En medio de versiones que empezaron a sobrevolar, la Conmebol emitió un comunicado que abre la puerta para cambios.

Con un tesón que pone el foco en el modelo económico más que en el aumento del Metro, los chilenos desafiaron al Estado de Emergencia decretado por el presidente Sebastián Piñera con una ola de cacerolazos y manifestaciones hasta la madrugada de este domingo, varias horas después de iniciado el toque de queda impuesto para sofocar las protestas.

La capital chilena amaneció este domingo con un panorama similar al del sábado, con fuerte presencia militar en los accesos, estaciones del Metro y avenidas principales luego que el Estado de Emergencia habilitara a las Fuerzas Armadas a "tomar el control de la Seguridad Pública".

Desde la última hora de la tarde del sábado rige un toque de queda en Santiago y algunas comunas aledañas, una medida de excepción que las autoridades toman por primera vez desde 1987, bajo la presidencia del dictador Augusto Pinochet.

Tanques en las calles de Santiago.

Tanques en las calles de Santiago.

Igual que en los últimos dos días, el heterogéneo movimiento de protestas incluyó pacíficas familias golpeando cacerolas en numerosas esquinas, automovilistas tocando bocinas y también violentos enfrentamientos con la Policía, saqueos a supermercados, vandalismo y una feroz represión policial con gases lacrimógenos y balas de goma. Y a todo esto, el 23 de noviembre debería jugarse en esa ciudad una final de la Copa Libertadores de América.

Los micros prendidos fuego. (AFP)

Los micros prendidos fuego. (AFP)

Según un informe del diario chileno El Mercurio, a 34 días del partido que tendrá a un argentino y a un brasileño en la definición, la sede de la final (confirmada desde el 14 de agosto del 2018) está en veremos. Así como este fin de semana la ANFP debió suspender toda la fecha (que podía incluso consagrar anticipadamente a la Universidad Católica como campeón), algunos dirigentes empiezan a ponerle asteriscos a Santiago.