Nadie como Ana María Winkler conoce mejor sus flores, plantas y árboles que desde hace años cultiva con dedicada paciencia en el amplio predio del club Proyecto Crecer, en la zona norte de nuestra ciudad.

Esta mujer, que a la distancia distingue cada una de sus flores, aprendió la pasión por la jardinería de su abuela y de su pasado campestre en la localidad de Helvecia, en la provincia de Santa Fe.

 “Hace 10 años que tenemos las instalaciones del club y hace unos 7 comencé de a poco colocando plantas y así fui progresando. La mayoría que tengo son rosas -unas 100- y después un montón de variedades alrededor del predio”, cuenta orgullosa.

Ana María es la esposa del presidente de la institución, Julio Cesar Di Meola, pero ella es la hacedora del jardín que despierta la admiración de vecinos y transeúntes.

Investigadora

Desde pequeña se dedicó con esmero a estudiar todos los secretos de cada estilo de flor, planta y árbol que embellecen su jardín.

“A la mayoría de mis plantas les cultivo yo misma sus semillas-revela- y cada una en su época las voy plantando. Los conocimientos los fui adquiriendo sola, por supuesto que cuando era chica veía los cuidado que les daba mi mamá y mi abuela a sus plantas. Soy de investigar mucho para saber cuál es la mejor tierra para cada planta. Cada una tiene su misterio y le busco la vuelta para poder plantarla”.

En el extenso predio de Crecer se pueden encontrar rosas, margaritas, caléndulas, conejitos, geranios, arvejillas, entre otras. También de alguno de sus viajes por el mundo, Ana María se trajo rosas y uvas de Francia y Chile.

Su orgullo

Esta mujer afirma que le dedica alrededor de 4 horas diarias para trabajar en su jardín. “Lo hago porque me encanta, a parte a la gente le gusta. Es lindo para los padres que llevan a los chicos al club se sientan cómodos y tengan un espacio para sentarse a tomar mates mientras esperan a sus hijos”, resalta.

Además revela que hubo vecinos que le han pedido consejos para el cuidado de sus plantas y hasta gajos de algunas flores. “La gente está maravillada con las plantas y el cuidado que les dedico, por ahí hasta me da vergüenza”, sostiene.