Hay quienes desconocen la historia de la ruinosa estructura con forma de casa antigua que se erige casi en el centro del loteo Nuevo Centro San Francisco, ubicado entre bulevar 25 de Mayo, Trigueros, Belgrano y avenida de La Universidad.

Allí, durante varias décadas, se encontraba el famoso Polvorín, que era el centro de acopio de pólvora para la realización de vainas y balas en la ex Fábrica Militar de San Francisco. Estaba rodeado de un alto muro de tierra circular que le daba forma de “hormiguero”.

Representantes del loteo explicaron a nuestro medio que dicha estructura se mantuvo porque fue utilizada como obrador para guardar maquinarias y herramientas y porque dicho espacio, destinado para la construcción de viviendas, todavía no fue vendido.

El Polvorín, restos de nuestra historia

Algo de historia

El 4 de agosto de 1942 se creó la Fábrica Militar de Munición de Armas Portátiles San Francisco; luego simplemente denominada Fábrica Militar San Francisco. Comenzó a funcionar en instalaciones de la Sociedad Rural hasta concretar la mudanza a su sede propia en un terreno de 40 hectáreas.

En un ensayo sobre la Fábrica Militar de nuestra ciudad realizado para la Universidad Nacional de Córdoba,  la doctora Alicia Malatesta señaló que a comienzos de 1945 se inició el traslado de las oficinas al nuevo lugar, como también de la maquinaria para la realización de las primeras operaciones en la fabricación de balas y vainas.

“Se inicia la fabricación de vainas y balas calibre 7,65 mm. En 1947 se agrega a esta producción la de cartuchos 9 mm. El año 1951 marca la iniciación de una nueva etapa en la vida industrial del establecimiento al comenzar la fabricación de electromotores de baja potencia”, sostuvo en el ensayo. Se inauguraba así la fabricación de elementos para uso civil, incluidos bajo la denominación de “producciones de paz”.

Recuerdos de un ex empleado

Walter Galiano (69) trabajó en la ex Fábrica militar como transportista entre 1973 hasta el ’76. Tiempo en que todavía se producían balas y se utilizaba el Polvorín como depósito.

“Mientras trabajé el polvorín estuvo operativo y desde ahí se trasladaba la pólvora al sector de fábrica de vainas”, recordó. Y agregó: “El acceso estaba restringido al encargado, en aquella época un señor de apellido Machado, y personal militar”.

El ex empleado aseguró que por aquellos años la cantidad de trabajadores superaba los mil. “Era un movimiento impresionante de gente lo que generaba la fábrica militar y fue una fuente de trabajo muy importante para la ciudad”, comentó.

El Polvorín, restos de nuestra historia

Diversificación productiva y abandono

Con los años en la ex Fábrica Militar se comenzaron a producir discos para agricultura, cadenas de transmisión a rodillos, vagones ferroviarios, aparatos de bombeo para extracción petrolera, maquinados de chapa para techos, bancos escolares, punteras para zapatos de seguridad, entre otros objetos.

La demanda de estos productos era muy importante, por lo que la producción de balas y vainas se trasladó a la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán. El polvorín quedó en desuso y luego abandonado durante varias décadas.

Finalmente se produjo la demolición parcial de los muros y de gran parte del almacén hace más de 10 años, luego de un penoso suceso en el que un joven decidió quitarse la vida allí.

Sin embargo, sus ruinas siguen en pie, seguramente por poco tiempo más, para recordarnos que allí donde un nuevo barrio tendrá vida también germinó la industria de la ciudad.