Desde Munich, él llegó a Bariloche de vacaciones en 2013. Desde San Francisco, ella también. El destino los cruzó apenas un momento una mañana en la recepción del hotel y allí nació la historia de amor entre Thomas Boerner y Marisa Languasco. Hoy están casados, y este alemán de 58 años se encuentra viviendo en nuestra ciudad.

Con la ayuda de Marisa, Thomas aprendió el español y lo habla bastante bien. A la distancia, mantiene sus trabajos como ingeniero electricista para clientes de Suiza y Alemania, los países donde siempre vivió y trabajó. De San Francisco le gusta mucho el clima. “Allá siempre llueve”, resume. Pero extraña la vida social que tenía en su país, donde podía frecuentar muchos bares y cafeterías.

Desde aquellas vacaciones en Bariloche, donde apenas se cruzaron unos minutos, la pareja mantuvo el contacto charlando por internet hasta que Thomas hizo el primer viaje a San Francisco, que con el tiempo serían cada vez más frecuentes. Marisa estaba divorciada. Thomas iba y venía. Ambos tienen hijos. Hoy, recién casados, están instalados en San Francisco, aunque aprovechan el tiempo libre y las vacaciones para viajar juntos por nuestro país y por Europa. “Hay muchos lugares en Argentina que me gustan, como el paisaje del norte, la cordillera y las Sierras de Córdoba”, cuenta  Thomas.

Thomas y Marisa, una historia de amor diferente

Marisa está aprendiendo alemán, y también pudo conocer muchos países europeos. Ella trabaja en el Colegio de Escribanos y los planes, una vez que se jubile, es repartir el tiempo entre Alemania y nuestro país.

“Los primeros tres o cuatro meses la comunicación fue por Whatsapp. Al estar escrita la conversación teníamos tiempo para entendernos y escribirnos, con la ayuda del traductor de Google”, explica Marisa.

Con residencia

Thomas ya tiene residencia permanente en Argentina. “La gente de migraciones controla que él viva en casa”, destaca Marisa. “Aquí me mantengo ocupado con mi negocio por internet, me interesan muchas cosas técnicas, puedo estudiar y en el tiempo libre viajar”, agrega el hombre.  

Es vegetariano, por lo que no disfruta del clásico asado argentino. Aunque se prende con las verduras a la parrilla. Tampoco toma alcohol, pero le gustaría que hubiese más bares y cafeterías en San Francisco.

Con culturas y un idioma muy diferentes, pero unidos por el amor, la pareja planea seguir una vida juntos, un tiempo en Europa y un tiempo en San Francisco.