Por Abel G. Spalla

En la noche del día 26 de julio de 1952, por Radio del Estado (hoy Radio Nacional), el locutor con voz entrecortada, informaba que a la hora 20:25 falleció la jefa Espiritual de la Nación Eva Perón. Para tristeza de los humildes, de sus cabecitas negras, como ella los llamaba, pasaba a la eternidad la querida Evita, para los detractores enquistados en la oligarquía que habían escrito en los muros” viva el cáncer”, había muerto “la puta de Junín”.

Quienes escuchamos esa triste noticia, quienes queríamos a Evita, especialmente los pibes de entonces como quien esto escribe, la congoja y las lágrimas marcó a fuego esa fecha y hora, ya estábamos plenamente convencidos que pasaría a la historia, y así fue porque hoy a 72 años Evita es una historia viviente, esa misma historia que muchos chicos, hijos de los detractores de entonces, a través del tiempo ya siendo adultos mayores, pusieron a esta gran mujer en el pedestal que le correspondía, diametralmente opuesto a las ideas de sus mayores.

Mucho se ha escrito sobre María Eva Duarte, quien fuera la segunda esposa de Juan Domingo Perón. Hay que reconocer que algunos lo han hecho por sentimientos, otros como negocio, otros por intereses políticos, otros verdaderas historias, pero todos han coincidido -salvo raras excepciones – en resaltar la personalidad, reconociéndola como la bautizó su pueblo: EVITA.

Debemos partir de la premisa que Evita era una mujer de carne y hueso, era un ser humano, por lo tanto tuvo aciertos y errores, virtudes y defectos, pero lo que no cabe discusión alguna es que fue una luchadora incansable a favor de los desposeídos, del humilde, de la clase obrera, de las mujeres, de una causa justa. Evita irradiaba AMOR (Dalmiro Sáenz escribió “…la ideología de Evita es el amor…”). Los detractores decían que no era AMOR sino el odio proveniente desde la cuna a raíz de ser hija natural, como si ser hija natural fuera un pecado capital y la penitencia era marginarse de por vida.

Había nacido el 7 de mayo de 1919 en la estancia “La Unión”, en jurisdicción del distrito Viamontes (Estación Los Toldos – llamado así por estar cerca de las tolderías del cacique Ignacio Coliqueo -) provincia de Buenos Aires. La estancia era propiedad de Juan Duarte, que vivía en Chivilcoy, de la misma provincia, doña Juana de Ibarguren madre de cinco hijos entre ellos María Eva era quien la habitaba. Juan Duarte estaba casado con Estela Grisolía y era el amante de doña Juana. Fue bautizada el 21 de noviembre del mismo año. A los siete años hizo su primera comunión. En 1930 la familia se trasladó a Junín, en la misma provincia de Buenos Aires, y la “Chola”, como la llamaban, comenzó a cursar el tercer grado. Desde muy chica y en la escuela primaria ya despuntaba su vocación “tomando parte” en todos los actos escolares, y su vocación era precisamente ser actriz, vocación que nació escuchando, lo que era muy común en esos tiempos, los radioteatros. A los catorce años ya integraba grupos filodramáticos. Una circunstancia fortuita, cual fue la presentación en la ciudad de Junín del vocalista Agustín Magaldi - muy en boga – hizo que María Eva Duarte viajara con el mismo Magaldi a Buenos Aires cuando apenas tenía quince años. Se escribió mucho de este viaje, algunos dicen que Magaldi fue acompañado por su esposa y ésta es quien aconsejó el viaje; otros escritos señalan que la acompañó doña Juana - su madre –, y los más descarados detractores “que viajó para ejercer la prostitución” de ahí el apelativo “la puta de Junín” en que los oligarcas la llamaron, obviamente buscando su desprestigio. ¿Pero al final… qué interesa su procedencia?, si del momento mismo que conoció al coronel Juan Domingo Perón dio todo, hasta su vida.

También se produjo un desfile de gente en la sede de la CGT ubicada en calle Salta entre Rivadavia y Córdoba, cuadra que por la cantidad de gente se cerró el tránsito.
También se produjo un desfile de gente en la sede de la CGT ubicada en calle Salta entre Rivadavia y Córdoba, cuadra que por la cantidad de gente se cerró el tránsito.

A partir de ese año -1935-, María Eva vivió en forma independiente participando como actriz de reparto en varias obras teatrales y de radioteatro bajo el nombre de Eva Duarte, aunque en los últimos tiempos como tal era protagonista de primera línea.

Lo que precede es en forma sintética los orígenes de esta gran mujer que en el año 1944 conoce al hombre de su vida de quien se enamoró y acompañó hasta la muerte, el hombre que le dio la posibilidad de ser EVITA fue el entonces secretario de Trabajo y Previsión, Coronel del Ejército Argentino Juan Domingo Perón, de estado civil viudo, 48 años de edad, ella no había cumplido aún 25. Se casan por civil en la ciudad de Junín días después del heroico 17 de octubre, el 22 de octubre de 1945. Perón ya era candidato a presidente de la Nación en las elecciones del 24 de febrero de 1946 la que se impuso asumiendo la primera magistratura el 4 de junio del mismo año. Hay versiones que indican que se conocieron en el año 1944 en el Luna Park (el viejo estadio de Corriente y Bouchard en Buenos Aires) en un festival a beneficio de las víctimas del terremoto en la provincia de San Juan del año 1944, otros dicen que habían tenido un encuentro previo a ese festival en la Secretaría a cargo del coronel. De cualquier manera, ya se había abierto una compuerta en la vida política argentina, escribiendo una de las páginas más importantes de nuestra historia, en manera especial de la MUJER ARGENTINA.

Fue tan intensa la luz que irradió Evita que hasta eclipsó la figura del General Perón, es que tenía luz propia, no necesitó de fuerzas exógenas, lo único que necesitó y lo obtuvo fue el apoyo incondicional de su pueblo. La intensidad fue tal que ni de muerta, a pesar de los agravios, de la desfiguración de su rostro, de prohibiciones, pudo borrarse de la memoria de su pueblo. Fue tan intensa su luz que los tristemente célebres Montoneros de la década del ’70 crearon la frase –escritas en los muros y pancartas- “si Evita viviera sería montonera”, nada más lejos a la realidad, puesto que Evita, como decimos, era sinónimo de AMOR, y quien da amor es pacífico, no empuña armas. Dar amor o ser pacifica tampoco quiere decir ser endeble, ser vulnerable, al contrario, Evita era todo dinámica, todo pasión. El peronismo fue un Movimiento político, y como tal no estaba exento de oligarcas, y estos eran sus más acérrimos enemigos.

Para escribir las obras de esta gran mujer haría falta páginas, hay bibliografías muy importantes e imparciales; la obra más importante fue la Fundación Eva Perón, que no gastó un solo peso del Estado.

Una muñeca y su madre trabajando en una máquina de coser(a pedales, se entiende) le quedó grabado a la Chola, y cuando grande, ya siendo Evita los niños y las mujeres trabajadoras fueron sus desvelos, de ahí el amor a los niños y el voto femenino.

María Elena Walsh escribió en su poema Eva:

calle Florida, túnel de flores podridas.

Y el pobrerío se quedó sin madre

llorando entre faroles sin crespones.

Llorando en cueros, para siempre solos…

Abel Gesús Spalla