“Vinimos a mostrar que podemos trabajar en muchas cosas, que podemos capacitarnos, que somos muy responsables y capaces”, afirma Sandra Bulacio. Así, con contundencia, la profesora del nivel medio, también fundadora y presidenta de Mujeres con Oficios en San Francisco, habla del trabajo “de hormiga” hecho en los últimos tres años en busca de la equidad laboral entre hombres y mujeres, algo que sin dudas llevará tiempo conseguir.

Cuenta que armó un grupo de WhatsApp de manera fortuita, el que se terminó convirtiendo en una asociación civil que lleva capacitadas a unas mil mujeres en todo este tiempo. El año pasado fue el puntapié para las primeras inserciones laborales y este 2023 el objetivo planteado es superador: expandirse.

“Nos identificamos como mujeres que luchamos por el trabajo y la equidad laboral, tratamos en un principio de no mezclar con el feminismo, pese a que adherimos en muchas cosas”, resaltó Bulacio en una entrevista con el ciclo Yo Digo que se emite por El Periódico TV y El Periódico Radio (FM 97.1)

- Difícil tarea la de romper con los estereotipos en el mercado laboral. 

- Es un camino poco recorrido, entonces se complica como todo lo nuevo, tratando de abrir espacios, cabezas: es complicado pero lindo. 

- Mujeres con Oficios nace de manera fortuita: ¿esperabas tal transformación? 

- Hace más de tres años tenía que arreglar un camastro de madera. A través de la página en Facebook Trueque pedí un carpintero y enseguida pensé, ¿por qué no carpintera? Entonces volví a hacer la publicación y me escribieron unas 280 mujeres que querían aprender el oficio, otras que sabían hacer el trabajo. Entonces pregunté qué otras cosas sabían hacer y allí surgieron mujeres que conocían de electricidad, de revoques y me pareció fantástico. Soy profesora, estudié gestión educativa entonces me salió esto de pensar en un proyecto, de agruparnos ante una situación. Les dije de pasar a un grupo de Facebook y empezó como una especie de trueque donde ellas mostraban lo que hacían, publicitaban, contaban sobre lo que estaban viviendo. Y eso fue inquietante para mí porque de alguna manera mi historia personal también me atravesó. Cuando las mujeres comenzaron a decir ‘estoy divorciada pero necesito trabajar, quiero aprender y demás’. Arrancamos y ya llevamos tres años y pico.

- ¿Qué es lo primero que hicieron? 

- Primero me senté a pensar si íbamos a hacer algo que ya estaba hecho. Hay muchos cursos y las mujeres demandaban cursos, pero nos decían que iban y que no tenían lugar por ser mujeres, que después al ser mayoría varones no conseguían trabajo. Me puse a pensar y nos agarró la pandemia. Nos juntamos con otras mujeres a pensar en esto. Y también lo que surgió es las historias de mujeres solas, con hijos a cargo u otras en un ambiente violento, que no consiguen trabajo más que limpiar casas, cuidar niños o ancianos. Había poco y en pandemia nada ya que esto se cortó y muchas mujeres quedaron encerradas con sus agresores. 

- Una situación compleja el tratar de generar recursos y además evitar ser violentadas.

 - Se notaba que era un tema angustiante, la mujer estaba encerrada con su agresor. Yo pasé violencia de género en otra época y son situaciones muy complicadas de salir. Y muchas veces la gente se pregunta ‘por qué se queda’ y se responde asimismo ‘porque le gusta’. Se juzga mucho, pero esto tiene que ver con un círculo de violencia y por eso la autonomía económica es fundamental. Si no tenés autonomía para irte sentís que no te queda otra que quedarte. Algo de esto pasé, pero no para tener empatía con el otro basta con que te ocurra algo, sino pasa por ponerse en su lugar. 

- Sos de las personas que se involucran: ¿te considerás así? 

- Pasa por ahí, uno ve tantas cosas que no nos gustan en la vida y nos vamos en la queja. Pero se trata también de arremangarse y ponerse a laburar, poner tiempo de tu vida, hasta desde lo económico muchas veces. Yo cuando tuve problemas me quejé, pero me levanté y seguí. 

