Zulma Ocampo tiene 70 años y siendo una persona mayor no debería pasar las penurias que debió atravesar, por eso sorprende su resiliencia y optimismo. Ella dijo que “no tuvo nunca nada” y que por eso recibe todo lo que le han dado con alegría. 

La mujer atravesó dificultades de salud y en San Francisco se hizo conocida por vender rosarios y pulseras para mantenerse. Hace unas semanas logró con ayuda de muchas personas volver a su Santiago del Estero natal donde su familia le consiguió “un ranchito” donde vivir. 

Algunos trámites con ANSES para ahora tener Pami (ella tiene una pensión) la trajeron brevemente a la ciudad y también aprovechó para recoger otras donaciones. Su semblante ha cambiado y contó que está muy feliz en su nuevo hogar gracias a las distintas cosas que le dieron aquí ha mejorado su vida, aunque todavía no puede usar la silla de ruedas porque le falta una batería para ponerla en funcionamiento. 

Cuando volvió a Santiago tuvo que hacer varias refacciones así que con esfuerzo compró los materiales y le dejaron la mano de obra sin cargo. “En mi ranchito que tenía todo el techo agujereado las chapas y ya las cambiaron porque una señora de acá me donó. Le puse puerta porque ponía un un pedazo de madera y me mandaron de acá un colchón”, contó a El Periódico. 

También se la revocaron por dentro y por fuera, limpiaron todo el terreno e incluso tiene todo listo para salir cómoda con su silla. “Todo hermoso está quedando y todo revocado de adentro y de afuera, eso lo hizo la Municipalidad pero el material lo puse yo”. 

Su preocupación

De San Francisco se había ido con la buena noticia de haber conseguido el dinero para una batería, pero su silla necesita dos y el costo es de 90.000 pesos. Es lo que más congoja le produce. 

“En eso estoy preocupada porque como yo tengo pericarditis, o sea, líquido en el pericardio es un problema cardíaco y entonces yo tengo que tener esa silla sí o sí, pero bueno. De ventana tengo puesto un nylon negro con una madera, lo de la cama no importa porque con las tarimas me hice una y me mandaron dos colchones de una plaza y los pongo apilados entonces es blandita”, aseguró siempre optimista. 

De acá se llevó ollas, platos, vasos, elementos que no tenía antes y ropa de abrigo y cama que le impiden pasar frío. El balance para Zulma es positivo por donde se lo mire: “Yo estoy contenta y agradecida a todos los que los que de una u otra manera me ayudaron a mí no me importa si las cosas que me dan son usadas. Lo importante es tenerlas porque yo no tenía nada y ahora tengo y aparte son cosas bien cuidadas de gente que me ha ayudado fruto desde la última vez que estuve aquí en San Francisco”. 

Proyectos

Su casa relató está más alejada de la capital santiagueña, pero forman con sus vecinos una comunidad “pobre, pero unida”. Además, comentó que para reunir más dinero y mejorar sus condiciones de vida tiene planificado hacer un horno de barro en el terreno y avanzar así en la producción y venta de pan casero. 

“Yo estoy lejos de Santiago centro, pero es hermoso porque es todo aire puro otra cosa y tengo muchos vecinos que son tan pobres como yo, pero somos todos muy unidos. Estoy pensando empezar a hacer pan para vender, quiero hacerme un hornito de barro; otras cosas no puedo, pero eso sí puedo", afirmó.

Asimismo aseguró que si consiguiera una máquina de coser le vendría muy bien porque aquí en San Francisco aprendió a hacer muchas cosas con las manos, mientras eso no es posible está enfocada en su proyecto de amasar y vender pan. 

Yo lo único que quiero es tener la casita bien. Me voy, pero voy a estar bien, solo les pido que me ayuden a acomodarme nada más, escuchen mucho mi pedido y me den una mano”, cerró no sin antes prometer que un día habría reencuentro con ese pan. 

Lo que necesita

Aquellas personas que deseen colaborar con Zulma pueden darle una mano de manera económica ya que volvió a su casa en Santiago. Para ello está disponible el alias ZULMA.MEDALLA (titular: Zulma Gladys Ocampo). Asimismo se la puede contactar al teléfono 385 5981151.