Era de madrugada. Laura estaba durmiendo cuando la Policía llamó a la puerta de su casa. La mujer, que intentaba reaccionar, no podía creer lo que escuchaba: su hijo Emiliano, de 17 años, se había quitado la vida.

Los casos de suicidios preocupan en esta región y van en aumento en los últimos años. Según informó El Periódico, en 2021 se dieron más casos de lo habitual en San Francisco. Por eso resulta necesario que el Estado, la sociedad e instituciones lleven adelante acciones urgentes en la prevención y posvención de suicidios.

Emiliano Farías había ido a celebrar el 21 de septiembre de 2015 la primavera. A la madrugada siguiente tomó la triste e irreparable decisión y lo hallaron en la plaza de barrio San Cayetano, ya fallecido. En su casa, había dejado una carta para despedirse de su familia y amigos.

- ¿Cómo era Emiliano?

- Muy amoroso, sencillo, no le importaba lo material. Tenía amigos por todos lados. Sus últimas amistades fueron los chicos de barrio La Milka. Ese día fueron a la plaza, pero yo no sé mucho más porque me la pasaba trabajando.

- ¿Qué recordás de ese día?

- Era 21 de septiembre, fue a festejar con sus amigos. Después lo trajeron hasta la esquina de casa y él se despidió con un abrazo y les dijo que era su último saludo, pero los chicos no entendieron el mensaje. Yo estaba en casa, me pidió el teléfono un rato, se lo presté y le dije que después me lo ponga a cargar porque lo tenía que usar como alarma.

Suicidios juveniles: el relato de una madre que sufrió una pérdida, la carta de despedida y un consejo

- ¿Cuándo te enterás de la noticia?

- A las 5 de la madrugada golpearon la puerta, eran entre 5 o 6 policías y me llamaron para preguntarme si mi hijo Emiliano Farías vivía ahí. Yo pensé que se había mandado una macana, pero me dijeron que se suicidó. No lo podía creer. Fui a la pieza y no estaba en su cama. Ahí se despertó mi mamá y me preguntó qué pasaba. Ella vio que en la punta de la cama dejó un cigarrillo recién apagado y una carta con su último mensaje, también la gorra, los anillos y un rosario que nunca se sacaba.

La carta

Laura comentó que le costó mucho tiempo asimilar la pérdida de uno de sus hijos, sin embargo, asegura que encontró algo de consuelo a través de la ayuda de sus allegados y la religión.

- ¿Deja algún mensaje un hecho tan duro como el suicidio de un hijo?

- A los tres meses pude ver la carta porque la tenía la Policía. Ahí vi el mensaje de despedida pidiendo que no le lloremos por lo que él hizo sino por lo que él fue. Tal vez pensó que era un mal chico, pero estaba siempre encima mío. Unos días antes tenía esos gestos, como que se estaba despidiendo y yo no me daba cuenta.

- ¿Cómo se hace para superar tanto dolor? ¿Es posible?

- En un primer momento saqué todas las cosas de él, estaba como enojada. Pero después caí en depresión. Fui al psiquiatra, me medicó pero no me gustó lo que me dijo sobre mi hijo. Por eso seguí recuperándome y aferrándome a Dios.

Suicidios juveniles: el relato de una madre que sufrió una pérdida, la carta de despedida y un consejo

Un mensaje al resto de los padres

Laura reconoció que no es nada simple darse cuenta de lo que pasa por la cabeza y el corazón de los adolescentes, pero recomendó a los padres que no dejen de estar junto a sus hijos y decirles todo el tiempo que “los aman”.

- ¿Hubo señales?

- Los chicos no se dieron cuenta, pero él se estuvo despidiendo de algunos amigos. También me dejó una foto de cuando él era chico con un escrito donde dice ´mami te amo’, en la mesa de luz. Es muy difícil superarlo, hoy por hoy estoy bien, pero cuando llegan las fechas me agarra una gran tristeza.

- ¿Crees que falta información para tratar de evitar suicidios?

- Es difícil conocer la mente de los chicos de hoy. Por mi caso, mi hijo vivía siempre sonriente con todos. No era fácil de darnos cuenta. Un psiquiatra me dijo que los chicos suicidas no van a demostrar jamás cuáles son sus sentimientos.

- ¿Tenés algún consejo para dar de acuerdo a tu experiencia?

- Es realmente muy difícil, hay chicos que a lo mejor dicen que se van a quitar la vida pero no lo hacen, pero no hay que dejar de prestarles atención. Hay que decirles todo el tiempo que los amamos. Yo antes no lo hacía, y no por mala madre, sino que pensaba que le demostraba amor a mi hijo trabajando todo el día y ahora me doy cuenta que no es así.  

Números que duelen

Según datos de la oficina de estadísticas del Hospital Iturraspe, el 2021 superó la cantidad media de suicidios anuales que rondaban entre 25 a 28 casos en el departamento San Justo. El año pasado fueron 34 personas las que decidieron quitarse la vida, con lo cual se transformó en el segundo año con mayor cantidad de estos hechos de la última década.

 “A nivel general la gente que está muy alterada, quien más quien menos, viene sufriendo por la pandemia, ha influido el encierro, la falta de contacto y de contención psicológica incluso. Después desde que inició la pandemia aumentó el consumo de drogas y psicofármacos en forma significativa y en los jóvenes vemos mucha relación de las drogas con el suicidio”, explicaba el médico psiquiatra Mario Vignolo, en diálogo con El Periódico.

El 2021 se ubicó detrás del 2017 que sumó 35 casos; en 2014 hubo 31 y en 2016, 30. El resto de los años de la última década no superaron los 25 hechos. Pero lo que más llamó la atención al profesional médico fue que en el cierre del año pasado se registraron cuatro casos en una semana, un número “inusual y llamativo”, según Vignolo.

Un dato impactante en el análisis de la suicidiología en la región del departamento San Justo es el descenso en las edades de las personas que toman esta drástica decisión.