Mario Chiappero lleva 1930 kilómetros corridos en carreras. Lo hizo por suelos de la Patagonia, las Sierras de Córdoba, Mendoza, Rosario, Santa Fe, llegó hasta Ushuaia y claro que también maratoneó en su ciudad natal: San Francisco.

Tiene 42 años, es técnico químico recibido en la UTN de nuestra ciudad, aunque desde hace un tiempo vive y trabaja en Santo Tomé (Santa Fe).

En mayo de 2014, a raíz de una insuficiencia renal debió recibir un trasplante que pudo realizar gracias a su hermana Florencia que le donó un riñón. A partir de allí, su vida cambió –asegura- completamente dándole mayor prioridad a la actividad física. Y aunque suene a cliché, encontró en el running su “cable a tierra”.

“Me cambió la vida 180 grados. Una semana antes del trasplante me agitaba al subir 13 escalones y hoy estoy corriendo en la montaña carreras de 60 y 70k. Este año hice 110k en la Patagonia Run”, dice con orgullo.

- ¿Por qué en tu vida termina siendo necesario un trasplante de riñón?

- El trasplante renal fue hace ocho años (tenía 34). Pero los problemas me fueron detectados cuando tenía 13. A raíz de una hinchazón en los tobillos luego de una práctica de fútbol en el Club Defensores de Sportivo. Nunca lo olvidaré porque encima me perdí el Torneo Nacional de Baby de 1994. Mi diagnóstico de base fue una insuficiencia renal por glomérulo nefritis membrano proliferativa. Mediante una alimentación baja en proteínas y sodio, con una actividad física moderada, mantuve la enfermedad siempre controlada sin necesidad de llegar a diálisis. Luego de 20 años, cuando todos los controles estrictos ya no eran suficientes y la función renal seguía disminuyendo, en setiembre del 2013 se tomó la decisión de ir a trasplante para evitar la diálisis. Luego de una serie de estudios protocolares junto a mi donante, Florencia mi hermana, y luego de certificar la compatibilidad entre ambos del 50 por ciento, el día 27 de mayo del 2014 se realizó el trasplante. Esa cirugía cambió completamente mi vida.

- ¿En qué sentido?

- Meses después, en febrero del 2015, comencé a dedicarme a la actividad física para contrarrestar los efectos secundarios de los inmunosupresores. Desde esa fecha me he propuesto desafíos y objetivos que cumplir, siempre teniendo como prioridad cuidar mi estado de salud, habiendo logrado en octubre de 2016 correr mi primer maratón. Al mes siguiente competí en los Juegos Nacionales para trasplantados que se realizaron en Mendoza y donde logré hacer podio en casi todas las carreras de velocidad que realicé (cuarto en 100m, tercero en 200m, primero en 400m, segundo en 800m y segundo en posta 4x100m). Luego con el paso del tiempo, y a medida que se incrementaban los entrenamientos, fui por mayores desafíos incluyendo carreras de aventura, por lo general algunas se desarrollan en zonas de montaña y otras en zonas de bañados.

Varios circuitos

Chiappero corrió carreras de todo tipo y en diferentes suelos. Por citar algunas de las últimas, se destacan la ultra maratón en Yacanto (Córdoba) de 50k, en 2020, con ascenso al Cerro Champaquí incluido; un año después otros 50k en Ushuaia en lo que se denomina como la “Carrera del Fin del Mundo”, donde luego de 12 horas pudo cruzar el arco; también el año pasado logró uno de sus sueños: ascender al volcán Lanín, “una experiencia –considera- única y enriquecedora”. Y, este 2022, logró el gran sueño de completar los 110k de Patagonia Run.

Sin embargo, pese a todas las competencias en su haber había una que le faltaba y lo intrigaba participar: la maratón nudista de Tanti, en la que pudo competir hace un par de semanas y que cada año es furor.

- Te diste el gusto de correr sin ropa: ¿cómo fue la experiencia?

- Siempre quise conocer un lugar nudista y hace unos años me enteré que se hacía una carrera en ese lugar. Me coincidía con otras carreras y la iba postergando. Este año al ser feriado me propuse hacerla. Quería sentir ese despojo de correr desnudo.

Mario corrió la maratón nudista en Tanti.
Mario corrió la maratón nudista en Tanti.

- ¿Cero pudo en tu caso o algo había?

- Nunca tuve pudor con mi cuerpo aunque tenga las piernas llenas de estrías por la insuficiencia renal. Disfruto correr en la naturaleza, hacerlo desnudo era unificar criterios. Me encantó haberla hecho, pero porque además el lugar y el ambiente es muy ameno, estamos todos en la misma condición y el respeto es fundamental. Lo viví con mucha naturalidad aunque fue la primera vez. En ese lugar te das cuenta que el cuerpo pasa a segundo plano.

- Sos un privilegiado de haber recorrido paisajes de todo tipo como los que tiene este país.

- Sí. El hecho de correr en la montaña es magnífico. Poder disfrutar de tan bellos paisajes, llegar a lugares donde solo a través de una carrera podría ocurrir, de recibir el apoyo y aliento de otros corredores, o de la misma gente de la organización como del público en general le dan ese condimento extra que las hace únicas.

- ¿Qué te provoca correr y qué buscás también?

- Correr me genera mucha libertad, es mí cable a tierra. Conocer mí país a través de las carreras es una posibilidad que no muchos pueden tener y yo lo disfruto. Hay mucho compañerismo, solidaridad con los demás corredores. Es una experiencia única. Y en mi caso también es una forma de demostrar la importancia de la donación de órganos y agradecer la posibilidad que nos dan nuestros donantes para seguir celebrando la vida. En la vida hay obstáculos de todas las formas y tamaños posibles, pero lo importante es seguir adelante.