El sábado último en la madrugada los músicos desarmaron todo después de su show en el comedor La Nueva Estancia, ubicado en San Francisco sobre la ruta nacional 158 y a metros del cruce con la ruta 19. Juan López, uno de los propietarios, fue a llevar a una de las empleadas a su casa para que no gastara en un remis. Adentro del comedor estaba su esposa Rosa Martínez, que lo esperaba en un salón vacío con su teléfono cargando.

En cuestión de minutos sintió un ruido, agarró un cuchillo y en ese momento fue atacada salvajemente por un delincuente. A Rosa la golpearon, la patearon pidiéndole el dinero de la recaudación, pero lo peor fue cuando vio que uno de los delincuentes le puso un arma en la cabeza a su nieto, el cual, según cuenta la mujer, quedó muy afectado.

Todavía con dolor y un trauma psicológico importante ya se encuentra trabajando de nuevo, preparando cosas para las comidas del fin de semana e hizo una pausa para contar a El Periódico lo que padeció esa madrugada.

Robo en La Nueva Estancia: patadas, sillazos y un arma, los detalles del horror

“El sábado cuando termina todo, se quedó desarmando la orquesta que estaba que era Claudio y la Banda Brillante. Nosotros siempre a la chica que nos ayuda en la cocina la llevamos para que no gaste en un remis”, comenzó.

La familia ignora si alguno de los delincuentes o alguna otra persona sabía ese detalle, pero lo cierto es que mientras Rosa esperaba a su marido detrás del mostrador y con todo cerrado, sintió un ruido que la alertó.

“A todo esto busco la recaudación. Sentí el ruido en la puerta y vi que bajaba y subía el picaporte. Entonces lo único que atiné es a bajar despacito de la banqueta y buscar un cuchillo”, recordó.

Robo en La Nueva Estancia: patadas, sillazos y un arma, los detalles del horror

Lucha y golpes

La mujer relató que acto seguido, y armada con un cuchillo, se trenzó en lucha con un delincuente, ya que hasta ese momento solo uno de ellos había aparecido. Ella le apuntó a su estómago y buscó persuadirlo de esta manera hasta que el delincuente logró quitárselo.

Rosa describió al atacante como alguien “muy flaco y hábil” que entró por el mismo hueco de un vidrio de la puerta que rompieron. Al ver esa pelea ingresó el otro ladrón y juntos la tomaron de las muñecas. “Me sacan el cuchillo, me tiran al suelo y con dos sillas me entran a pegar entre los dos en el suelo”, contó.

“Yo gritaba y ellos me pedían la plata, decían ‘dame la plata, apurate vieja, dame la plata’. Y yo les decía que no tenía, que estaba en el auto que se había ido”, agregó la mujer, que intentó proteger el dinero.

El peor de los miedos era que en la planta alta estaban sus nietos durmiendo. Uno de ellos escuchó lo que sucedía y se levantó. “Viene corriendo, gritando, lo agarran del cuello y le ponen el arma en la cabeza. Ahí lo único que atiné es a decirle dónde estaban los bolsos con la plata”, narró Rosa.  

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La huida

Según explicó la víctima, el pequeño de 11 años les gritaba a los delincuentes que no la golpearan a ella: “Cuando yo le hago seña al nene de dónde estaban los bolsos, le dice ‘yo te doy, yo te doy, no le pegues a mi abuela, no me pegues a mí’”.

Rosa cree que si el niño no aparecía, quizás ante la renuencia de ella para decir dónde estaba el dinero no hubieran tenido empacho alguno en matarla. Lo sospecha porque dijo que los ladrones le preguntaban a su nieto si había otras personas. “¿Quién más hay? ¿Está tu vieja, está tu viejo? Fue un valiente bárbaro”, relató.

Con el objetivo cumplido, los delincuentes tomaron los bolsos donde estaba el dinero. Era aproximadamente 1.500.000. “Incluso le pegaron a la caja y se llevaron el sencillo, agarraron el celular mío que estaba cargando y hasta la bolsa con mis remedios”, agregó.

La mujer aclaró que no era normal tener esa cantidad, sino que junto a la recaudación de la noche tenían lo que habían retirado antes para pagar alquileres de sus locales.

Hasta el momento hay un joven de 26 años detenido por su presunta participación en el asalto y la Policía logró recuperar algo más de 300 mil pesos, una parte muy inferior de los robado.

El vidrio que rompieron para ingresar.
El vidrio que rompieron para ingresar.

Preguntas sin respuesta

A Rosa le quedó mucho miedo, impotencia y rabia que no puede sacar ni siquiera llorando, tiene miedo de quedarse sola y se niega a tener que vivir encerrada.

“¿Por qué nosotros tenemos que estar presos y no ellos? ¿Por qué tengo que tener seguridad si la Policía está para cuidarme? Entonces vivimos con una inseguridad terrible. Por qué tenemos que estar nosotros así, con miedo. Si nosotros trabajamos. ¿Por qué?”, se preguntó Martínez.

Confiesa que en estos días se plantearon no seguir trabajando en el rubro, pero consideraron que eso no iba a cambiar que exista la inseguridad. “Hay que seguir trabajando. Nunca, diez años que estamos en el mercado y jamás me sentí así ni nos había pasado. No les puedo explicar lo que siento”.

Demoras

La mujer también cuestionó las horas que debió pasar en la Policía para hacer la denuncia. “No los culpo a los policías, pero están atados a veces de pies y manos porque tampoco pueden actuar. Fuimos a hacer la denuncia y estuvimos desde las 8 y media hasta las 2 de la tarde ahí adentro”, aseguró Rosa.

La hipótesis de esta familia es que los ladrones no llegaron solos, sino que probablemente los esperó algún auto porque el localizador del teléfono rápidamente los ubicó en cercanías del Circuito El Bosque.

“Creo que esta vez ellos se asomaron y me vieron sola y dijeron este es el día. A lo mejor vinieron varias veces y se toparon con que este sábado podían”, sostuvo Rosa que siempre lleva ella a alguno de sus empleados si lo necesita, pero esa noche no tenía ganas de salir.

El deseo de la familia es que pronto la Policía les devuelva el dinero que se logró recuperar y se logre dar con el resto, mientras tanto siguen picando verdura y preparando el menú del fin de semana.

“Muchas personas me traen dinero para ayudarnos, los proveedores y las inmobiliarias nos van a esperar. Hoy compramos verdura y no nos la quisieron cobrar, ahí te das cuenta que no toda la gente es mala”, concluyeron.