La casa de Juan Alberto Alvarez llama la atención no solo por sus flores y los perritos que la custodian, también porque hay unos cuadros de clubes hechos muy prolijos y un cartel grande que dice "Letrista".

En Argentina lo llaman así, para otros quizás sea más adecuado mencionarlo como "Cartelista", incluso para Google - si es el que término se ingresa allí - coincide en esto.

Sea cual sea el caso, por Enrique J. Carrá 2073 se lee "Letrista" y el hombre con mucha amabilidad narró con pelos y señales los pormenores de su trabajo, la forma en que la tecnología lo fue transformando y cómo es el último (o al menos uno de los últimos) en ejercerlo tal como en la vieja escuela. 

Antes que nada vale hacer una introducción terminológica. Para decirlo sin vueltas, un letrista o rotulador es aquella persona que se dedica a realizar dibujos y pintarlos sobre una determinada superficie. No pinta ni dibuja cualquier cosa sino carteles, le da vida y atracción a los anuncios. Hoy esas cosas las hacen con computadora y máquinas específicas, pero Juan decide seguir usando sus manos y la precisión que le fue dada como un don.

Primeros trazos

Juan tuvo muchos trabajos en su vida, entre ellos perteneció algunos años a la desaparecida fábrica de Corradi, en Buenos Aires estuvo en la de la crema Nivea y otros tantos los pasó en la municipalidad.

"Cuando empecé éramos 11 letristas y quedo solo yo, ahora todo se hace por computadora porque es más rápido, pero no es igual", dijo con añoranza de aquella época al recibir a El Periódico

El dibujo le llegó como una curiosidad a su vida y se convirtió en una de las cosas que más le generan satisfacción: "Siempre dibujé cualquier cosa, a los chicos les hice las portadas en la escuela, pero ahora ya no tengo la misma velocidad de antes y lo hago menos", confesó. 

Su gran maestro fue Alfredo Silva, un reconocido dibujante -ya fallecido- de San Francisco que tenía una gran precisión al momento de trabajar. De él aprendió todo.

"Cuando me acerqué me dijo que sí me enseñaba, pero no me dejó hacer mi propio cartel hasta dos años después con él atrás", recordó. 

Muchos nomencladores de la ciudad fueron hechos por Juan.
Muchos nomencladores de la ciudad fueron hechos por Juan.

Vivencias de letrista

Hacer un cartel como los de Juan Alberto no es cualquier cosa, requiere de distintos detalles y después recién puede asegurarse que pintarlo traerá el éxito asegurado.

A modo de ejemplo indicó que para hacer un cartel debe replicarse el dibujo en una chapa, dividir el espacio que tengan las letras y definir a cuánto estarán separadas.

Cuando estaba en la Municipalidad realizó muchísimos de los nomencladores que hay en los barrios, hasta los del frente de su casa. "Si agarrás Av. 9 de septiembre, de punta a punta, yo hice esos carteles", ejemplificó. Hoy ese trabajo lo realiza su hijo, pero con otras técnicas.

Pasar por la casa de Juan Alberto en calle Carrá permite ver siempre que hay tres perritos que custodian el lugar, a veces también se observa la bicicleta del último letrista de la vieja escuela que hay en San Francisco y al que todavía le da el pulso para ofrecer sus servicios como hacedor de letras y carteles.