Por Jorge Borgognoni (consultor político)

En el año 2007, el San Francisco de aquel entonces evidenciaba dos caras de una misma moneda que reflejaban un estadio de cambio, ya que el 65 % de los entrevistados en una encuesta sostenía que había terminado un ciclo y era necesario una alternancia en la conducción en el Palacio Tampieri.

Este indicador era fruto de un número considerable de variables y que se entendía en el vecino como un estado de inacción, en términos materiales percibidos en la falta de obras como así también de desconfianza en términos inmateriales, y que eran observados por el desorden de la administración local.

Lo cierto es que la elección guió la mayoría de las preferencias electorales a la propuesta encabezada por Martín Llaryora (PJ). Su principal objeto era recuperar la añoranza de que San Francisco vuelva a ser La Perla del Este, caracterizada por la pujanza productiva y el progreso como forma de vida.

Estos significantes simbólicos que buscaran llenar los vacíos diagnosticados lograron su cometido en un elemento discursivo de alto impacto: “Las cosas bien hechas”, con todo lo que ello supone.

Además nacieron dos constructos transversales que respondían a los indicadores en rojo de otrora: el Polo Educativo y el Polo Productivo. El primero que encuentra una batería de acciones directas e indirectas que permite a los jóvenes invertir en su futuro profesional como laboral. El segundo, en tanto, era un articulador de la fuerza productiva de una ciudad que hace lobby por los suyos e inserta su Parque Industrial entre las mejores oportunidades de crecimiento.

Jorge Borgognoni participó de los 15 años de El Periódico hablando de política.
Jorge Borgognoni participó de los 15 años de El Periódico hablando de política.

Pero los matices del poder en muchas ocasiones obligan a tomar decisiones que pujan entre lo personal y lo social, y cuando afecta a los líderes locales, en una primera instancia la sensación de desazón o abandono suena difícil de asimilar. Llaryora tuvo que sortear en dos oportunidades esta situación: cuando integró el gabinete de ministros del gobernador José Manuel De la Sota, y luego en la fórmula electoral como vice de Juan Schiaretti.

Sucesores

Así los mecanismos institucionales obligaban al Concejo Deliberante a sostener el rumbo que había comenzado a visibilizarse en la ciudad y esa misión recayó en Ignacio Garcia Aresca, quién empeñó su accionar en establecer las obras de infraestructura para el San Francisco de al menos 30 años próximos.

La llegada de Damián Bernarte le significó ahora aportar a partir de sus acciones actividades de la que todos somos protagonistas de un cambio iniciado en 2007.

“Tenemos pasión por hacer” y “Es por acá” se convirtieron en los nuevos elementos cómplices con cada ciudadano que renuevan el sentimiento de orgullo que restablecen todos los días correr la línea de base que está cimentada en el diálogo y sobre todo en la escucha de los silenciosos.

En el arco opositor, en estos últimos 15 años hubo un desmembramiento y atomización importante entre sus partidarios, que incluso participan con una agenda anacrónica, que hablan solo para los votantes filiatorios por defecto, que no bucean en la superación sino desde el status quo del poder.

De modo que este desafío permanente de construir ejes simbólicos que establezcan cohesión entre los ciudadanos, que establezca el mínimo de convivencia, que define los sueños compartidos, es siempre el norte que debe guiar a los gobiernos locales y que en la medida de su coincidencia con todos aquellos que aportan ideas, recursos y exigencias.

Los resultados elevan la vara de lo que se espera en una sociedad, en un momento dado y en un lugar determinado.