Si se menciona el apellido Porta en el Aero Club San Francisco de inmediato todos saben a qué clan familiar se refieren. Encabezados por Nildo y su esposa Graciela Rosso que son colaboradores y han sido brigadistas de la institución, ahora sumaron un miembro más a este núcleo. 

El último fin de semana Bruno Porta hizo su primer salto, el de bautismo, en San Francisco y así inscribió su nombre como la tercera generación de su familia que ha cumplido con este ritual. La aventura fue completa porque estuvo acompañado de su padre Diego y fue supervisado por el abuelo Nildo. 

La genealogía Porta y el paracaidismo se remontan al matrimonio de Nildo y Graciela Rosso. El hombre es paracaidista y colaborador, ella también supo hacer muchos saltos hace tiempo. 

De esa unión nació Diego que se convirtió en la segunda generación de paracaidistas. Al día de hoy él se encuentra en actividad, en tanto que su esposa Elizabeth fue alumna paracaidista. 

Bruno junto a sus padres que también han experimentado la dicha de surcar el cielo.
Bruno junto a sus padres que también han experimentado la dicha de surcar el cielo.

Ahora fue el turno de Bruno, el hijo de Diego que estableció una marca peculiar y que distinguirá para siempre a la familia. 

Desde la tradicional entidad sanfrancisqueña dijeron en redes sociales: “Destacamos la proeza del joven Bruno, aunque no nos sorprende, teniendo en cuenta su historia familiar. Bruno es hijo de Elizabeth, ella fue alumna paracaidista, y Diego aún practica este apasionante deporte”.

En este sentido agregaron: “El jovencito es nieto de nada más y nada menos que nuestro querido Nildo Porta (paracaidista y acérrimo colaborador de la institución) y Graciela (Pirincha) Rosso, quien también ha estado en los cielos como paracaidista. Tres generaciones en este deporte”. 

Cosa de familia

Nildo Porta es conocido por destacarse en diferentes actividades, el paracaidismo está históricamente asociado a su persona. Cuando era joven le tocó ir al Servicio Militar Obligatorio y allí descubrió esta gran pasión. 

“Cuando me tocó el servicio militar en Córdoba estuve en camino a Calera en Artillería. Preguntaron quién quería hacer el curso de paracaidismo y ahí arrancó mi carrera”, explicó Nildo a El Periódico tiempo atrás. 

Oriundo de Morteros, al tener la baja del Servicio Militar los fines de semana pasaba a buscar a su novia (hoy esposa) y llegaba al Aero Club San Francisco para practicar porque en su ciudad esta institución y estaba inactiva.

Con el tiempo Nildo revivió el Aero Club de Morteros ya que siendo mecánico entró a trabajar en la Municipalidad y gracias al empuje logró que entre ambas partes acondicionaran el espacio. 

Incluso cuando fue a vivir a Bahía Blanca se unió a una brigada militar en el Aero Club bahiense. Al volver e instalarse en San Francisco continuó con la actividad hasta que por problemas en sus brazos ya no pudo hacerlo. Ahora logró despuntar el vicio viendo a su nieto compartir la misma pasión. 

Nildo Porta, el hombre de los mil saltos que supo conquistar el cielo