Parte de la historia de Sebastián Ezequiel Juárez (31) es muy conocida para la ciudad de San Francisco y la provincia. Es que en enero de 2015 el joven, atravesado totalmente por el consumo extremo de drogas y sumada a una enfermedad psiquiátrica, asesinó de manera horrenda a un hombre y una mujer en las Sierras de Córdoba. Esto provocó no solo dos víctimas fatales y el dolor de sus familiares y amigos, sino también un calvario para la familia del joven homicida durante todos estos años.

En su momento, la Justicia provincial resolvió que el joven fuera declarado inimputable dado que los especialistas en salud mental concluyeron que padecía una multipatología psiquiátrica que le impedía tener conciencia de sus actos.

“Cuando los medios comparten noticias porque Sebastián está en la calle y apuntan a la peligrosidad de tenerlo cerca, es otro golpe más para nosotros. Los medios muchas veces suben información sin antes corroborar, creando una psicosis social”, consideró Andrea Carrasco, madre de Sebastián. También indicó que le duele cuando los medios lo califican el “Chacal de las Sierras”.

Al mismo tiempo, añadió: “Respeto el temor de la sociedad, tienen derecho a tenerlo o dudar, pero como familia, mayormente sus hermanas, sobrinos, y sobre todo su hija, también tienen derecho a vivir sin tener que soportar el juicio de los vecinos, convirtiéndose todos en sentenciadores, olvidándose de que las drogas no distinguen clase social, ideología política o religión”.

La temática plantea un panorama realmente complejo. Por un lado, debido a la gravedad de los delitos de Juárez y el daño que provocó a sus víctimas y su entorno, pero también por la situación de su propia familia, que indefectiblemente resultó afectada. De todas maneras, su mamá Andrea es una destacada mujer empoderada e integrante de la organización “Madres Territoriales”, mediante la cual reflexiona sobre el daño que generan las drogas y el perjuicio para todo el entorno del adicto.

Por primera vez la familia de Sebastián Juárez habló de los crímenes: “Las drogas y su enfermedad lo llevaron a esta situación”

“La adicción es una enfermedad crónica. El adicto no se cura, se rehabilita, siempre están latente las recaídas, las cuales pueden formar parte del proceso de recuperación, no teniendo que suponer obligatoriamente un fracaso en el tratamiento sino un aprendizaje, para que la persona tome conciencia de que hay algo que no está haciendo bien”, sostuvo.

Además, explicó que su hijo pudo recuperarse, pero volvió al entorno y eso lo dificulta cada vez más si no está convencido de no volver a lo mismo. “Así se deja de lado el plan de recuperación, que se evidencia en el hecho de que vuelven a lugares de riesgo, contactando con personas relacionadas con el uso”, analizó.

Lo volvieron a internar

Semanas atrás, Sebastián fue internado otra vez en una clínica psiquiátrica por sufrir una recaída. En este sentido, la mujer aseguró que actualmente se encuentra estable, contenido y orientado.

“Ha pasado por tratamientos ambulatorios. Internación por recaídas, tratamiento psiquiátrico por esquizofrenia, patología dual y acompañamiento psicológico. Nunca fue tratado por rehabilitación”, explicó.

Al mismo tiempo apuntó sobre la modificación de Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 que rige en Argentina: “No está ayudando a los adictos. En Argentina no se puede internar a una persona adicta compulsivamente, ya que se estarían vulnerando sus derechos humanos”.

“Así, muchos jóvenes se quedan sin derecho a la salud, porque en consumo activo no pueden ser responsables de sí mismos ya que el consumo de drogas les quebranta la voluntad para elegir rehabilitarse”, agregó.

-¿Creen que es difícil que vuelva a tener una vida tranquila?

A mi modo de ver, en nuestra ciudad, sería casi imposible. Como a la mayoría de quienes tienen sobre sus hombros un pasado revuelto, confuso y difícil.

-¿Ustedes cómo familia cómo la llevan?

Lo sobrellevamos, no es fácil para la familia, ya que no solo el adicto se enferma, sino que todo su entorno. Las adicciones pueden ser entendidas como un problema que afecta a una sola persona en particular y no como la forma en que se expresa un conflicto en el interior de una familia, por la complejidad en los síntomas presentes, como la negación. Por eso se vuelve como una mochila invisible con carga insoportable. Tener que estar fuertes, para afrontar cada recaída o el estigma social. Toda la familia queda envuelta en esta situación.

 -¿Qué creen qué pasó con Sebastián para caer en las drogas?

No sabemos qué fue lo que realmente lo llevó a caer en el consumo, pensamos que fue por la necesidad de pertenecer, de ser parte de un grupo.

Detuvieron a “El Chacal”: había matado a dos personas y vivía en San Francisco

-¿Perdió todo?

