Marcelo Olocco es un sanfrancisqueño que se supo ganar el afecto de los vecinos a fuerza de sacrificio y agradecimiento. Sus problemas para moverse por una parálisis cerebral que lo acompaña desde que nació no fueron impedimento para llevar una vida social activa.

La movilidad reducida nunca fue una excusa para detener el paso de Marcelo, quien con 51 años se jubiló después de 20 de trabajo. Resalta que en cuanto a movilidad en la ciudad faltan cosas por hacer y que cuando lo dice no piensa sólo en él sino también en personas con dificultad como ancianos, madres con cochecitos de bebés y con otras discapacidades.

Con un ejemplo simple sintetiza un problema que a quizás no es advertido por la mayoría de los vecinos, como lo es la accesibilidad en los negocios y la imposibilidad de acceder a un comercio para, por ejemplo, comprar ropa. A Marcelo esta simple actividad lo obliga a hacer un esfuerzo extra. “Yo dentro de todo me muevo, me hago atender, llamo o le pido a otro que llame y avise al vendedor que me atienda, pero no tiene que ser así. Creo que ya estamos en una época en que se debería tener en cuenta a todos en la ciudad”, considera.

Mientras la charla sigue Marcelo invita una y otra vez a repensar la forma en la que nos movemos. Resulta inevitable preguntarle por las rampas para discapacitados en las veredas y su respuesta es contundente: “En la parte céntrica se avanzó bastante en rampas, pero a quien corresponda le digo, hay que repararlas, se van rompiendo”. Agrega que las sillas con motor permiten subirlas por la fuerza que tienen pero en las manuales hay peligro de caerse.

Marcelo Olocco

Pocas rampas

Alejándose del centro las rampas son cada vez menos y eso hace que moverse en un scooter ortopédico o en silla de ruedas sea una odisea. Marcelo vive en barrio Catedral y solo tiene rampas hasta la esquina de la Policía, de ahí en más se las ingenia para regresar usando las subidas de los autos siempre y cuando éstos no las obstaculicen. A este problema hay que sumarle que no todas las veredas se encuentran en buen estado y eso convierte al momento de ir en silla de ruedas a un pozo o un desnivel en una pared.

Pero el camino con obstáculos no hace que Marcelo deje de circular, también agradece en cuanta oportunidad puede a cada vecino que le cede el paso y que le hace sentir su afecto, lo que lo hace sentir bien y lo alivia en su derrotero diario. “Agradezco siempre a la gente que me ayuda, porque me sale así, soy así” sintetiza.

Moverse entre el tránsito

Circular por las calles de San Francisco es otro gran desafío que afronta a diario. Si bien no siente miedo dice que las motos son muy peligrosas e invita a todos a tomar conciencia por lo que él llama “una cuestión de educación vial”.

Las motocicletas son más peligrosas, desde su punto de vista, porque los autos frenan para ceder el paso a peatones o a vehículos menores como el de Marcelo, y las motos los esquivan y pasan sin ver qué sucede al frente o cuál es el motivo por el que el auto frenó.

Marcelo Olocco

La historia de su scooter

Desde chico este hombre tuvo que usar elementos auxiliares para poder movilizarse. Hasta los 14 años pudo caminar valiéndose de bastones y aparatos de hierro. Por su propia seguridad tuvo que decidir junto a su familia no caminar más debido a que se caía con frecuencia y la parálisis cerebral hace que el cuerpo empeore con los años.

De todos modos reconoce que esos años en los que pudo caminar hicieron que sus piernas se desarrollen de forma y largo normal, y lo ayudaron a crecer. También mejoró mucho la movilidad de las manos debido a su constante trabajo informático en edición de video, lo que le dio precisión en movimientos finos como mover un mouse o usar un teléfono celular.

TAMBIÉN EN AUTO

Marcelo también maneja un auto, adaptado para su condición, aunque debe hacerlo acompañado para poder subir y bajar la silla de ruedas o el scooter. Suele hacerlo junto a Adoris, su mamá, que también tiene dificultades para moverse.

Actualmente maneja desde el 2011 su característico cuadriciclo scooter eléctrico, que es un vehículo para gente que no puede caminar, los ayuda a moverse y les da independencia. Estos rodados son un elemento de ortopedia, por lo que su valor económico es elevado y difícil de costear.

AGRADECIDO

Marcelo se siente muy querido por los vecinos y eso lo hacen sentir bien. Sin ese afecto le sería mucho más difícil el día a día y por eso no pierde oportunidad para agradecer.