Daiana Herrera (30) sabe mejor que nadie lo que es cuidar de un bebé prematuro. Es mamá de Zamir (5), Alba (3) y Sarah (2), tres niños que nacieron antes de tiempo.

Su peregrinar fue largo, pero nunca bajó los brazos. Eso hizo que hoy sus tres hijos gocen de excelente salud y puedan desenvolverse como cualquier otro niño.

Su primera experiencia como mamá fue con Zamir, que nació con 28 semanas de gestación. Pesó apenas 1100 gramos e incluso al poco tiempo de nacer bajó a los 900 gramos, lo que lo obligó a permanecer internado en Neonatología durante tres meses.

La fortaleza de criar a tres niños que nacieron prematuros

Tres largos meses

La historia comenzó en 2013, con el primer embarazo. “Al principio, queriendo quedar embarazada, estuve dos años buscando, logré quedar y me enteré que tenía un útero doble, que se llama bicorne, y algunos de sus riesgos eran el aborto o el parto prematuro. Pero todavía no lo sabía”, contó Daiana.

La joven mamá recordó que al poco tiempo de quedar embarazada de su primer hijo, allá por 2013, comenzó a sufrir complicaciones: “Ya a partir de los cuatro meses empiezo a tener pérdidas, la placenta mal implantada hacía que todo el embarazo fuera riesgoso. Aguanté lo más que pude internada hasta la semana 28 y nació Zamir, con 1100 gramos. Estuvo internado tres meses”.

La fortaleza de criar a tres niños que nacieron prematuros

A raíz de la falta de tiempo de maduración, el pequeño padeció varias complicaciones: “Tuvo varias complicaciones como la retinopatía del prematuro. La última semana que estuvo internado tuvo problemas con el ducto, el corazón. No podía succionar. Era estar ahí con él. Tuvo como tres paros respiratorios”, relató Daiana.

A pesar de ello, Zamir hoy tiene una vida normal y sin secuelas. “Va al jardín, ningún problema, está perfecto. Fue todo muy lento, al bajar tanto de peso nos costaba que vuelva a subir, aparte nunca agarró la teta, porque como tomaba por sonda tardó en hacer el proceso, pero salió adelante”, apuntó su mamá.

La fortaleza de criar a tres niños que nacieron prematuros

Las demás experiencias

La segunda experiencia fue con Alba, que nació en 2014 con 30 semanas. “Fue el mismo problema, que mi útero llega un momento que no tiene espacio suficiente y se genera el parto prematuro”, rememoró Daiana.

La mujer recordó que el proceso fue similar. Si bien pesó un poco más, llegando a los 1200 gramos y bajando hasta pesar un kilo, permaneció un mes y medio internada en Neonatología.

“Ya con oxígeno, ya un poco mejor que Zamir, no tuvo tantas complicaciones pero igual tomó leche por sonda, pasó por los controles de retinopatía, fue todo un proceso, de tener paciencia para que aprenda a hacer todas las cosas, ella aún no sabe succionar, entonces no la podés prender a la teta. Cuando es así les ponen chupetes para que vayan aprendiendo a lo que supuestamente deberían nacer sabiendo”, explicó. 

La fortaleza de criar a tres niños que nacieron prematuros

Con Sara, que nació en 2016, sucedió algo parecido. “Aguantó porque el útero se iba como agrandando, aguantó hasta la semana 31 pero seguía siendo chiquita. Pesó 1600 gramos, bajó a 1400, estuvo un mes para poder reincorporarse, poder respirar sin oxígeno. Todos los embarazos fueron muy controlados poniéndome inyección en los pulmones”, revivió su mamá.

Tiempos difíciles

Según Daiana, lo más difícil del proceso tuvo que ver con pasar tanto tiempo lejos de los pequeños. “Los sanatorios privados generalmente te dejan entrar solamente dos horas, uno está ahí afuera sacándose leche pero sin poder entrar para estar con ellos”, lamentó.

En el proceso fue muy importante el apoyo de los seres queridos. “La familia ayudó mucho, estaba con nosotros”, resaltó.

La fortaleza de criar a tres niños que nacieron prematuros

Además, destacó el acompañamiento de otros papás de prematuros, con quienes entablaron una relación que se mantiene hasta el día de hoy: “Hicimos un grupo con los mismos padres, entre nosotros tratábamos de contenernos, porque estábamos en la misma”.

Y agregó: “Hoy seguimos en contacto, nos juntamos en los cumpleaños de los nenes, todo el tiempo preguntamos cómo van progresando porque nacieron todos en la misma época. Nos vamos informando cómo va el otro, si ya hizo esto, lo otro, si ya dejó el pañal, si ya empezó a caminar. Igual cada uno tiene sus tiempos, solo que como tenemos la misma edad gestacional es como que nos refugiamos los unos en los otros”.

Por último, opinó: “Todavía falta la parte esa, de que esté más la madre, la familia, al menos un ratito. Vemos que en otros países sí se puede. Es una terapia, tampoco puede entrar todo el mundo, pero el contacto con los hermanos, la familia, para el bebé es mejor”.

Y concluyó: “Algunos enfermeros los ven como un paciente más, pero uno está dejando la vida ahí”.