Sí, perdió absolutamente todo por las adicciones, no solo lo material, si no lo mas importante y valioso: los afectos y valores. Destruyendo no solo su vida, también todo su entorno. En los lugares donde estuvo internado los informes del equipo tratante fueron favorables, voluntarioso, respetuoso, atento a colaborar con sus compañeros o personal.

Los crímenes

El doble crimen cometido por Sebastián Juárez, quien residía en San Francisco, fue caratulado por medios cordobeses como el “Chacal de las Sierras”.

El joven de San Francisco fue declarado culpable de los atroces homicidios de Graciela Miño (62) y Felipe Salinas (70) registrados el viernes 16 y sábado 17 de enero de 2015. El cuerpo de la mujer fue hallado por turistas que caminaban por la costa del río San Antonio, en el balneario Sol y Río. Según la investigación fue asesinada a golpes, con una piedra. En tanto, el cuerpo de Salinas apareció decapitado en su casa ubicada a la vera de la ruta 14 en la localidad de Cuesta Blanca, a unos 20 kilómetros de Villa Carlos Paz.

Las pericias psicológicas y psiquiátricas realizadas sobre Juárez lo declararon inimputable, por lo que el fiscal de Villa Carlos Paz, Gustavo Marchetti, lo sobreseyó de los crímenes. Los especialistas en salud mental concluyeron que padecía una multipatología psiquiátrica que le impide tener conciencia de sus actos.

La foto que se difundió en aquellos días cuando Sebastián fue detenido.
La foto que se difundió en aquellos días cuando Sebastián fue detenido.

“Tras ser declarado inimputable, cumplió lo que sería su condena (lo que determinó el juez) por 6 años en un neuropsiquiátrico en Cruz del Eje”, sostuvo Andrea Carrasco, la madre.

-¿Qué creen que provocó qué él cometa los hechos?

Creo que tanto la enfermedad como las drogas fueron responsables. Las drogas llevan a enfermar la mente y eso hace que sea un combo donde están conectadas unas a otras.

-Luego fue liberado…

Sí. Obtuvo la libertad una vez cumplida la sentencia, pero tenía que seguir con tratamiento.  Desde Salud Mental del Hospital Iturraspe contaba con equipo tratante y seguimiento profesional. Tratamiento ambulatorio, en el que casi el 80% fracasa. Destaco el compromiso de los profesionales, los cuales siempre estuvieron.  Al igual que quienes lo están desde hace dos años. Pero hay que remarcar que la Ley de Salud Mental los ata de pies y manos a la hora de actuar

-¿Por qué?

Se disiente la realidad del paciente, su entorno y la realidad que exponen en sus artículos vigentes. Cuando termina su prescripción, lo trae a San Francisco quien en su momento era su trabajadora social a cargo y lo acompañaron hasta la puerta de mi casa. El doctor Falconi en ese momento era el director de Salud Mental y su actitud y compromiso me dejó muy sorprendida. Se llegó a mi trabajo, habló con mi superior explicando mi situación, poniendo en conocimiento los pasos a seguir y pidiendo autorización para retirarme de mi lugar de trabajo dos veces a la semana por una hora para acompañarlo a las entrevistas.

-¿Cómo era él de niño o joven antes de empezar con sus problemas?

Siempre fue un chico tranquilo, un poco tímido, le costaba sociabilizar, jamás tuve llamados de atención desde el colegio o los lugares que frecuentaba. Jugaba al futbol, el mismo día que terminó el Baby Fútbol en categoría 90, el mismo club que nos tocó alojar se lo llevaron a jugar a Buenos Aires. Pero al año se vuelve expresando que extrañaba a su familia.

-¿Tuvo un trabajo?

Siguió hasta los 17 jugando al futbol, hasta que comenzó una pasantía en la fábrica que lo enviaron desde el secundario, al mes quedó trabajando para la misma. Con los años se recibió de tornero especializado, matricero e interpretador de planos, a la edad de 25 era encargado de área. Estaba en pareja, con una hija y construyendo la casa que sería para los tres.

-¿Qué le gusta hacer?

Cebar mates, estaría horas haciéndolo. En su imaginario piensa en volver a trabajar en lo que hacía, matricero, le encanta fabricar.

El calvario de la familia

Uno de los motivos por los que accedió a dar la entrevista Andrea Carrasco es por la situación que desde hace años tienen que atravesar los familiares de Sebastián, que nada tienen que ver con los tremendos hechos acontecidos.

-Muchas veces se habla de la presencia de él en la ciudad, ¿cómo lo toman?

Como otro golpe más, los medios muchas veces suben información sin antes corroborar si son verídicos los rumores, creando una psicosis social. Respeto el temor de la sociedad, tienen derecho a tenerlo o dudar, pero como familia, mayormente sus hermanas, sobrinos y sobre todo su hija también tienen derecho a vivir sin tener que soportar el juicio de los vecinos, convirtiéndose todos en sentenciadores, olvidándose que las drogas no distinguen clase social, ideología política o religión.

