Por Manuel Ruiz - Nicolás Albera

El jueves 2 de abril era el último día en que Adrián Cravero, vendedor de la firma Coca Cola, hacía esa zona de la ciudad. La semana siguiente comenzaría con un recorrido nuevo. Y la despedida del lugar no fue para nada agradable ya que el joven que este martes 5 de mayo cumple 33 años de edad, recibió un disparo tras intentar evitar ser asaltado.

El hecho se produjo en calle Resistencia al 350, frente a una carnicería conocida como Dos Hermanos. Allí había arribado el vendedor cuando dos menores de edad (uno de ellos detenido mientras que el otro se encuentra prófugo), que se conducían en una motocicleta de 125 cilindradas, lo asaltaron punta de pistola e hirieron de gravedad.

Tras poco más de un mes, Adrián trata de volver a una vida normal, aunque sea bastante difícil ya que está en proceso de rehabilitación y recuperación. El Periódico lo visitó en su casa, donde lo entrevistó.

Adrián, ¿cómo estás de salud?

Recién me sacaron un catéter, un drenaje porque levantaba fiebre desde los primeros días de internación. Casi todo el mes tuve fiebre y no sabían qué era, y me hicieron una tomografía de tórax y descubrieron que tenía líquido, así que me hicieron una punción y me lo sacaron para ver qué infección tenía. Con ese catéter pudieron desagotar la zona y el fin de semana estuve con antibióticos para seguir combatiendo la infección.

¿Estás con dolores por la herida?

Dolores no tengo. No me dolió la operación ni nada. Me molestaba el catéter para sentarme o levantarme y después sí mucho dolor de espalda por estar mucho acostado.

¿Cuántos días fueron de internación en el Hospital Iturraspe?

28 días en el Hospital. Me quedé siempre ahí por la atención y aparte tenía los médicos que me seguían: los doctores Buffa y Suárez y la doctora Giménez, que cuando me dieron la opción de elegir si quedarme o trasladarme a otra clínica, preferí quedarme. Cuando me hacen el catéter me dicen que tengo la opción de pasar a la Clínica Regional y acepté porque estaban todos los médicos que ya me atendían en el hospital, iba dos veces a la mañana y tres veces a la tarde. Estaban continuamente viéndome, me quedé ahí por la comodidad, la atención fue especial, porque me dejaron solo en una habitación teniendo todas las otras habitaciones colmadas.

¿Volviste a salir a la calle?

Yo vivía en la calle y ahora salí dos veces nada más. Una porque me estoy cuidando, y otra porque no tuve oportunidad de salir. El sábado tuve que salir de urgencia de casa porque tenía un dolor muy grande, que terminó siendo un dolor muscular cerca del corazón por el catéter que me estaba impidiendo respirar bien. Me estaba aplastando los órganos, algo similar a lo que me producía con el líquido. No salí a la calle, fui un rato a la plaza con mis hijas y se me cruzaron todas cosas buenas. Estaba sentado en la plaza y la gente pasaba y me saludaba, gente que no conozco.

¿Cuándo tuviste miedo?

Tuve miedo con el tema de la fiebre porque no me la podían bajar y no me encontraban el punto, hasta que vino el doctor Buffa y detectó la infección. Miedo tuve dos noches que hablé con ella (la mira a su esposa Belén).... nunca tuve miedo de irme para arriba, ni cuando me pegaron el balazo, ni cuando me durmieron que estuve cinco días en coma, tuve sí miedo por la fiebre.

