Durante la recorrida que diversas Secretarías municipales hicieron esta semana en barrio Consolata, se atendieron demandas vecinales y solucionaron problemas que aquejan a los vecinos del sector. 

Los trabajadores en el marco del programa “La Muni en tu barrio”, le devolvieron el esplendor por completo a la Plazoleta Luis Miretti. El lugar no solo lucía desgastado por el paso del tiempo, también lo habían vandalizado y ni que hablar del busto del empresario sanfrancisqueño que le da nombre. 

La plazoleta está situada sobre calle Hermanos Casalis (entre las Av. Caseros y Pasaje Saavedra) de barrio La Consolata y allí se repintó el busto de Miretti y las columnas desvencijadas. También se reemplazaron las antiguas luces por moderna luminaria LED, instalaron nuevos juegos y colocaron plantas y arbolado.⁣

El hombre y el homenaje

Luis Miretti comenzó sus actividades con una carpintería mecánica, destinada a producir en madera, elementos para las tareas rurales. La eficiencia puesta de manifiesto en las maquinarias producidas lo obligó a ampliar su lugar de trabajo. 

Para 1921 decidió trasladar su lugar de trabajo a un nuevo sitio en calle Mendoza entre Salta y Dante Alighieri. Allí se afianzó el nombre Miretti & Cía, lugar que en agosto de 1929 fue epicentro del inicio de la primera gran revolución obrera en San Francisco, el primer Tampierazo. 

En otras épocas Miretti fue vandalizado con un corpiño en el rostro del busto, además de ser pintado y repintado infinidad de veces (archivo de 2016).
En otras épocas Miretti fue vandalizado con un corpiño en el rostro del busto, además de ser pintado y repintado infinidad de veces (archivo de 2016).

El terreno donde está la plazoleta tuvo un nombre oficial en 1985 por medio de la ordenanza 2614, antes era un espacio que era propiedad del Estado nacional. Luego de creada la plazoleta se hizo la colocación del busto en 1987 por impulso de quien era intendente en ese momento, Juan Cornaglia.

Los años y la falta de respeto hicieron que el lugar fuera sinónimo del vandalismo y el pobre de Miretti, o su busto, sufrió diversas pintadas dignas de una obra de Jackson Pollock y también es recordada la ocasión en que le dejaron puesto un corpiño en el rostro.