-¿Cómo madre cómo le afecta todo esto?

Los comentarios en las redes son muy crueles, lastimando e hiriendo, porque en cada posteo, comentario de burla o crítica hay toda una familia detrás. Creo que nadie cría a sus hijos para este final, les enseñamos lo que está bien y lo que está mal. Cuando ellos abren la puerta son quienes eligen, lamentablemente tras esa elección quedamos muchos involucrados, cargando esas mochilas invisibles. Sería bueno que alguien se ponga la piel de una madre con hijos con adicciones. Ver al hijo que le diste vida que cada hora elija matarse, ser testigo de cómo su vida se desmorona. Su presente y su futuro termina derrumbándose. Que no conciliamos sueño hasta escuchar que llega a casa.

-Son experiencias duras…

Vivimos con temor de abrir la puerta si la golpean de madrugada, sin saber si es la Policía que te viene avisar que está preso, que lo encontraron tirado inconsciente, que tuvo una sobredosis o que vayas a reconocer el cuerpo. O como en nuestro caso y el de tantas familias donde nos llaman para ponernos en conocimiento que han cometido un delito. ¿Alguna vez se han puesto en el lugar de sus hijos? Lidiar con el dedo acusador de la sociedad, de los cometarios y terminar llorando de impotencia, ya que ellos no eligieron pasar por esto. ¿Alguna vez se detuvieron a razonar por lo que pasa su familia, sus hermanos a puertas cerradas?

-¿Reciben cargadas o ataques?

Muchos lo toman como chiste, un chiste zonzo, donde muchas personas terminan destruidas emocional y psicológicamente. Y no es solo lo que nosotros vivimos como familia, a tantas otras que se encuentran batallando con este flagelo también lo padecen. Las redes sociales nos dan el coraje para comentar, enfocándonos en la pantalla del celular o la computadora y no nos permite mirar a nuestro entorno. Muchos se vuelven psicólogos, opinólogos o especialistas, lástima que no puedan poner en práctica nada de eso en su intimidad. Es más fácil juzgar que involucrarse o conocer, es más fácil negar que afrontar la realidad que hoy muchísimas familias conviven con un adicto. Es más fácil vivir en un mundo de mentiras a tener que levantar la mirada y no querer ver que puede ser su hijo, nieto, sobrino, pareja, amigos o padres.

-¿De qué manera podemos ayudarlos como sociedad a ustedes?

No solo a nosotros, si no a tantas otras familias que diariamente lo experimentan. La mejor manera es medir las palabras, ya que ellas lastiman mucho más que un golpe, hasta llevan al suicidio. Es devastador, desgastante, ya que todo el círculo se enferma. Menos dedos acusadores. Convivimos con la triste realidad de la salud mental, la falta de sensibilización, falta de capacitación, falta de compromiso y falta de presupuesto para que se pueda abordar terapéuticamente a una persona y a su familia atravesando esta problemática. Las familias están destruidas, el día de mañana podemos ser cualquiera de nosotros. Esta patología no perdona.

Familias de personas adictas

Andrea Carrasco es integrante de Madres Territoriales, una organización que funciona como un lugar de encuentro, de orientación y acompañamiento a familiares de personas con adicciones.

Es por eso que la mujer dejó un mensaje para todas esas familias: “Muchas veces la gente pensará que son culpable de cosas, que hicieron algo mal… Que si fueron culpables en la adicción, que hicieron todo mal. Que no se sientan culpables, que recuerden que en la recuperación de nuestro ser querido la culpa es un factor que no ayuda”.

“Pero si podés ayudarte a vos a cómo afrontar la situación, hacer algo, terapia, grupos de escucha, contención, multifamiliares, no te quedes llorando, por favor hacé algo. Cambiá vos, cambiá la mirada, porque entre el mientras tanto, entre ese bendito tiempo entre el consumo de tu ser querido y las leyes que no nos acompañan, el Estado sin hacer nada, están las herramientas terapéuticas, las que te van a aliviar y enseñar cómo afrontar la situación”, sostuvo.

En este sentido, agregó: “Sobre todo recuerden que hicieron lo mejor que pudieron con lo que tenías a la mano en ese momento. Sabemos que solo si reconocemos la realidad podremos ayudar a que otras madres y otros padres se vean identificados en el proceso. Como también ser consciente de que la única manera de acabar con el estigma es haciendo visible la realidad sin miedo”.

Desde Madres Territoriales quincenalmente comparten sus vivencias, y todos en algún punto coinciden con la incertidumbre, la angustia por no saber si sus hijos reconocerán por fin su adicción y las constantes referencias con las que se identificamos con la historia de la otra.

Se reúnen en Frontera en Calle 9 N° 942, Centro vecinal Barrio Santa Teresita. Mientras que en San Francisco en calle Panamá 703 – Ex Dispensario Barrio Roque Sáenz Peña. Para más información comunicarse al celular 3564 – 651962.