La crisis cambiaria y luego económica que golpea al país muestra, poco a poco, su impacto en las variables sociales.

Por ejemplo, la pobreza expresa en cada medición tasas cada vez más altas, hasta alcanzar al 30% de la población urbana.

Es lo que también está sucediendo con el empleo, la otra variable de la “economía real” que trimestre a trimestre se muestra signos de deterioro.

En el Gran Córdoba, el organismo oficial calculó que la desocupación trepó hasta el 11,3% de la población en condiciones de trabajar.

Se trata de 85 mil personas que en el primer trimestre de este año buscaron empleo activamente y no lo consiguieron.

En tanto, hay otros 83 mil subocupados. Son personas que trabajan menos que las horas que querrían. Ambos grupos conforman los 168 mil cordobeses que tienen problemas laborales.

Un año antes, entre enero y marzo de 2018, la cantidad de desocupados era de 77 mil, una tasa del 10,3%.

En el país, la tasa de desocupación trepó hasta el 10,1% en el mismo trimestre y ya abarca a 1.338.000 personas de los 31 centros urbanos más importantes.

Extrapolado al país: casi dos millones de habitantes.

A las causas hay que buscarlas en la fuerte recesión que se generó a partir de la suba descontrolada de los precios (la inflación avanza arriba del 50% interanual desde febrero) y en la paralela caída del poder adquisitivo (12% en 2018).

Volviendo al Gran Córdoba, el 11,3% de desocupación es el segundo más elevado desde que gobierna Cambiemos en el país.

En el segundo semestre de 2016 había marcado 0,2 puntos porcentuales más.

Extrapolando las tasas del aglomerado capitalino cordobés a toda la provincia, la cantidad de desocupados alcanzaría las 190 mil personas, siempre entre enero y marzo de este año.

Para Gerardo García Oro, especialista del Ieral (Fundación Mediterránea) en temas de empleo, un dato para destacar es que la tasa de actividad (gente que tiene empleo o que busca trabajo) se mantiene en niveles muy altos: 48%, según el Indec, para el primer trimestre.

Si bien es una tasa pobre en comparación con la de otros países, incluso de la región, es elevada para cualquier centro urbano argentino.

“Se advierte que hay una necesidad de participación en el mercado laboral, de estar, de buscar trabajo, por una insuficiencia de ingresos, por la inflación; por eso no cede”, explicó a La Voz el economista.

García Oro entiende que se trata del “fenómeno del segundo o tercer trabajador por hogar”, gente que se ve empujada por la situación y se incorpora o se mantiene en la búsqueda debido a un contexto adverso “en el que no alcanzan los ingresos”.

El nivel de desempleo arriba del 11,3% en Córdoba evidencia, para García Oro, que en el “primer trimestre del año la economía no se reactivó”. “Es un poco el traslado de los efectos adversos de la situación hacia finales del año pasado, con tasas de desempleo que se han estacionado arriba de los dos dígitos”, apuntó.

Paralelamente, un dato que demuestra que la realidad laboral se está deteriorando es la tasa de informalidad, que marcó en el período analizado 39,7% para el Gran Córdoba. Se trata de dos puntos porcentuales más que en igual período del año pasado, cuando era del 37,5%.

El porcentaje es notablemente más alto que el que registró el promedio de la región pampeana (35%). En el Gran Rosario, un distrito con una fisonomía productiva similar a la de Córdoba, el índice fue de 34,6%.

Empleo débil

La caída en la informalidad es un efecto de la crisis económica: muchos empleos se transforman, parcial o totalmente, en trabajos por fuera del circuito “en blanco”, con el consecuente impacto en la salud de las familias (ya que se pierde la obra social) y a futuro (por la falta de aportes jubilatorios).

En el caso de los subocupados, esto es, personas que trabajan menos de 35 horas semanales, se potenció en el período relevado el grupo de los que quieren trabajar más horas.

En el primer trimestre de 2018, estos conformaban el 80% de los subocupados. Un año después, ese grupo trepó a casi el 90%.

También creció de manera contundente el universo de los ocupados que están buscando trabajar más tiempo o están tratando de conseguir un puesto mejor porque lo que cobran no les alcanza.

Esa tasa pasó del 20,3% en enero-marzo de 2018 a 24,1% en el primer trimestre de 2019.

Según Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), “al sumar todos los grupos de la población económicamente activa que generan presión sobre el mercado de trabajo (desocupados abiertos, ocupados demandantes y ocupados no demandantes disponibles), la tasa aumentó del 29,9 al 33,9%, en el caso del total de los aglomerados urbanos”.

“Este es el verdadero problema laboral argentino, que refleja un aumento de la precarización y la inestabilidad en los ingresos”, dijo.

La crisis y el impacto en la economía real

Son datos del primer trimestre de este año.

11,3%. La desocupación en el Gran Córdoba trepó hasta el 11,3%. Es la tasa más alta desde el período abril-junio de 2016, cuando marcó 11,5%. Es un punto más alta que en igual período de 2018 (10,3%).

10,1%. En el total de 31 aglomerados urbanos que releva el Indec, la desocupación creció hasta el 10,1%. Afecta a 1.338.000 personas en esas ciudades. En todo el país, son casi 2 millones.

7,1%. En Río Cuarto, la desocupación marcó 7,1% entre enero y marzo. Afecta a unas seis mil personas. La tasa de subocupación (trabajan menos de 35 horas semanales) se ubicó en 6,4%.

Fuente: La Voz del Interior