Tras sufrir a fines de marzo la muerte de su padre por COVID-19, el periodista villamariense Rodrigo Urquía escribió en su cuenta de Facebook una dura y conmovedora carta en la que pide a la sociedad tomar conciencia de la grave situación sanitaria que atraviesa Argentina en la segunda ola de coronavirus y extremar los cuidados para evitar los contagios, a la vez que cuenta lo que le tocó vivir a él y su familia.

Urquía se desempeña como productor y columnista en Villa María en el canal Uniteve, y su papá Marcelo falleció en marzo con solo 55 años. El periodista escribió una carta destinada a los "indecisos" y subrayó en su mensaje que se se trata de elegir: cuidarnos nosotros y así cuidar a los demás.

Pero además, destacó que, como profesional, desde el comienzo de la pandemia habló con numerosos especialistas y autoridades sanitarias, pero que nunca imaginó que su familia iba a ser parte de las tristes estadísticas que reflejan las muertes y contagios. "No le deseo a nadie lo que me tocó ver ni lo que le toca vivir a mi familia. No le deseo a ninguno tener que pedir a enfermeras que por favor traten de salvarle la vida a tu ser querido", escribió. 

A continuación se reproduce el texto completo de la carta:

Carta a los indecisos

Habitualmente, es un término que escuchamos en encuestas previas a alguna elección. Hoy también se trata de elegir.

Elegir cuidarte y cuidar al otro. Elegir evitar que el sistema de salud se siga cargando y ya no pueda darse respuesta, como está de pasar. Evitar la propagación de algo que está más allá de nosotros y que, literal, mata personas y destruye familias.

Soy periodista, informó números, estadísticas, reportes, nuevos positivos de Covid, contactos estrechos y desgraciadamente muertes desde el día 1 de esta pandemia. Destiné pilas de horas de mi último año a hablar con infectólogos, directores de clínicas, funcionarios relacionados a lo sanitario y cuanto especialista imaginen que están (como todos) involucrados en esta encrucijada de la pandemia.

Jamás, ni en la noche más oscura de insomnio, imaginé que en algún momento el número del reporte diario íbamos a ser nosotros, que iba a ser mi familia, que iba a ser mi papá.

Y nos tocó. En este tablero, somos todos piezas de un mismo juego. No manejamos nada. Como estrategia, sólo tenemos el cuidado. Me encantaría no tener que estar escribiendo esto. Pero me duele y me rompe un poco más el corazón ver que personas siguen enfermando y muriendo por lo que atravesamos.

Soy periodista. Repito, desde el día 1 estoy en la calle. Pero no me curtí ni un poco. Vivo en mi cabeza una película de terror desde que tuve que despedir a mi papá. El último saludo a mi viejo fue por WhatsApp. La última oportunidad en que lo vi físicamente estaba entubado, en coma y con su alma despidiéndose de nosotros.

No le deseo a nadie lo que me tocó ver ni lo que le toca vivir a mi familia. No le deseo a ninguno tener que pedir a enfermeras que por favor traten de salvarle la vida a tu ser querido. Dios o en lo que crean no quiera que tengan que pararse en la puerta de una clínica a cualquier hora de la madrugada a pedir por la salud tu viejo, sabiendo que solamente una vez iba a poder entrar a verlo con mi alta ya otorgada, él ya dormido y yo con mil preguntas que no van a tener respuesta.

Lo único que deseo profundamente es que nadie más pierda a nadie. Ni a un familiar, amigo, compañero de laburo, o a sí mismo. Todos queremos volver a darnos ese abrazo largamente añorado después de postergarlo por más de un año.

Pero si de algo sirve mi vivencia personal, les hablo a los indecisos, a los que no se enfermaron, a los que pueden seguir creyendo en que el cuidado sirve. A los que saben y entienden que los médicos y enfermeros no dan más. Si te cuidas vos, cuidas al otro.

Carta a los indecisos, como en las elecciones. Estamos ante la posibilidad de elegir bien y salvar vidas. Siempre estamos a tiempo. Ojalá así sea.