Esta semana estrenó en San Francisco “It”, una de las películas de terror más exitosas de los últimos meses que tiene como protagonista a un payaso.

El estreno en Estados Unidos desató una serie de protestas por parte de payasos profesionales, los que aseguran que la película repercutirá en sus trabajos al generar miedo entre los niños y hacer que muchos padres no los contraten.

Lo cierto es que existen chicos, incluso grandes, que les temen a los payasos. Ese miedo irracional a los payasos y a los mimos se conoce como coulrofobia y rechaza el maquillaje excesivo que les permite ocultar su verdadera identidad.

Origen

Dos jóvenes que padecen este miedo, Macarena (21) y Nicolás (27), coinciden en que el disgusto por estos seres comenzó desde su infancia.

“De chiquita ya no me gustaban. Un día mi papá me había llevado a un circo, yo tenía 4 años, y un payaso me asustó, me largué a llorar y nunca más me gustaron”, cuenta la joven.

Macarena recuerda que el payaso estaba parado sobre zancos y que la quería hacer bailar. “Se me acercó demasiado. Yo lo veía diabólico”, cuenta.

La experiencia de Nicolás fue similar. “Empezó cuando me llevaron al circo, apareció un payaso y me asustó. Había ido antes al circo, me gustaba, pero después de que me asusté con ese payaso no los pude ver nunca más”.

Lejos de los cumpleaños

Macarena cuenta que si le toca ir a un cumpleaños en donde hay payasos se queda lejos. “Se me acelera el corazón y me empiezan a transpirar las manos, me tiemblan, cuando era chiquita los veía y lloraba”.

Ella tampoco se disfrazaría si se lo piden. “Ni loca me disfrazo yo. No sólo la persona, la imagen tampoco me gusta. Si veo una foto la paso rápido, no me gustan. Lo mismo con las películas. Hasta con la serie que veo tuve que adelantarla para no ver una parte en que se ven payasos”.

Y agrega: “No me gusta la nariz, lo rojo, cómo están pintados, como están vestidos. Siempre hay uno que se te burla porque les tenés miedo pero hay otros que me preguntan por qué, yo les explico que me asustaron de chiquita y me entienden”.

Con Nicolás sucede algo similar. “Me generan pánico. Me pongo nervioso y me empieza  a transpirar todo. Me quedo inmóvil, no me puedo mover”, revela.

“Lo mío es una fobia. No podría disfrazarme. No puedo ver los mimos. Tampoco llevaría a mis hijos al circo. No miro películas que tengan payasos, fotos con payasos, nada que se relacione con ellos”.

Anécdotas

Una de las experiencias más traumáticas que vivó Macarena ocurrió durante su viaje a Bariloche. “Fuimos al centro con una amiga y había un chico vestido de payaso en un semáforo y me quiso hacer jugar con una pelotita. Y yo empecé a correr y el payaso me corría. Mi amiga se reía y yo no le podía explicar que no se acerque porque le tenía miedo. Yo gritaba, corría y la gente me miraba”.

“Creo que lo mío es una fobia. Nunca lo traté profesionalmente. Tampoco hay tantos payasos en San Francisco para andar escondiéndome”, agrega.

Nicolás tampoco lo trató con un profesional. “Los que me conocen saben que les tengo fobia y no me molestan con eso. Aparte no saben haber acá”.

Para él, una de las peores experiencias fue cuando se cruzó a los Payamédicos, un grupo de personas que se disfraza de payasos para llevar alegría a ciertos espacios. “Cuando los vi me quería ir, me empecé a poner nervioso, empecé a transpirar”.

Otra de las experiencias las vivió en eventos. “Cuando inauguró el Superdomo estaban los mimos. Y después para el día del niño estaba el payaso Bombachón. Lo tenía al lado mío. Me fui”.

“La gente se ríe”, asegura y cuenta que sus hijos no comparten su fobia. “Mis nenes no les tienen miedo. Si les gustan, bien por ellos”.

“Estas películas no hacen bien”

En San Francisco, uno de los payasos más reconocidos es “Bombachón”, quien trabaja desde hace aproximadamente veinte años.

En su opinión, sobre “It” y películas similares, asegura que “es como todo, es algo que pasa”, pero reconoce que “con esto de las películas obvio que no hace bien, porque yo noto que vienen los chicos y lo nombran”.

En su experiencia, de veinte años de trabajo y de seis al frente de un salón de eventos, “te digo que de 60 mil chicos que ya vinieron puede haber habido dos casos, muy poco, que el chico no se quiera quedar porque tiene miedo. Por ahí me pasó mucho que el nene tiene miedo y después cuando me conoce, cuando ve que le doy caramelos, cambia de opinión”.

“Yo leo mucho y tengo mucha pedagogía con los niños, tengo formas de entrarles. Me pongo un chupete, hago como que tengo miedo, me pongo a la par de ellos. He tenido chicos que no se querían quedar y que después no se querían ir más”, agrega.

Para él, el origen del miedo surge con el payaso de circo. “Al principio, el payaso de circo de donde nosotros venimos era muy violento en sí. Tenían scketchs con cachetadas. El niño que iba a un circo veía que el payaso era el de la bofetada, el que se tropezaba, el que se caía, y había chicos que lo tomaban bien y otros que se asustaban”.

Y asegura: “Cuando sale Piñón Fijo, cuya base era la música, la combinó con su arte de mimo y surgió lo que es él. Entonces el miedo del chico fue pasando, fue siendo más tierno con el payaso de circo original”.

Qué es la coulrofobia

La coulrofobia es la fobia o miedo irracional a los payasos y a los mimos. Afecta especialmente a los niños, aunque puede aparecer en adolescentes y adultos. En discusiones sobre las causas de la coulrofobia, los pacientes coinciden en que lo que más les aterroriza de los payasos es el maquillaje excesivo, a menudo acompañado de la nariz roja y del color extraño del cabello, que les permite ocultar su verdadera identidad.