Fabián “Feco” Correa (45) se define “porfiado, como todo petiso” y aunque la frase surge medio en broma, no deja de ser cierta. Y es que su obstinación e insistencia ante determinadas circunstancias de su vida lo llevaron a superarse y a mantenerse en pie, pese a los obstáculos que tuvo.

“Feco” es percusionista de la Banda Municipal de Música desde hace 25 años, docente en un proyecto impulsado por él y otro colega, pero también tomó relevancia pública al ser una de las caras visibles junto a su pareja Sandra Amantini en el juicio contra el exfuncionaio municipal y periodista Carlos Fuentes por delitos de abuso sexual, al menos contra una de las hijas de la mujer (y otra joven), aunque su hermana también hizo la misma denuncia que fue desestimada por la Justicia. Fue un caso de amplia repercusión que llevó más de ocho años de lucha.

En la entrevista que Correa brindó a El Periódico hay palabras que repite: que tienen que ver con la injusticia, esa que lo atravesó en parte de su vida; con la insistencia, que lo ayudó a sobreponerse y con la música, siempre presente como sonidos que lo guiaban o resonaban ante sus pasos.

Fabián es el tercero de cinco hermanos -dos de ellos fallecidos- e hijo de Eduardo Segundo Correa, policía de profesión, y de Ana María Signioreli, ama de casa -matrimonio también extinto-. “Éramos una familia de clase media en tiempos que con un sueldo se podía mantener. Pero nos agarró una época mala, a mi viejo lo pasan a retiro por invalidez, por Parkinson, y mi vieja tuvo que salir a trabajar. Éramos cinco hermanos alquilando en la época de la hiperinflación y desde ahí nunca remontamos”, recuerda con nostalgia.

“Pasamos hambre en serio -agrega-, hubo limitaciones de todo tipo pero esas cosas me fueron formando, a contentarme con lo poco o con lo mucho que teníamos y con aprovechar siempre las oportunidades”.

“Feco” Correa: “Aprendí a defender a mis hijos de quien sea, a creerles y a no bajar los brazos”

La música, siempre

Aunque manifiesta que las limitaciones estuvieron presentes a la hora de poder acceder a los estudios musicales, confiesa que de chico se armaba una improvisada batería con tarritos para meter mucho ruido.

“El tema de la música llega desde chiquito, pero siempre por dificultades económicas se iba cortando. En el primario había ingresado al Conservatorio pero no había dinero para pagar la cuota. Quise estudiar guitarra en el secundario pero el profe se borró y recién a los 18 años se abre la Banda Juvenil, me anoté; estudié para el cursillo que había que rendir y ahí pude empezar a estudiar música”, relata Correa.

Según aclara, su oportunidad de ingresar al elenco estable municipal llegó de la mano de Luis “Ruchi” Esser, recordado director de la Banda Municipal.

- ¿Qué significó para vos ser miembro estable de la Banda Municipal?

- Me llegó tres años después de haber ingresado a la Infanto Juvenil. Creo que fui el único que no tenía formación musical previa, todos los demás chicos venían de haber estudiado en el Conservatorio. Y llegó la oportunidad porque la Banda Municipal en aquel momento había quedado con 17 integrantes y estaban entre que la disolvían o sumaban más gente, fue alrededor de 1997. Le encargaron a Ruchi un relevamiento de la Banda Municipal, él llevó un proyecto enorme y lo primero que le dijeron fue “cuánto nos va a salir”. Esa mirada de la política a la cultura de un gasto y no como una inversión. Una mirada que gracias a Dios fue cambiando. Si bien entramos con subsidios, yo con la alegría de tener un mango y de la música. Me ayudó a tomar la decisión de no irme y de cagarme de hambre, lamentablemente. Ya van 25 años dentro de la Banda Municipal, es mucho.

La Banda y otros oficios

“Feco” recuerda que ingresó cobrando 200 pesos, dinero que según afirma fue fijo durante ocho años. “Pasamos devaluaciones, gobiernos y además meses sin cobrar. Fuimos un grupo de varios músicos los que bancamos la banda y seguíamos trabajando con cinco meses de sueldo atrasado”, admite.

