucho y trato, dentro de lo que uno puede, de acompañarlos siempre”, cerró.