Mónica Malano vio crecer a la Escuela 1199 de Frontera que en la actualidad la tiene como directora. En realidad, fue testigo de cuando nació allá en la década del ’70, después observó cómo se transformaba en el edificio actual y ahora trabaja para que crezca mucho más.  

La docente no pudo evitar emocionarse cuando habló de su escuela, esa que la tuvo sentada en los bancos, donde aprendió las primeras letras y a la que hoy administra contra viento y marea. Confiesa que se ve reflejada en el rostro de los chiquitos que asisten allí porque hay una Mónica niña que fue igual que ellos.  

En septiembre la Escuela Provincia de Santa Fe – su nombre no numérico – celebra 50 años de brindar educación a muchos niños de los barrios Este y Francucci, principalmente. Medio siglo ya transcurrió de esa institución que nació en una pequeña casa familiar porque, claro, las necesidades les suelen ganar a las obras de los gobiernos.  

“Es un honor festejar los 50 años y es muy trascendental. La historia se escribe todos los días, pero cuando hay una fecha así hay que frenar y empezar a recordar. Este año nos tocó a nosotros como equipo directivo”, dijo a El Periódico.  

La maestra habló y se emocionó, con mucho orgullo afirmó que es una ex alumna de la institución y por eso todo lo que hace es especial. Los estudios primarios los hizo en Frontera, luego pasó a la Escuela Normal, donde egresó no solo del secundario sino como maestra.  

En esta casa de calle 66 al 150 inició la Escuela Provincia de Santa Fe - N° 1119.
En esta casa de calle 66 al 150 inició la Escuela Provincia de Santa Fe - N° 1119.

Inicios 

La Escuela comenzó a funcionar en 1974. Malano empezó la primaria en 1978 y en ese momento estaban en una casa familia de calle 66 al 150 aproximadamente.   

“Había una parte de la casa de familia que era muy chiquita y en el patio había un aula prefabricada y un colectivo que nosotros le decíamos la casilla, donde también funcionaba un aula. Así nació la Escuela 1199 en 1974. Cuando nos mudamos a este edificio en 1980, yo estaba en tercero y fue toda una revolución porque esto era todo nuevo, todo bello”, recordó.  

Transición 

Aun le parece estar en el frente de la Escuela despidiendo con sus pequeñas manos el colectivo que funcionaba como aula. “Le dijimos chau en un acto que se hizo acá al frente sumamente emotivo, la Escuela ha nacido realmente desde esas instancias humildes totalmente”, recordó.  

Llegar a donde está ahora fue por medio de diversas gestiones que en ese momento encabezó el intendente Sebastián Civalero. El edificio se construyó en un terreno donado por la familia Francucci y antes de que se cambiara al Jardín Nucleado también tenía su área de educación preescolar.  

Actualmente recibe a niños de barrio Este donde está enclavado, pero también llegan desde San José y Francucci. Está envuelto en adornos hechos por los propios estudiantes, en la cartelería ellos intervienen y no hay detalle que se les escape.  

Una de las características que sobresale en la institución es que toda la ornamentación siempre es producción de los estudiantes.
Una de las características que sobresale en la institución es que toda la ornamentación siempre es producción de los estudiantes.

Nueva casa 

El edificio original tenía seis aulas, la dirección, el jardín de infantes aparte, y una salita de maestros. Con el tiempo se agregó el comedor escolar (1989), se cerró el patio y anexaron los espacios para Plástica y Tecnología.  

Mónica fue testigo de todo ello porque cuando terminó de formarse como docente empezó a trabajar allí en 1993. Empezó siendo suplente, luego titularizó y solo cuando llegó a directora debió trabajar en otra Escuela un año, pero después la designaron para su entrañable segundo hogar. 

Ahora es el rostro que recibe a 325 niños y niñas todos los días, a los que con su equipo directivo -que se completa con las vicedirectoras Silvina Bonetto (mañana) y Nanci Passanante (tarde)- les enseñan todo lo que pueden y un poco más.  

Por ejemplo, el comedor no es un espacio solo para ir a comer y tomar algo, forma parte de la identidad de la escuela porque les sirve para compartir.  

“En el comedor comparten el almuerzo, ellos son amigos desde que empieza el día que desayunan juntos. Y los de la tarde llegan a almorzar, después meriendan acá y ya se van. O sea que su vida transcurre mucho en esto que es una verdadera comunidad”, aseguró. 

Se preparan 

Todo este año tienen como premisa hacer que los 50 años sean inolvidables, que dejen marcada una huella a nivel interno, pero también en la comunidad. Para ello están reuniéndose con personas que se vincularon de alguna manera sea como docentes, alumnos, auxiliares o cooperadores.  

“Tenemos una cooperadora que no somos muchos, pero trabajamos codo a codo para lograr muchísimas cosas”, aseguró Malano. 

Muchos ya les han acercado fotos y otros participan de actividades que vinculan a los niños de ahora con quienes transitaron los mismos pasillos. Es por eso que la directora aseguró que están abiertas las puertas para quienes quieran acercarse y acompañar.  

El camino hasta el 12 de septiembre todavía tiene un largo trecho por delante. Ese día será el acto oficial y esperan también poder montar una exposición fotográfica con lo que se aporte. 

Trabajar así en comunidad es parte del sello de la escuela que Malano definió desde el punto de vista de la identidad. “Uno de nuestros lemas es, si lo podés soñar, lo podés lograr. Siempre nos guiamos por los sueños. Este año quisimos lograr que la escuela esté hermosa el día del aniversario, que es el 12 de septiembre, y así va a ser”.  

El equipo directivo que conduce la escuela actualmente.
El equipo directivo que conduce la escuela actualmente.