Valentino Bonavita y el recuerdo de “Camino a la gloria”, el reality que lo tuvo entre los destacados
A los 17 años participó del ciclo que se televisó en 2002 por Canal 13, en pleno auge de este tipo de formato. Hoy la vida lo encuentra alejado de las canchas, pero sin frustraciones.
La áspera voz de Mario Pergolini sonaba a través de un parlante. Los que escuchaban eran más de 12 mil pibes de distintos puntos de la Argentina que soñaban ser futbolistas y no simplemente jugar a la pelota. Era el año 2002, meses después del impacto de un diciembre fatal.
“La idea es armar un equipo de fútbol y que, de ahí, el que se destaque vaya a probarse al Real Madrid”, aseguraba el ex conductor de Caiga Quien Caiga, quien estaba al frente de otro desafío televisivo: “Camino a la Gloria”, el reality show argentino de Canal 13 que buscaba talentos ocultos en el país, de entre 14 y 19 años. El premio era galáctico: una semana bajo el mando de los entrenadores de la Casa Blanca del fútbol español, donde jugaban en ese momento Cambiasso, Figo, Zidane, Roberto Carlos y compañía.
El jurado del programa estaba conformado por Roberto Perfumo, Carlos Mac Allister, José Basualdo, Delém (ex jugador brasilero de River) y el árbitro Javier Castrilli, encargados de descartar jugadores a medida que pasaban las pruebas, hasta quedar los 42 que se alojaron en una concentración en el Hindú Club de Buenos Aires.
Un autógrafo
En ese equipo de fútbol del que hablaba Pergolini terminó jugando Valentino Bonavita (35), un sanfrancisqueño que tuvo chances de llegar a lo más alto del futbol profesional pero que por esas cosas del destino no logró. Hoy se lo suele ver corriendo por la ciudad mientras hace alguna actividad física, o yendo y viniendo del Centro Cultural, donde trabaja. Es uno más entre nosotros, pero con 17 años su talento lo llevó a tener una exposición mediática en este reality que llegó a medir 16.9 puntos el día de su capítulo final, una cifra que muchos programas en la actualidad quisieran alcanzar en tiempos donde la tele dejó de ser la tele.
“Te soy sincero, creo que llegué a firmar un autógrafo”, dice entre risas y casi al borde de ponerse colorado Bonavita a El Periódico, recordando su raid mediático hace poco más de 17 años. Es que –agrega- siempre se consideró perfil bajo dentro del grupo de chicos que pugnaba por tener una prueba en el Real Madrid.
Valentino terminó en el cuarto lugar de Camino a la Gloria detrás de Aimar Centeno (el ganador), Santiago Fernández y Javier Coletti. Además se llevó el premio Fair Play.
Rosario, una escuela
Mientras pateaba sus últimos años de Baby Fútbol en Don Orione, Bonavita realizó una prueba en el Club Renato Cesarini, que posee una escuela deportiva en la ciudad de Rosario y de donde salieron varios de los jugadores que llegaron a Primera División. Fue en 1999 y tras ello lo confirmaron.
Años después recordó que un día aparecieron productores televisivos y varias cámaras que los filmaban mientras entrenaban. “Ese día hicimos fútbol y después los entrenadores nos comentaron la posibilidad de un reality y que nos iban a llamar para participar en Buenos Aires”, contó.
Luego llegaron las pruebas. Era un mundo de chicos que iban por el mismo sueño, más de 12 mil, y Valentino recuerda como si fuera ayer el llamado de Carlos Mac Allister, encargado de avisarle que era uno de los preseleccionados. Aunque tenía alguna duda, la certeza de que podía quedar era más fuerte al considerar que los jugadores de Renato Cesarini tenían un plus: “A diferencia de otros chicos teníamos más experiencia en viajar solos a Buenos Aires porque había convenios con otros clubes e íbamos a probarnos seguido. Estábamos más cancheros, al igual que el entrenamiento”.
“Si bien era una experiencia más el ir a Buenos Aires, esta vez era en un hotel de primera categoría, con desayuno, restorán, eso sí era lo nuevo, lo atrapante. Era algo casi profesional”, aclaró marcando diferencias.
