El Destacamento Roque Delgado se creó el 29 de abril del 2012 y hoy tiene un poco más de siete años de vida. El segundo hogar de Bomberos Voluntarios fue poco a poco ganando su lugar en la institución y actualmente el 30 % del personal tiene jurisdicción en este espacio, disponiendo de los equipos para ataque de incendio.

Además de brindar las comodidades propias de cualquier cuartel bomberil, dispone de baños, duchas, dos zonas de vestuarios, un lugar de recreación, una habitación para descanso y un pequeño patio. También, contiene cuatro lugares para autobombas.

En este momento, las unidades que se utilizan son la N°45 equipada para incendios estructurales, automóviles, accidentes, rescate y HAZMAT (Materiales Peligrosos), la Unidad N°40 preparada para siniestros en industrias o de gran magnitud con capacidad de 14000 lts de agua y la N° 47 para incendios forestales. 

Los voluntarios recuerdan que, hace algunos años atrás, la necesidad de otro edificio era cada vez más notable. Lo que ocurría era que las instalaciones de Av. Garibaldi al 306, se localizan al extremo este de San Francisco y los siniestros que se originaban en el sector oeste ocasionaban una demora de siete minutos aproximadamente de la llegada de la autobomba, dependiendo del tráfico de la ciudad.

“El destacamento fue creado para bajar el tiempo de respuesta ante intervenciones del lado oeste de San Francisco, sobre todo de posibles incidentes que provengan del Parque Industrial. La municipalidad donó este espacio al lado del tribunal de faltas para poder concretar este sueño”, comentaron desde el área administrativa.

Por este motivo, una vez creada la infraestructura, el personal creó una línea divisoria que atraviesa la ciudad de norte a sur para lograr organizar las intervenciones. Los bomberos domiciliados del lado oeste, acuden a pedidos que provengan del Destacamento Roque Delgado, y los residentes del sector este, responden a llamados del cuartel central.

Desde el departamento de estadísticas comentaron que actualmente el 30 % del personal pertenece al Destacamento y el 60 % pertenece al cuartel central.

La historia detrás del segundo hogar de bomberos

La figura detrás del nombre

Roque Andrónico Delgado fue un bombero referente de la institución. Ingresó a la sociedad en el año 1957 con tan solo 22 años y pasó a retiro efectivo en 1990, cumpliendo 33 años de servicio ininterrumpido a la comunidad. No obstante, “el perro sulquero” como lo apodó Juan Maria Baggio Ferrazi, continuó asistiendo al cuartel hasta el año 2013, poco tiempo antes de su muerte. “Cuando no vengo al cuartel, es porque estoy enfermo”, dijo Roque alguna vez en una entrevista.

Allí por el año 2007, cumpliendo sus 50 años de voluntariado, Delgado brindó una nota donde contaba su paso por la institución. “Cuando entré solo había una sala de máquinas y el lugar para los bailes. Nosotros trabajamos en los eventos y la cantina la hacíamos con una lona. Yo trabajaba de mozo. Los bomberos hacíamos las sillas y las mesas. Uno venía y cortaba la madera, otro clavaba y un tercero daba la pintura”, mencionó.

Al indagar sobre su servicio de vocación, decía: “Nunca creí que llegaría a esta antigüedad”. Además, Delgado explicó que la camada de compañeros que ingresaron con él poco a poco se fueron retirando y su “orgullo más grande” fue cumplir medio siglo en la entidad. Por otra parte, contó sobre el anecdótico apodo que le había adjudicado Ferrazzi. “Perro sulquero, porque siempre iba detrás del negro Dosanto en los incendios. Cuando aplacaba el fuego, me daba la manguera y yo terminaba el trabajo. Mi mejor compañero fue Dosanto. Fue el que más me enseño y mi gran amigo”, recordaba.

Delgado vivió alrededor de 30 años en el primer chalet de bomberos. Tuvo dos hijas y la primera nació allí. Sobre su vocación, añadía: “El bombero voluntario no puede recibir ningún dinero de nadie por su tarea. El que quiera donar algo tiene que venir a la institución”.

El día de la inauguración del Destacamento, Roque estuvo presente. La conmemoración en su nombre fue digna de reconocimiento. Después de retirado, le preguntaron a Delgado si sentía deseos de volver a subir a una autobomba. “Si me llevan, yo voy. Aunque sea para estorbar. Aunque sea como ‘perro sulquero”, respondía riendo.

La historia detrás del segundo hogar de bomberos