Carina Villarroel, miembro del Cuerpo de Saturación Zona Norte, cuidaba la panadería donde Soledad Ortiz trabajaba, en el barrio de Villa Belgrano. Fue amor a primera vista. Al mes ya estaban viviendo juntas y a los cuatro meses decidieron casarse. La relación se volvió meteórica a tal punto que actualmente están haciendo un tratamiento en busca de un bebé.

Carina sueña con un varoncito y Soledad con una nena, por lo que cruzan los dedos para que la gracia de la naturaleza les brinde un embarazo múltiple, aunque no piensan parar “hasta tener al menos seis hijos, nos gustan las familias numerosas”.

“Nuestro hijo va a tener la suerte de tener dos mamás, algunos que las perdieron no tienen ninguna y este bebé va a tener dos”, dice al respecto Carina.

Desde hace unos días su vida es un caos. Corridas al Registro Civil al hospital para hacer los exámenes médicos, buscar las alianzas, repartir las tarjetas y pensar en la decoración del salón, son demasiadas cosas. Sin embargo, se las ve radiantes y con una sonrisa enorme en la cara se apasionan al contar su historia.

“Apenas la vi me enamoré”, dice Carina, quien al momento del flechazo estaba en pareja desde hacía 6 años.