Esta situación lo llevó a trabajar paralelamente de diferentes oficios sin descuidar los ensayos y las presentaciones. Fue cadete de un local de informática, luego realizaría algo de servicio técnico, también fue mozo, lavaplatos, repositor de supermercados y se desempeñó en tareas de mantenimiento en un campo donde aprendió hasta tareas de albañilería.

“En un tiempo era difícil seguir en la Banda porque si bien era hacer lo que yo quería, a la vez se recibían toda una serie de maltratos laborales. Allá por el 2000, en épocas de fiestas de fin de año, era ir con un grupo de músicos a recorrer los pasillos de Economía a pedir por favor que te paguen un mes de trabajo porque llegaba fin de año y no teníamos plata. Y era triste porque teníamos que seguir tocando en actos oficiales y ante las autoridades que nos negaban la plata”, revela. 

- ¿Después de cuántos años pudiste decir “bueno, ahora sí puedo vivir de la música”?

- Y eso hace unos 12 años después que me pasaron a planta permanente, porque primero me pasaron como músico y después como profesor. Ahí pude tener un sueldo digno, aunque junto con otros compañeros hemos perdido esos ocho años que trabajamos en negro. Pero después, cuando comenzó nuestra lucha contra Carlos Fuentes, por las conexiones que él tenía en el ámbito político, nos castigaron a mi esposa Sandra (Amantini) y a mí. En mi caso me quitaron el puesto de docente. Aunque las cosas se acomodaron un poquito y de ahí nace el proyecto “Música x vos” que es donde ahora estoy dando clases.

“Feco” Correa: “Aprendí a defender a mis hijos de quien sea, a creerles y a no bajar los brazos”

- ¿Qué le decís a los pibes que están aprendiendo música y que a lo mejor quieren dedicarse a la profesión?

- Para la música son muchas horas culo, así nomás les digo, es sentarse con el instrumento y tocar y tocar, tener dominio y creatividad. Y en la música ganás por insistente, hay que insistir, tenés que ser porfiado. Obviamente que están los que son muy virtuosos con los instrumentos pero para la mayoría es dedicarle mucho tiempo. También siempre les digo que si van a tocar, ya sea con una bandita o dando clases, que cobren y lo hagan bien. La música es una profesión al igual que todas y merece ser reconocida y bien remunerada.

Ocho años de lucha: el caso contra Fuentes

En julio de 2019, Carlos Fuentes, exfuncionario municipal y periodista, fue condenado a siete años de prisión al ser hallado autor responsable de los delitos de “abuso sexual calificado por la condición de guardador” y “abuso sexual gravemente ultrajante doblemente calificado continuado”, en perjuicio de dos mujeres víctimas que en su momento eran menores de edad.

Fueron más de ocho largos años en los Fabián Correa se comprometió en insistir en el pedido de Justicia junto con Sandra, su pareja y madre de las víctimas.   

Consultado sobre el impacto en su vida de aquella batalla judicial, mediática y psicológica, Correa reflexiona: “Fue mucho aprendizaje, a ver la vida de otra manera y el hecho de la búsqueda insistente de justicia, no me hice policía como mi viejo pero pudimos meter preso a un exfuncionario y alguien de renombre. Y aprendí a defender a mis hijos de quien sea, a creerles, a no bajar los brazos y ser insistente contra todo”.

“Feco” comenta que tiene cuatro hijos, dos con una antigua pareja y las dos mujeres de Sandra. “Ellas son mis dos hijas mayores -insiste-, ya tengo nietos, gané experiencia aunque el caso sí que nos quitó tranquilidad y años de vida”.

Fabián junto a Sandra, compañeros en la lucha.
Fabián junto a Sandra, compañeros en la lucha.

- ¿Cuánto llevaban de pareja cuando logran conocer los abusos?

- Un año, casi nada.

- ¿Y qué te llevó a involucrarte? Tal vez otro hombre se habría borrado…

- Fue la injusticia y que era lo correcto, lo que me hubiera gustado que hagan por mí si me hubiera pasado, no tengo otra forma de decirlo. Estoy con la mujer que elegí, que amo, que se aguantó también mi pasado complicado, nunca me juzgó y menos yo. Es el compromiso con el otro, si uno quiere cambiar algo, es por ahí. Y a mí las injusticias me pegan mal.