Tuviste un ángel ese día…

Sí, el Leo. Leo Urquía. Cuando me pasa eso yo salgo corriendo, corrí media cuadra con la bala ya adentro del cuerpo, ya herido, me para él, yo no lo veo. Él me para y me dice estás herido, te llevo al hospital, y yo le digo no estoy herido. Yo estaba con la adrenalina a full, estaba sacado y me dice tocate y me veo las manos y estaban llenas de sangre. Perdí mucha sangre, me hicieron seis transfusiones. Me sienta en la moto, me abraza y yo lo trato de abrazar y ahí me desmayo. Siete cuadras en contramano y cuando entramos empezó a gritar herido de bala, herido de bala y en ese momento salieron todos los médicos. Me bajé de la moto, me subí a la camilla yo solo y después no me acuerdo. Luego me visitó en terapia y estuvimos hablando mucho, me lloré todo porque no podía creerlo y le pregunté cómo fue y él me dijo: “Mirá, yo iba a salir a comprar unas facturas a una panadería ahí cerca e iba a ir caminando y escuché un disparo y salí en moto para ese lugar y te encontré”.

Un hermano adoptivo pasó a ser, ¿cómo lo bautizaste?

Sí. Viene día de por medio a casa, vimos un partido de River acá, el siendo fanático de Boca... alguien lo mandó porque si no yo no llegaba.

Sus mujeres

¿A ellas, tus hijas, cuándo las pudiste ver?

A ellas las vi a los 15 días (se emociona y la voz se le entrecorta). Lo que pasa es que tenía muchos cables, suero, algo en el dedo, y no querían que me vean. Cuando me sacan el suero, cuando me sacan de terapia me pasaron a clínica quirúrgica y a los 15 días le preguntaron al pediatra si me podían ver, el pediatra dijo que sí y ahí las pude ver y estaban desconocidas. Ella (por una de sus hijas) me cuida constantemente, me saca las zapatillas, me saca el pantalón, me tapa, me ayuda a subir las escaleras. Tengo dos enfermeras de lujo, la madre y la hija.

¿En algún momento fuiste conciente de lo que generaste?

Me iba enterando de a poco. Apenas me sacan de terapia, yo quería conocer a los que me atacaron, quería conocer todo lo que generé, que no lo sabía. No tenía noción. Con respecto a la marcha, sabía, pero no sabía que se había convocado tanta gente. Según lo que escuché fue histórica, se juntaron 2500 firmas, no sé si porque colmó el vaso, porque en la zona que trabajaba había muchos robos. Robos a gente humilde que se rompe el lomo trabajando y que vengan unas lacras, porque los considero lacras… no les tengo bronca ni rencor, pero me da lástima esa gente. A la larga no tienen un final feliz, el de arriba sabe qué tiene que hacer.

¿Tenías ganas de conocerlos?

Quiero ver cuando me vean a los ojos ver qué sienten ellos. No tengo rencor, tengo bronca porque me tocó a mí. Hablando con mucha gente me calmé en ese sentido y ahora tengo que descubrir para qué estoy acá. Yo lo que quiero es justicia, que los ponga en el lugar que pertenecen, ya a uno lo tienen adentro y el otro está dando vuelta.

¿Pensaste en irte de la ciudad?

No, jamás me iría de San Francisco.

¿Pensaste en cómo hiciste para salir adelante?

Cómo te puedo explicar... es mucha fuerza. Yo en terapia hacía ejercicio, me ponía auriculares y hacía ejercicio. Meterle fuerza, garra y corazón, saber que tenés una familia. Tampoco le tuve miedo a la muerte. Cuando me desperté después de cinco días nunca tuve miedo, siento que no es mi hora. Y siento que arriba me dijeron vos no tenés que estar acá todavía, tenés que estar con tu familia, tenés mucho que hacer.

Vivías en la calle, como dijiste recién: ¿pensás volver a ese trabajo?

Hace 16 años que estoy en la calle, hoy tengo 32 y este martes cumplo 33. Pero hoy puedo pensar en la recuperación, tengo tres o cuatro meses de recuperación. Y después pensaré. Me metés en una oficina y me muero. Estando en la calle, charlando con gente todo el tiempo, el saludo del otro, gente humilde que te espera con mate y criollitos cada vez que vas, pero solo pienso en la recuperación y en la familia. Seguro que voy a volver, pero hoy no pienso en eso.

¿Algo más que quieras decir?

Gracias a todos.