- ¿Qué lugar vino a ocupar Mujeres con Oficios en San Francisco? 

- La sociedad de San Francisco empezó a poner un tema muy importante a la vista de todos, hablamos de que se necesita equidad de género pero realmente empezamos a mostrar que nos falta equidad de género en lo laboral. Hay números que nos dicen que el 5 por ciento de los obreros de la construcción son mujeres y es un ámbito donde la mujer puede estar. Entonces vinimos a mostrar esto, que podemos trabajar en muchas cosas, que podemos capacitarnos en gomería, mecánica de moto, carpintería, pintura de obra; que trabajamos bien, que somos muy responsables, capaces y eso queremos mostrar. Pero también venimos a decir que hacen falta redes y que necesitamos relacionarnos entre nosotros. Hay mucha gente que sabe, con voluntad, pero estamos aislados. 

- Sin recursos todo se complica, pero ustedes llevan más de tres años activas. 

- Nosotros solo somos una red, no tenemos un peso de nada ni de nadie, tenemos un proyecto hace tres años y capacitamos a unas mil mujeres e insertamos a varias. Hicimos un bingo en algún momento, lo único que tendemos son redes, capacitadores que donan su tiempo, instituciones, ONG, gremios como Uocra, el centro comercial, los industriales y empresarios. En algún momento el municipio. 

- Lograron conseguir algo difícil que es el involucramiento de capacitadores hombres ad honorem. Me imagino que eso es gratificante. 

- Rompe con algo que la gente piensa en San Francisco y costó mucho porque hay resistencia al feminismo. Nosotras nos identificamos como mujeres que luchamos por el trabajo y la equidad laboral, tratamos en un principio de no mezclarlos con el feminismo porque se tiende a mezclar todo. Cada una tiene su ideología, pensamiento y adherimos en muchas cosas, pero nuestro proyecto hace foco en el trabajo. Se ha puesto muchas veces a mujeres y varones en contra, como si fuesen dos equipos que van a pelear. Acá enseguida supimos y valoramos a los compañeros varones que nos ayudan en una causa que queremos visibilizar y entendiendo que somos una fuerza de trabajo no valorada. 

- ¿Y cómo reacciona la otra parte, el empresariado, quien debe dar trabajo? 

- Hubo inserciones laborales, muchos empresarios se plegaron, nos escriben, hablamos. Hay mucho trabajo hecho en eso con recursos humanos en las empresas. La responsabilidad social y la parte de género es muy importante, necesitan empezar a trabajar con eso y muchas empresas tienen gente calificada en ese tema. Esto es un proceso y lo tenemos claro. Tres años en la historia de una ciudad como esta es muy poco, sabemos que es un caminito de hormiga. No es fácil lograr la equidad de género. 

- ¿Cuándo mirás para atrás y hacés un repaso de estos tres años que llevan trabajando qué ves?

 - Mucho trabajo. Cansancio, somos pocas, podríamos ser más, estamos siendo contra hegemónicas, vivimos en el mundo donde uno se basa en su vida, sus tiempos, necesidades y nosotros proponemos mirar a la otra, al otro, abrazarlo. Pasó mucha gente que estuvo un tiempo y se cansó, se fueron, otras volvieron. Yo hago muchas cosas, estos es una parte importante pero tengo 42 horas de clases en tres escuelas, sigo estudiando en un doctorado, tengo familia. Se hizo mucho, pero vale la pena. Lloré varias veces este año que pasó cuando me llamaban para decirme ‘conseguí trabajo’ y sabía la situación que arrastraba esa mujer. Eso no tiene precio, saber que aportamos nuestro granito de arena. No cobramos por eso, ponemos plata de la nuestra pero lo recibido es mucho. 

- ¿Qué proyectan? 

- La idea es tener más recursos, herramientas para las chicas. Empezamos en 2020, en 2021 se fueron armado las primeras capacitaciones y el 2022 era la deuda la inserción laboral. Capacitar y no poder insertar era negativo. Este 2023 vamos por la expansión, queremos llegar a más lugares.