Amor, caricias y compañía son cosas que Atila tuvo alguna vez. Cosas mínimas pero que para un animal tienen otra dimensión. Pero una vez eso se terminó y al rottweiler le cambiaron la ecuación. Todo eso que tuvo y le supieron dar no lo tuvo más por obra del destino y quedó al cuidado de alguien que de a poco lo fue dejando morir. Sin embargo, una denuncia a destiempo, porque el animal ya se encontraba bastante deteriorado, aunque a tiempo porque todavía estaba con vida, provocó que la siga peleando unos días más para que su agonía tenga otro color.

Maltrato

La Fundación Bio Animalis realizó el pasado sábado otro procedimiento por violación a

Ley 14.346, con el objeto de resguardar a este perro de raza rottweiler, macho y de 8 años de edad, que no era alimentado ni atendido por su dueña.

Lo hizo por medio de la fiscalía de turno a cargo en ese momento de la doctora Leonor Failla, quien de manera instantánea libró una orden policial de allanamiento en una vivienda de calle Perú a la altura del 1100, donde el can fue secuestrado.

Luego, el perro fue atendido por dos veterinarios y estuvo en observación debido a que su estado era reservado.

“El animal se secuestró en un estado lamentable, en un estado de extrema desnutrición y según arrojaron los resultados de los análisis tenía otras patologías. Estaba abandonado en el patio de la casa sin ningún tipo de resguardo de la lluvia ni del frío, y además se encontraba atado. Luego de eso fue atendido médicamente y se le brindó mucho cariño. Es una pena y da mucha bronca lo que pasó", indicó a El Periódico, Gretel Monserrat, de la fundación.

Vivir el presente

Hasta cuándo iba a seguir con vida Atila no se sabía. Era un día a día su evolución. Pero el jueves se confirmó la triste noticia de su fallecimiento. No pudo aguantar más. Pese a ello, en un puñado de días encontró todo lo que le faltó en el último tiempo: amor y compañía de nueva gente y además de otros animales.

“Era un muy buen perro. Cuando estuvo internado tuvo una atención más que personalizada, con constante compañía de miembros de la fundación”, contó Monserrat, agregando que “una vez alguien me dijo que todo animal que llega a nuestras vidas, llega a enseñarnos una lección y cuando se asegura que la hemos aprendido vuelve junto a Dios. Yo creo que Atila nos ha enseñado mucho, pero también ha tenido la virtud de que sean tantas lecciones como corazones ha podido tocar con su caso. Ojalá, algún día ya no tengamos que hablar más de maltrato animal”.