El proceso de descarte duró un par de meses y los jugadores que soñaban estar entre los 42 que formarían parte del programa televisivo pasaron por tres etapas. Primero se evaluó el juego aéreo, después el manejo y la conducción de la pelota y, por último, la capacidad futbolística. Un técnico fue el encargado de calificar y decidir quién se iba y quién no.
“Los primeros partidos capaz tocabas una o dos pelotas, no te conocías con los demás o no te la daban. También cada uno buscaba hacerse notar. Nosotros (por los de Renato) teníamos el plus de la escuela de fútbol. Otros se mataban corriendo y uno se daba cuenta de que estando bien ubicado en la cancha o dando un buen pase nos alcanzaba”, señaló.
La burbuja de la tele
Consumada la lista de 42 que iba a ser parte del reality show, la vida de los pibes cambió. Por un tiempo fueron parte de la televisión, en un formato que a principios de la nueva década ganaba televidentes y había explotado un año antes con el éxito arrasador de "Gran Hermano".
“Me filmaron desde la salida de Rosario hasta llegar al Hindú Club. Era una emoción muy grande, mucho nerviosismo. No me imaginaba que iba a ser tal el furor o tan profesional todo. No era por las cámaras, no pensaba en la fama pero verse en la tele como si fuese un club de primera era fuerte”, analizó el hoy empleado municipal, quien estudió Despachante de Aduana y se dedicó ocho años a esta labor hasta quedar sin empleo.
Sobre la convivencia con sus compañeros, narró que no era nada fácil: “Muchos no estaban acostumbrados a no ver por tanto tiempo a sus padres o no ir al colegio. No podíamos salir del club si no era con alguien de la producción. El control era grande. No podíamos ver televisión, era almorzar y cenar, dar una vuelta por el predio. Los televisores estaban bloqueados para no poner el canal del reality. Vivíamos en una burbuja”, subrayó.
En relación al jurado, ex jugadores y un árbitro, Bonavita recordó: “Con Basualdo y Castrilli fue con quienes estuve más en contacto. Personas sencillas, muy dadas, que contaban sus vivencias en el futbol. Castrilli me regaló una tarjeta de referí”, dijo y se refirió a Pergolini: “Aparecía muy poco, solo cuando estaban las cámaras”.
Bonavita aclaró que no se veía “tan ganador” aunque sí afirmó que siempre en el transcurso del programa tuvo la tranquilidad de estar en el grupo de los once jugadores principales: “Dentro del grupo de los 11 del equipo estaba yo. No tuve lesiones, no tuve problemas con nadie porque eso te restaba. La gente votaba sobre el comportamiento, además”.
Cuando se apagan las luces
Finiquitado el sueño de probarse en el Real Madrid, Bonavita volvió a Rosario. Cuenta que tuvo chances de jugar en River Plate, lo que le hubiese gustado pese a ser de Boca: “Delém (encargado de las inferiores de River en esa época) me pidió dos veces para River. Yo hice pruebas, pero nunca pudieron arreglar con Renato Cesarini”, dijo con pesar.
Su curriculum futbolero muestra también un paso por las inferiores de Armenio y Chacarita e hizo una pretemporada con Banfield, donde le ocurrió algo similar a lo de River. En 2006, estuvo un año jugando en Italia, en Torino, donde llegó por intermedio de un familiar.
Tras ese recorrido, Valentino volvió a San Francisco. Fue campeón vistiendo la camiseta de Antártida Argentina y jugó un tiempo en la zona, pero una lesión en el hombro lo sacó finalmente de las canchas.
En el final de la nota agradece haber estado en Renato Cesarini y sobre Camino a la Gloria rescata haber convivido con chicos de su edad a quienes no conocía y sobre todo tener conducta y responsabilidad para crecer en el certamen pese a no ser el ganador.
“Siempre tuve la mente fría. Estuve en un programa, pero no me la creí y considero que en el fútbol hay que tener condiciones pero también suerte y un representante que te vaya abriendo puertas”, reflexionó.
Volante que podía jugar por las dos bandas, más cómodo haciéndolo de central, Bonavita tiene los mejores recuerdos de su paso por la televisión y también por el fútbol: “No hay frustraciones, hice muchos amigos, me gustó lo que viví y lo volvería a hacer. Claro que cambiando algunas cosas que hoy me jugarían a favor”, cerró.